Nadie daba un duro por ello, pero el destino quiso que, 3 años después, Real Madrid y F.C. Barcelona Lassa se reencontrasen en el Gran Canaria Arena luchando por el título de la Copa del Rey. El répoquer en la mente de unos, la oportunidad de un golpe sobre la mesa histórico para otros. Al final, el resultado completamente distinto para ambos: el Madrid, obligado a vencer a un Barcelona que llegaba muerto. Los blaugrana, sin presión. Con los deberes ya hechos.
Después de dos partidos con Luka Doncic saliendo desde el banquillo, Laso apostó por su pareja de bases como titulares ante un Thomas Heurtel que llegaba lanzado a por el MVP (16,5 puntos y 11,5 asistencias en los dos primeros partidos). Ninguno de los dos equipos tenía prisa. El Madrid desde el exterior y el Barcelona desde el interior, intentaban sacar provecho de las pocas ventajas que se permitían en los primeros compases.
En el encuentro de 2015, Ante Tomic se salió, con unos 40 de valoración que todavía son récord en una final del torneo. Arrancó este con 6 puntos sobre un Tavares que volvía a sufrir, pero Doncic igualaba al croata para dar las primeras ventajas al Real Madrid (14-10, min. 7). Las rotaciones favorecían a los blancos. Reyes primero y Thompkins después, con el primer triple de la final, provocaban un parcial de 13-3 que dos tiros libres de Ribas maquillaron al borde del final del primer cuarto (21-15).
Los blaugrana, de la mano de Pierre Oriola (al grito de MVP), salían con una marcha más en la reanudación. El duelo entre el de Tárrega y Reyes, uno de los iconos de estos compases, en los que el Barcelona empezaba a acusar demasiado la buena defensa de Taylor sobre sus bases. El Madrid, desacertado, no conseguía tampoco ampliar su renta (24-22, min. 14). Probó Laso con Gustavo Ayón, que volvía tras cuatro meses lesionado, recibiendo una ovación del Gran Canaria Arena, pero los de Pesic, con un Pau Ribas infalible (10 puntos y 16 de valoración en la primera mitad), conseguían su primera ventaja seria del partido (29-35 min. 18). Fue el ímpetu de Thompkins, el único que veía aro desde fuera de los suyos (2/2 para él, 0/7 el resto) y Taylor el que cortó la sequía anotadora para acercar a los suyos, pero ahí estuvo, como al inicio, Oriola, para clavar su segundo triple que ponía una justa ventaja para los suyos al descanso (34-40).
Gota a gota iba anotando Luka Doncic (sus 10 primeros puntos vinieron desde la línea), pero dos triples seguían estirando la renta. El parcial de salida era de 1-11 y daba el primer aviso serio del Barcelona Lassa (35-51, min. 22). Intentó reaccionar el Real Madrid pero el triple de Rudy era respondido por otro estratosférico de Sanders. Los porcentajes de tiro (30%) condenaban al Real Madrid, que trataba de buscar canastas fáciles para reengancharse (44-58, min. 27). Pero el Barcelona estaba en modo implacable y con una superioridad insultante en el rebote. Si Carroll conseguía anotar después de tres fallos blancos sin oposición, ahí estaba Claver para responder de nuevo. El Madrid lo intentó con una presión a toda pista que provocó varias pérdidas del Barcelona (6 en el tercer cuarto), pero Heurtel, como un puñal, anotó sobre la bocina y certificaba la media Copa que ya tenía el Barcelona (52-67, min. 30). El Madrid, sencillamente, irreconocible, con 41 de valoración global.
Lo siguió intentando el Real Madrid de la mano de Jaycee Carroll, que con tres triples en los primeros cuatro minutos invitaba a una remontada que parecía imposible (67-78, min. 34). El Barcelona Lassa seguía masacrando desde el rebote ofensivo (39 a 18 en el cómputo global. Una salvajada) y una canasta de Tomic ponía el 70-83 con menos de 4 minutos por jugarse. Ahora sí, estaba en sus manos. Un 6-0 seguía dando una mínima esperanza a un Madrid (con Doncic en el banquillo) negado a ceder su trono cuatro años después. Otra buena defensa de los blancos devolvió a Campazzo a la línea, que colocaba el 80-85 a 1:47 para el final. La presión empezaba a hacer titubear al Barcelona Lassa, que encontró sin embargo en Sanders al que tomase las riendas y, con una bandeja, dejase aparentemente cerrado el partido (82-89). El Madrid no dejó de creer y, a pesar de tenerlo perdido en varias ocasiones, llegó a colocarse con 90-92 a 11 segundos para el final. Oriola falló dos tiros libres y el Real Madrid llegó a tuvo una última oportunidad, pero Causeur falló el triple que podría haber traído el milagro de la Copa del Rey (90-92).
Masacre en el rebote. Un 24-39 que llegó a ser de 18-39. Los blaugrana, como hicieran en la semifinal de ayer ante Herbalife Gran Canaria, fueron una pesadilla en ambos aros. No dieron segundas opciones a un Madrid desacertado y ahí estuvo la clave de su triunfo. Ademñas, cabe destacar que salvo Moermann (7), el reparto estuvo muy equilibrado entre todos los miembros del equipo. Trabajo en grupo.
La fe ilimitada del Real Madrid. Anotaron 38 puntos y sumaron 49 de valoración en el último periodo. Cuando venían de hacer 41 en los tres primeros. Pablo Laso arriegó con Taylor y Thompkins como únicos interiores (junto a Campazzo, Carroll y Rudy) y a punto estuvo de ganar un partido que tuvo perdido varias veces. Una fe ilimitada digna del equipo que se había llevado las últimas 4 ediciones de la Copa del Rey.
El "efecto Pesic" hace al Barcelona campeón. "Limitar los conceptos, pero hacerlos bien". Es la premisa del entrenador nada más llegar a un equipo muerto. Recordemos que el serbio lleva 10 días llevando al equipo. Y le ha dado una Copa del Rey. Nadie esperaba una reacción tan grande de un grupo que ahora deja varias reflexiones. ¿Se acabaron los problemas? ¿Dónde estaba ese problema? ¿Cómo se ha solucionado? En cualquier caso, la respuesta ha sido un Barcelona Lassa tremendamente sólido durante tres partidos, en los que ha demostrado un carácter ganador inédito hasta este fin de semana.
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