Sin ánimo de ofender, que sí de incordiar, que para eso pagamos impuestos

Al hilo de la excelente -por crítica y concisa- nota de mi compañero Jaime Martínez Lafargue, sobre el comportamiento de TVE en los playoffs ACB, quisiera ahondar un poco más en el tema. Conste en acta, señor juez, que este artículo no fue premeditado. Pero anoche, viendo por TVE el tercer partido de la final 2004, no pude contenerme más, y para conservar íntegra mi salud mental me aferré a la libreta. Y empecé a escribir, a anotar todo lo que me chocara en la retransmisión. Lo que sigue es una transcripción suavizada, edulcorada, eufemística: no pondré palabrotas.

El ruido ambiente del Palau Blaugrana

Durante dos partidos hemos sufrido el infernal ambiente del Palau Blaugrana. Dolor de cabeza da, al punto de que hay que bajarle el volumen al televisor. Los comentarios se oyen como si estuvieran detrás de la grada, qué ambiente más adecuado para el baloncesto, que se viva así de intenso. Me gusta este juego. Y llega la serie a la Plaza de Toros de Vistalegre, y el comentarista, Pedro Barthe, repite sin cesar que apenas se oye a sí mismo, y eso que lleva auriculares caros. Vaya, pues yo en TVE no tengo ningún problema, el sonido de fondo es lineal y apenas sufre variaciones: acierto de los realizadores que van variándolo, para que no moleste. Ahora que lo pienso, en las semifinales, en el Fernando Buesa de Vitoria, tampoco había problemas de saturación de sonido con la señal de televisión.

¿Es la afición del Barcelona más ruidosa que la de Vitoria, la Demencia estudiantil o la de Málaga? De hecho, en Barcelona la afición es bastante "pija", seguro que mucho más que la de Badalona o Manresa, e infinitamente menos escandalosa, en número, color y sonido que la de los equipos citados, por poner ejemplos inmediatos y obvios: Tau, Estu y Unicaja. Todos sabemos que en el Palau sólo hay ruido de verdad cuando juegan contra el Real Madrid, independientemente de lo que haya en juego. A este respecto, ya publiqué varios artículos (contracrónicas) al respecto en la pasada Copa del Rey. En resumen: si la afición del Club de Fútbol Barcelona, sección baloncesto, no es la más ruidosa de España -al contrario: algo pija-, ¿por qué el sonido ambiente del Palau Blaugrana siempre es el más estridente por televisión?

Pedro Barthe Céspedes, fuera de Catalunya y narrando

Seguro que ya acabó aquel mito que decía que Pedro Barthe no podía narrar fuera de Catalunya, tras aquel desagradable incidente en Zaragoza. Y curiosamente no es Nacho Calvo el que ha ido a cubrir el partido en Madrid, como es habitual, sino el mismísimo Barthe, jefe de deportes de TVE y sempiterno presentador de Estadio2. Para mí es noticia, no sé cuántas veces ha ocurrido últimamente, pero seguro que no era habitual. ¿Por qué tanto tiempo sin salir de Catalunya a narrar? Pues por la obvia tendencia pro-barcelonista de Pedro Barthe. En el partido de ayer di con un doble ejemplo, que en esencia es el mismo: al final del primer tiempo, con 6" por jugar, Corey Brewer subía la bola. La robó Roger Grimau en una excelente acción defensiva, se fue solo a canasta y anotó. Sobre el comentario técnico, ninguna queja, perfecto: "dos que no ha anotado Brewer más dos de Grimau, cuatro puntos en menos de 6 segundos, que hacen que baje la ventaja de Estudiantes a 10 puntos al descanso…" Más tarde, al final del tercer cuarto, con 5" por jugar, es Nikola Loncar quien se va a jugar la última canasta. Con la mano del defensa en la cara tira un triple y anota. Comentario técnico: "" (no es un error: no hubo). Durante cinco largos segundos no se oye nada más que el ligero murmullo de fondo del pabellón -gracias al realizador, porque el escándalo debe de ser considerable. Por fin Barthe rompe el fuego: "Triple de Loncar sobre la bocina". Y cortan para anuncios.

Javier Imbroda, el comentarista técnico

Para apoyar con comentarios técnicos, Barthe y TVE han contratado a Javier Imbroda, ex técnico de Real Madrid, Unicaja y Selección Española. Hasta aquí, nada que decir: currículum fuera de toda duda. Además, parece un tipo menos serio que, pongamos, Juanito Corbalán, que tiene cara de reñir a cualquiera que se ponga por delante. En pocos minutos, Imbroda rompe moldes y sus comentarios -recordemos, del experto- son de los que dejan huella en el espectador. Veamos una conversación típica de ejemplo:
– [Barthe] Gran penetración y canasta de Navarro, que está rompiendo la defensa en zona de Pepu Hernández.
– [Imbroda] Sísí.

Sorprendido me quedé de la agudeza de dicha aportación. Aún tratando de descifrarla, un poco más tarde, otra muestra:
– [Barthe] Felipe anota su segunda canasta consecutiva; por fin está aportando cosas a Estudiantes.
– [Imbroda] Sísí. Felipe está haciendo grandes cosas.

Gran comentario, sisí: hasta doce veces le conté ayer en un cuarto, a más de uno por minuto. No di abasto a anotarlos en mi libreta. En determinado momento, oí decir a Imbroda otra frase de las que hacen pensar:
– Hay que ver las cosas que hace Navarro.

Sí que hay que verlas, porque desde luego no se pueden explicar. ¿Dónde estás, Juanma López Iturriaga? ¿Y ‘Jimix’ Jiménez? Romay, Nacho Solozábal, tantos jugadores de buen talante, mejor humor y conocedores del juego, repartidos por medios de comunicación menos inmediatos para el espectador de esta final que TVE. En fin. Pero que nadie lo olvide: la nómina de Imbroda y de Barthe la pagamos entre todos.

El colmo del directo y el diferido

En pleno último cuarto, cuando parece que el F.C.Barcelona puede remontar, la transmisión se corta para ofrecer uno de los eventos fundamentales para la vida de los españoles, imposible de emitir en diferido; tiene que ser en directo. No me refiero al triste atentado de Navarra, sino ¡al sorteo de la Bonoloto! Me dirijo a los señores rectores de la ACB, puesto que los de TVE ya sabemos que son sordos (al menos en el Palau): ¿está previsto en el contrato televisivo que corten la señal para que nos informen en directo de los seis números más el complementario? ¿Por qué no atrasan o adelantan el partido para que no coincida con tan magno evento?

No contentos con ello, más tarde durante el último y decisivo cuarto, y tras una falta personal de tiro, TVE vuelve a desconectar. Esta vez, para darnos unos anuncios, que son a fin de cuentas los que pagan el cotarro baloncestístico. Y vuelven… ¡cuando ya se han lanzado los libres y se está jugando en la otra media pista! Esto es increíble: ¿por qué no alargan un tiempo muerto en el pabellón, o los llaman sin tapujos "tiempos de TV", como en la NBA? En eso no hay problema, la gente que asiste al encuentro en el pabellón no se va a quejar porque dure un poco más (¡al contrario!). Pero perdernos tramos del partido por TVE… ¿para qué lo televisan? Al menos, que lo den en diferido, completo y sin cortes.

Una reflexión sobre las relaciones entre las reglas, el arbitraje y la televisión

Para finalizar, me gustaría repetir la reflexión sobre el tema de los tiros libres. La regla dice literalmente:

(…)
57.4. El lanzador de los tiros libres:
(…)
57.4.3. Soltará el balón antes de que transcurran cinco (5) segundos desde el momento en que uno de los árbitros lo ponga a su disposición.

¿Cuánto tarda en promedio el jugador ACB en tirar un libre? ¿Y cuánto el jugador que más tarda de toda Europa, Dejan Bodiroga? (Por cierto, también probablemente el jugador que más tiros libres lanza de toda Europa. Y él piensa que son muy pocos…) ¿Por qué se permite tanta demora? ¿Nadie se da cuenta del daño que se hace al baloncesto? En el artículo antes mencionado escribí: "Jaume Andreu (ex árbitro y Jefe de la Unidad de Deporte en la Dirección General de Educación y Cultura de la UE) apuntaba que en la NBA se tardan 14 segundos desde que se marca una falta hasta que se pone en marcha la bola de nuevo. En Europa, 35 segundos." Repito: ¿nadie se da cuenta del daño que esta pérdida de tiempo hace a este deporte? Todos conocemos a alguien, amiga/o o pareja o familar o lo que sea, que opina lo siguiente del baloncesto: "a mí lo que no me gusta es que pierden mucho tiempo con tanta falta y tiro libre, es aburrido".

"A mí lo que no me gusta es que pierden mucho tiempo con tanta falta y tiro libre, es aburrido"

Es fácil de resolver, señores árbitros de la ACB. Aunque sea a costa de azuzar un poco a una estrella como Bodiroga. Catorce segundos frente a 35. Piénsenlo.