El Bàsquet Girona se encuentra en una posición relativamente cómoda en la tabla de clasificación, aunque muy lejos de los playoffs. El conjunto gerundense se encuentra decimotercero en la Liga Endesa con un balance negativo de 10-17 y con tres victorias por encima de los puestos de descenso. En este artículo vamos a repasar la historia de uno de sus jugadores más importantes, Yves Pons, que relata en una entrevista con El Periódico lo que tenido que sufrir para llegar a ser profesional en un equipo de la mayor competición del baloncesto español.
YVES PONS, UN SEGURO AÉREO PARA EL BÀSQUET GIRONA A BASE DE JAZZ
El ala-pívot francés fichó por el club gerundense el pasado verano procedente del ASVEL Villeurbanne. Con el paso del tiempo, Yves Pons se ha convertido en un pilar para Fotis Katsikaris, promediando 9 puntos, 4,9 rebotes y 0,5 asistencias por partido. Además, el interior es el tercero con más puntos de media por encuentro y el cuarto jugador de la plantilla con más minutos de media.
Desde que puso un pie en Girona, Yves Pons ha destacado por su físico y por sus saltos, capaz de elevarse 1,15 metros para machacar el aro o hacer tapones. En una entrevista con El Periódico, el francés explica cómo el jazz le ha ayudado a tener estas capacidades a la hora de jugar al baloncesto: “Bailar jazz ha ayudado a mi cuerpo a desarrollar los músculos que me permiten saltar alto y ser explosivo, es un tipo de danza muy atlética”.
YVES PONS Y UN INICIO COMPLICADO HASTA LLEGAR AL BÀSQUET GIRONA
A sus 24 años, Yves Pons es un trotamundos y su carrera ya ha tenido estancias en diferentes partes del mundo, llegando incluso a jugar en la NBA con los Memphis Grizzlies. Tras un paso por Estados Unidos, el francés decidió cruzar el charco hacia Europa hasta llegar al Girona esta temporada. Pons no tuvo una infancia sencilla, nacido en Cité Soleil (barrio más pobre de Haití), fue adoptado a los cuatro años por una familia francesa de artistas y creció con la música presente en el día a día, llegando a tocar el saxofón, la trompeta, la guitarra y el piano.
Pons recuerda su infancia a diario, sobre todo cuando lo está pasando mal, y agradece a la vida por cómo le ha permitido crecer hasta convertirse en jugador profesional: “Sé de dónde vengo, y pienso en ello siempre que me vienen momentos duros. Pienso en todos aquellos chicos que no tuvieron la oportunidad que yo tuve“.
YVES PONS Y UNA AFICIÓN SECRETA
El francés vive por y para el baloncesto, pero tiene una vía de escape para despejarse del día a día con el Bàsquet Girona. A parte de la música, que para él lo es todo, la fotografía es una afición que tiene el francés y que le hace evadirse de todo lo que le rodea: “Como, duermo y sueño con baloncesto. La fotografía es una manera de escapar de todo esto“.
Yves Pons ha comentado en la entrevista que le gustaría tener un estudio fotográfico una vez se retire del baloncesto profesional, ya que coger una cámara de fotos le saca una habilidad diferente: “Me encatan (la fotografía), es parte de la faceta artística que tengo dentro de mí y que reflejo a través de las fotos“.
YVES PONS: UN REFERENTE EN HAITÍ
Muchos de los niños de Haití ven a Yves Pons como un ejemplo a seguir por todo lo que ha peleado y trabajado hasta convertirse en un jugador de la ACB. El francés, con tal de ayudar a sus compatriotas, ha creado su propia fundación, Hoops Relief, en la que aporta material deportivo a los más jóvenes de su país y de Senegal. Así lo explica el propio protagonista: “Para mí es importante devolver a la comunidad todo lo que me ha dado. Muchos niños no pueden jugar a baloncesto porque no tienen las facilidades ni el equipamiento para hacerlo. Desde la fundación intentamos mejorar las vidas de los niños, darles esperanzas y ayudarlos a desarrollarse y que alcancen su sueño“.