"ElEstos partidos ya no son lo que eran. Incluso el apasionado público de Vistalegre lo va comprendiendo. Pocos parecen recordar cuando ganar al eterno rival era poco menos que un milagro. Pero este Real Madrid, desde hace unos años, ya no da miedo a nadie. Un equipo deprimido, más triste que una canción de Sabina, al que más le valdría apuntarse a un torneo de tres para tres. Porque más allá de la tripleta Bennett-Fotsis-Kambala sólo se divisa un abismo, unas carencias clamorosas en el juego de equipo y una defensa frágil.

El Estudiantes, aquejado de una sonora crisis de juego y resultados, no podía tener mejor rival a la hora de remontar el vuelo que este Real Madrid que, aún en horas bajas, es el equipo que más ganas despierta tanto en los jugadores como en la afición colegial.

Empezó el partido con un espejismo. La salida en tromba de los blancos, liderados por Antonis Fotsis, un atípico jugador griego, tan sobrado de recursos técnicos como carente de pasión, fue pronto contrarrestada por un sonoro revés de los colegiales, que con un parcial de 20-2 se llevaban el primer cuarto con una diferencia cercana a los veinte puntos, agravada por las tres personales de Kambala.

A golpe de Bennett, apoyado por el pívot letón (que incomprensiblemente no vería ninguna falta más en su casillero hasta mediados del último cuarto), el equipo madridista mantenía el tipo ante un conjunto colegial sin ideas, que pronto vería como los madridistas volvían a meterse en el encuentro. Pero se sentó Bennett, bien acompañado en el banco por Kambala. Y, claro está, pasó lo que estaba escrito, el conjunto colegial se marchó al descanso seis arriba sin hacer nada especial para merecer esta ventaja, en un encuentro que por calidad parecía la clásica pachanga de solteros contra casados.

Nuevamente los blancos tomaban aire tras el descanso. Apoyados en el genial y teatral Bennett (este hombre tiene garantizado su puesto como especialista en películas de ficción, qué bien se cae al suelo) que se hartó de lanzar tiros libres ante la indignación del aburrido respetable, el equipo blanco conseguía mantenerse con vida a la espera de los diez últimos minutos de esta lenta agonía. Mientras, el Estu hacía los deberes con desidia, sin brillantez ni eficacia. Sólo así se puede explicar que el partido siguiera vivo (si es que se le puede llamar vida a semejante catatonia hecha baloncesto) en el último cuarto (64-57).

Don Quijote Elmer y su fornido escudero Sancho Kambala seguían su imposible quimera de introducir a su equipo en el partido, pero a este juego no se puede ganar sin aleros. Y ni Mumbrú (cada vez más desubicado) ni Herreros ni el especialista Stojic ni el base-escolta Victoriano (cada vez parece más un jugador sólo para el All Star) hicieron nada ante Jiménez y Jasen, que en un partido muy normalito se fueron ambos con dobles figuras. Entre sus dos estandartes y una zonita más o menos apañada, consiguieron amargar la vida a los colegiales, mal dirigidos por Brewer, empecinado en hacer la guerra por su cuenta y en demostrarle no se sabe qué al base madridista. Fue salir Azofra con el marcador en 70-67 y acabarse el partido. El veterano base colegial sacó la varita que guarda para los encuentros contra los blancos y sentó cátedra. Digamos que decidió empezar a hacer jugar a su equipo a falta de cinco minutos. En cuanto Estudiantes empezó a interpretar el ataque a zona con algo más que lanzamientos exteriores precipitados (dividiendo la zona, buscando a Felipe Reyes…) se hizo dueño y señor del encuentro, que finalmente terminaría con el ya citado marcador de 85-73.

El mejor del partido: Elmer Bennett

Solo ante el peligro. Lo de este hombre en este equipo empieza a adquirir dimensiones épicas. Él es la diferencia entre un equipo que luchará por entrar en los play Off y un equipo en puestos de descenso. Así de claro. Hoy no pudo hacerlo, pero no podemos hacer otra cosa que descubrirnos ante un hombre que cada vez tiene más claro que este Real Madrid es suyo y que sin él no es nada. Más le vale al equipo blanco que alguien más aparte de Fotsis y Kambala empiece a aportar, porque la temporada es muy larga.

La clave del partido

Lisa y llanamente. El Madrid juega sin aleros y no tiene recambios de garantías para sus tres tenores. Bueno está lejos de su nivel en Badalona, Reyes sencillamente no está y Hernández Sonseca está cada vez más cerca de Romero o Aldama que de ser la gran esperanza blanca.

Estudiantes no se debe confiar. Que esta victoria balsámica no les haga creer que ya están recuperados. Mucho les falta a los colegiales para igualar el juego vistoso de la temporada pasada. Al igual que en el Madrid, dependen de sus dos fenómenos, Don Carlos Jiménez (que acaba contrato este año) y Felipe Reyes, los únicos que mantienen cierta regularidad en un equipo absolutamente imprevisible.