Por tercer año consecutivo el Caja Laboral y el Regal Barça se verán las caras en la gran final de la ACB, al vencer en el quinto y decisivo encuentro el Baskonia al Real Madrid por 64 a 56. Finalmente el partido en Vistaalegre entre ambos equipos disputándose la segunda plaza y el factor cancha se ha tornado en decisivo, siendo un factor tremendamente valioso en esta serie ya que ambas escuadras lo han hecho valer y así son los vitorianos los que vuelven a la lucha por el título y dejando en blanco al ambicioso proyecto de Messina.

Además los vitorianos consiguen superar la maldición que les hacía perder todos los quintos partidos. Ciertamente lo hizo en su mejor partido de la serie.

El Baskonia salió desde el minuto uno dispuesto a cerrar la serie por la vía rápida, con gran velocidad en su juego y ejecutando una defensa muy fuerte que asfixiaba al Madrid que no encontraba opciones ofensivas. Los locales eran arrastrados por su público a liderar de forma prematura el partido por diez puntos.

Messina buscaba a Tomic, el gran héroe junto con Llull en los partidos de Madrid, pero realmente este no se encontraba tan a gusto con un Splitter que daba una exhibición en ambas zonas. El propio Llull, duda hasta el comienzo del partido, salía al rescate de su equipo por enésima vez en esta temporada, aún así el Baskonia, no se veía demasiado incomodado.

La vuelta de tuerca que buscaba Messina, surgió en el segundo cuarto, la intensidad creció exponencialmente y un par de pinceladas de los dos de siempre –Llull y Tomic– cerraban el partido. El Caja Laboral ya no se encontraba tan bien en la pista, ya no encontraban buenas opciones de ataque y les costaba anotar un mundo. Así llegamos al descanso con un paupérrimo 28-23.

El Real Madrid salió del vestuario más concienciado, pareciendo entender que el partido ya era a vida o muerte. Así unos extraordinarios Felipe Reyes y Sergio Llull, dieron la vuelta al marcador ante un Baskonia impotente que no veía el aro. Los madridistas atacaban con mucha fuerza el rebote ofensivo lo que les daba un plus ante la pobre actuación de sus exteriores, exceptuando Llull.

Entonces fue Herrmann, quien salió para insuflar oxigeno al Baskonia con cuatro puntos prácticamente seguidos que mantenían a los alaveses por encima con un cuarto por jugar.

Los madridistas volvían a dar con la tecla y por primera vez en el partido se colocaban gracias Velickovic por encima en el marcador. Eso fue un espejismo, porque a pesar del pundonor de sus jugador interiores, sacando muchas segundas opciones tras rebote, el Madrid fue incapaz de mantener el liderato cuando Splitter volvió a coger la guía y llevar al Baskonia a una posición muy cómoda con cuatro puntos y 6 minutos de juego.

Reyes seguía intentándolo pero un desconocido – Lior Eliyahu– se coló en la pista para con seis puntos consecutivos dar prácticamente la victoria al equipo local. La ventaja era ya de seis puntos y el tiempo era mínimo, pero el probablemente mejor jugador del Madrid esta temporada, no se daba por vencido intentándolo desde 6,25 en dos ocasiones, pero sin éxito, básicamente como todo el partido desde la línea de tres. Al final el menorquín se retiró de nuevo cojeando y el Baskonia se va a la gran final tras liderar el partido prácticamente los cuarenta minutos.