Barcelona es una ciudad de baloncesto, no en vano, y mientras no se demuestre lo contrario, el C.E. Laietá es el equipo pionero del basket en nuestro país después de que el Padre (Eusebio) Millán, un escolapio de origen soriano, introdujese el deporte de la canasta en España tras pasar un tiempo de misionero en Cuba, donde lo había practicado. Mucho ha llovido desde entonces y sin embargo ni Barcelona, ni Cataluña en general se han desvinculado de esta relación, que como veremos a continuación, se ha profundizado con el tiempo.
1935
Aquello eran otros tiempos, Octubre de 1935, y eso lo demuestran las crónicas de la época, que hablan del baloncesto como un deporte al aire libre. No en vano, la fase final de aquella Copa, o como se denominaba entonces, Campeonato de España, se disputó al aire libre y lo hizo en las pistas de tenis de Monjuich. Los equipos que se iban a jugar el título, el Rayo, el Regimiento Nº13 de Infantería, el C.D. Laietà, el F.U.E. Valencia, la Societé Patrie y el Madrid C.F.
Los resultados de la primera jornada dejaban a las claras cuales iban a ser los equipos que se iban a disputar el título. Por una parte, el Patrie, que de deshacía con facilidad del Madrid, con un marcador de 35-10, accediendo directamente a la gran final. Por otra parte, el Rayo lograba la victoria en cuartos de final frente al Regimiento de Infantería por 41-6. El Rayo se veía doblemente perjudicado, por una parte, el sorteo había beneficiado al Patrie, que alcanzaba la final tras haber disputado únicamente un partido por otra parte, la climatología impedía que se disputara la jornada completa, por lo que tanto Rayo como el otro semifinalista, el Laietá, que había conseguido la victoria por 25-8 frente al F.U.E, se veían obligados a disputar su semifinal horas antes de la disputa de la gran final. Concretamente, la semifinal se disputaba a las doce de la mañana, mientras que la final se disputaba a las cuatro y veinte. Cierto es también, que el propio Patrie disputó un amistoso aquella mañana a las once frente al F.U.E.
En la semifinal, el Rayo logró el pase después de una brillante victoria ante el Laietá por 42-22. Nada tuvo que ver este resultado con la final, en la que se luchó hasta el final por alzarse con el campeonato, según se narra en los periódicos que estuvieron presentes en la final, la primera parte se decantaba claramente de parte del lado castellano por 9-2, mientras que en la segunda, lograba darle la vuelta al marcador el campeón catalán, para lograr finalmente la victoria por 23-19, destacando la actuación de Font por parte de los catalanes con 9 puntos y de E. Alonso en las filas del Rayo con 6.
Quedan como curiosidad, las entrevistas que se realiza por parte de Mundo Deportivo a los protagonistas del partido, entre ellos al árbitro, Manent, que se atrevía a decir “Creo que por lo disputada que ha ido la lucha, me ahorra el comentario. Ahora bien, las individualidades en los últimos minutos han producido el triunfo del Patrie”.
1940
Cinco años después y con la guerra civil de por medio, volvía la Copa a disputarse en Barcelona, lo hacía ahora bajo la denominación de Copa del Generalísimo y con ocho equipos en liza, C.B. Hospitalet, F.J. Murcia, Rayo Club M., S. Gimnástica, R.C.D. Español, Madrid C.F., C.B. Atlético Gracia y C.N. Helios. De ellos, el Español era el equipo anfitrión, en las nuevas instalaciones con que contaba el club en Sarriá, y los equipos que partían como favoritos, el Hospitalet, campeón de Cataluña y el Rayo, que llegaba como campeón de Castilla y España, además de contar con Pedro (Perico) Alonso, del que se decía “el mejor jugador que jamás tuvo España”. Curiosamente, la Copa de baloncesto se desarrollaba paralelamente a la de fútbol, en la que se enfrentaban Valencia y Español, partido del que se iba informando a los espectadores que poblaban las gradas de las instalaciones de Sarriá.
La primera jornada, la del 23 de Junio de 1940 dejaba las victorias, contundente por parte del Hospitalet, que lograba ganar por 64-19 al Murcia y del Rayo, con más problemas de los previstos frente a una combativa Gimnástica por 24-14. En la segunda jornada, disputada el 24 de Junio, la alegría llegó a las gradas de Sarriá con la victoria del equipo local, el Español frente al Madrid, con un marcador amplio, 31-14, mientras que el Atlético Gracia batía al C.N. Helios también con autoridad, 45-24 y dejaba clara la supremacía catalana en el deporte de la canasta, con tres de los cuatro semifinalistas.
Las semifinales enfrentaron por un lado a Hospitalet y Español, y por el otro a Rayo y Atlético Gracia. Y lo haría cinco días después de los cuartos de final, el 29 de Junio de 1940, permitiendo así que tanto las semifinales como la final de disputaran en fin de semana. Como demuestran los resultados y como nos cuentan los periódicos del momento, los partidos fueron de una igualdad máxima, el C.B. Hospitalet lograba ganar a los anfitriones, el R.C.D. Español por tan sólo un tanto, 19-18, mientras que el segundo finalista sería el Atlético Gracia, que conseguía vencer al vigente campeón, el Rayo Club M. por 18-22.
La final coincidía nuevamente con la de fútbol, que enfrentaba en Vallecas a Madrid y Español. Mientras el equipo catalán se alzaba con el título, en Barcelona, en las instalaciones del club en Sarriá, Hospitalet y Atlético Gracia se disputaban el título de baloncesto. Y como ya había pasado en el Campeonato de Cataluña, la victoria se iba a decantar del lado del Hospitalet en un partido de máxima igualdad que tan sólo pudo decidirse en los últimos instantes. Los hombres decisivos habían sido Sanahuja, que lograba 9 puntos y Maneja (al que apodaban “la flecha catalana”) con 6. Por parte del Atlético, Font destacaba con 8 puntos.
1945
La Copa había cambiado de formato, después de disputarse una serie de eliminatorias a comienzos de Junio de 1945 entre C.B. Hospitalet, U.D Montgat, Canoe N.C., Real Madrid, C.F. Barcelona y el C.D. Layetano (antiguo Laietá, al que se le obliga a cambiar de nombre). Tras esta liguilla, un buen puñado de partidos que enfrentaron a todos los equipos entre sí, la final la disputarían dos equipos catalanes, el C.F. Barcelona y el C.D. Layetano.
El 21 de Junio de 1945 se disputaba la final, en la cancha de la Gran Vía de Barcelona y en una velada que contaba con tres partidos y el Barcelona-Layetano como plato fuerte. No hay que olvidar que el equipo del Layetano llegaba como vigente campeón. Y lo cierto es que el partido no decepcionó y se consideró como “El partido del año”. Empezó fuerte el Layetano, que realizó unos primeros minutos soberbios hasta lograr colocarse con 20-8 en el marcador, hasta el 20-16 con el que se llegaba al descanso. La reacción de los azulgranas, lograba darle la vuelta al marcador para llegar a los instantes finales con ventaja por 24-31. Sin embargo, ni el tiempo muerto del Barça lograba frenar el ímpetu del Layetano que conseguía empatar el partido a 31 para forzar la prórroga tras el tiro errado por Navarrete justo antes del pitido final. La prórroga mantiene los mismos cauces, máxima igualdad en que el Layetano es capaz de encontrar respuesta a cada canasta de su rival hasta el final, en el que Manolín, anotando uno de sus dos tiros libres firma el marcador definitivo, 37-34 para el C.F. Barcelona, que logra así su segundo título copero.
1946
En Junio de 1946 la Copa volvía de nuevo a Barcelona. Y lo hacía una vez más para enfrentar a dos equipos catalantes, el C.F. Barcelona y el Montgat. En una competición larga y tras una liguilla interminable, finalmente las semifinales habían de enfrentar al Barça nuevamente frente al Layetano, ambos equipos seguían siendo punteros en el baloncesto nacional. Y de nuevo, la emoción iba a marcar el partido entre los dos equipos, que se llevaría finalmente el C.F. Barcelona por tan sólo dos puntos de diferencia, 28-30. El sorteo se presentaba benévolo en principio con el Real Madrid, que tenía que enfrentarse al Montgat, sin embargo, el equipo catalán tiraría de casta para llevarse el partido con una amplia diferencia, 52-34 en Montgat. La vuelta de semifinales se disputaría una semana después mientras el Montgat hacía los deberes en su visita a Madrid, perdiendo pero tan sólo por dos puntos, 39-41, para meterse en la final, el partido entre Barcelona y Layetano finalizaba con 33-31 para el antiguo Laietá, que obligó a la disputa de un tercer partido de desempate. El 15 de Junio, en Sarriá se disputaba el partido decisivo que debía discernir cual de los dos equipos jugaría la final frente al Montgat. Como no podía ser de otra manera, el partido estaría dominado por la emoción y el Barça se coló en la gran final después de ganar al Layetano por tan sólo un punto, 33-34.
La final, que según la prensa, pudo haberse disputado en Tetuán, se disputó finalmente en Barcelona y una vez más con dos equipos catalanes como protagonistas. El partido se llevó a cabo en el abarrotado coso taurino de Las Arenas, del que se habilitaron únicamente los tendidos de sombra. El partido, esta vez sí, lo ganó el C.F. Barcelona con comodidad, demostrando sobre el terreno de juego la superioridad que se le presuponía y logrando la victoria por 44-35 después de darle la vuelta al marcador con un gran Ferrando. Segunda copa consecutiva para los culés y tercera que llegaba a las vitrinas.
1950
Corría el año 1950 y la Copa del Generalísimo se celebraba una vez más en Barcelona, volvía a la plaza de toros de Las Arenas. Con un formato renovado, se iban a disputar en el mismo fin de semana y en el mismo escenario tanto las semifinales como la final.
En semifinales, los partidos enfrentaban al Liceo Francés (en el que había dado sus primeros pasos Raimundo Saporta) frente al Juventud de Badalona en la primera semifinal y al Real Madrid y C.F. Barcelona en la segunda. Ambos partidos ofrecieron una buena ración de emoción, que era lo mínimo que se podía esperar de la competición. El Joventud de Badalona lograba la victoria por 51-30 en un partido que se decidía en la segunda mitad y en el que los badaloneses poco a poco aumentaron su renta hasta los 21 puntos finales. Por su parte, mucho más igualado estuvo el \’clásico\’ entre Madrid y Barça, que se decantó del lado blaugrana por tan sólo un punto, 32-33 y en el que los merengues tuvieron incluso oportunidad de empatar con varios lanzamientos antes del final que erraron.
En una nueva final en Barcelona y entre equipos catalanes, la victoria fue de nuevo para el C.F. Barcelona, que mostró su superioridad ante el Joventud de Badalona, que tan sólo una vez consiguió situarse por delante en el marcador, con el 14-15, el resto del partido estuvo dominado por los azulgranas que se llevaron finalmente la victoria por 46-39, teniendo en Navarrete a su gran figura, con 15 puntos y a Kucharski con 14. Por parte de Joventud, los 17 de Oller no fueron suficientes.
1955
En Junio de 1955 se disputaba de nuevo la Copa del Generalísimo en Barcelona, y esta vez lo hacía bajo techo, en el Pabellón de Deportes. Las semifinales se presentaban como un doble duelo castellano-catalán, en busca de la hegemonía del baloncesto nacional. Además, quedaba en el aire la incógnita de saber si Estudiantes o Barça eran capaces de acabar con el dominio de Madrid y Joventud, que habían copado las tres últimas finales de Copa.
Finalmente no hubo sorpresas y por cuarta vez consecutiva, la final de la Copa iba a enfrentar al Real Madrid y al Joventud de Badalona. El equipo blanco había logrado la victoria por 49-39 ante un C.F. Barcelona que contaba en sus filas con jóvenes jugadores de talento pero que no pudieron con la experiencia y buen juego de su rival. Por su parte, el Joventud de Badalona tuvo que remontar frente al Estudiantes, que mostraba su mejor versión en los primeros minutos de partido con un parcial de 9-1 y una ventaja que llegó a ser de 20-11. A partir de ahí, el Juventud logró darle la vuelta al marcador, logrando primero la igualada a 20, siendo este el punto de inflexión del partido que concluiría con victoria verdinegra por 54-42.
La final, como no podía ser de otra manera, iba a ser igualada, especial durante los primeros compases en que ambos equipos se alternaban el liderazgo en el marcador hasta llegar al final de la primera parte con 24-23 favorable a los catalanes. La segunda parte tuvo un claro color verdinegro, con un Juventud que poco a poco iba ampliando su ventaja, logrando maniatar al ataque rival hasta el definitivo 59-44 con el que se cerraba el encuentro. Brunet, del Joventud, iba a ser el hombre del partido después de anotar 21 puntos.
1959
Aquella era ya la España de Bahamontes, de Andrés Gimeno y Manolo Santana y del Real Madrid de las Copas de Europa con Di Estefano a la cabeza. Era un país en el que el deporte empezaba a cobrar importancia y el baloncesto no quería ser menos. Otra vuelta de tuerca, una nueva cuña que sumar a la historia de los enfrentamientos entre Madrid y Barcelona marcaba el devenir de la Copa, esta vez en semifinales y a doble partido. Dos victorias para los blaugranas, por 68-63 en la ciudad condal y por 58-65 en Madrid. La otra semifinal era la de las cenicientas, dos equipos sin tradición, el C. Hesperia y el C.B. Aismalibar. La eliminatoria se iba a desarrollar de la forma más extraña posible, en la ida, ganaba el Hesperia por 71-48 y cuando parecía imposible la remontada, el Aismalibar, en casa, en Montcada, lograba darle la vuelta a la semifinal con un marcador de 72-42 para conseguir el pase a la final.
En la final, el C.F. Barcelona hizo buenos los pronósticos y logró alzarse con el título después de un partido en el que dominó durante la práctica totalidad del encuentro. Al final, la ventaja del equipo blaugrana se fue hasta los 14 puntos, 50-36 al término del partido en el que Bonareu fue el máximo anotador de los campeones con 18 puntos.
1962
La Copa del Generalísimo volvió a disputarse en Barcelona en Mayo de 1962, con varias novedades respecto a las ediciones anteriores disputadas en la ciudad condal. El escenario no era nuevo, el Palacio de los deportes, pero sí había novedad en el formato, ocho equipos enfrentados a partido único en tres rondas, cuartos, semifinales y final y todo ello en apenas tres dias. Además, el C.F. Barcelona, que había dominado en ediciones anteriores de la Copa disputadas en Barcelona, y que el año anterior había sido finalista, en esta ocasión ni siquiera se encontraba entre los ocho mejores.
La primera sesión se produjo el Viernes 4 de Mayo, desde las 19.30 de la tarde, en jornada continua se producían los emparejamientos, el primer partido, Picadero J.C. frente al C. Águilas, el segundo entre el Real Madrid y el C. Agromán, el tercero entre Juventud y el C.B. Aismalibar y finalmente, a las 23.30 como hora de comienzo, se cerraba la jornada de cuartos de final con el R.C.D. Español-Estudiantes. Esta primera jornada de más de cinco horas ininterrumpidas de baloncesto dejaron como resultado las victorias del equipo barcelonés del Picadero por 59-52, del Real Madrid por 88-64, de Estudiantes por 71-60 y la más sorprendente de todas, la del Aismalibar frente al Joventud por 65-54.
En semifinales, el Real Madrid se deshizo sin especial dificultad del Picadero, un partido que ya dominaban los merengues al descanso por 40-29 y que finalizó con un claro 76-55, un encuentro que le valió a los blancos salir ovacionados del Palacio de los deportes. La segunda semifinal llevó la decepción a los aficionados que se habían congregado en el Palacio, pues tras la derrota del Juventud, la gran mayoría de la grada se esforzaba en animar al Aismalibar. Sin embargo, el equipo de Montcada no pudo evitar lo que en aquel momento se consideró una sorpresa y es que el Estudiante se mostró muy superior a su rival en todo momento y logró llevarse el partido y el pase a la final por 41-58.
La final castellana empezaba muy de cara para el Real Madrid, que con fluidez en el ataque y una buena actitud defensiva lograba marcharse en el marcador al descanso, 51-24. Sin embargo, Estudiantes reaccionaba en la segunda mitad y si bien no lograba inquietar la victoria de los madridistas, si fue capaz de maquillar el marcador, pasando de un 72-50 con el que se entraba en los últimos cinco minutos, al 80-66 con el que concluyó el partido. El Madrid de los Emiliano (21 puntos), Lluis (12), Alocen (17), Sevillano (17) o Sainz (9) se coronaba por tercer año consecutivo frente a un Estudiantes que con nombres como Arroyo (14 puntos) o Ramos (24). El año siguiente, en San Sebastián, Estudiantes se tomaría la revancha.
1986
La última edición que se ha disputado en Barcelona hasta el día de hoy, lo hizo ya bajo el brillante manto de los colores que nos habían deslumbrado con la plata en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles, produciendo un auténtico boom en el baloncesto patrio, algo que por supuesto se pudo apreciar tanto dentro como fuera de la cancha. Los diarios deportivos habían multiplicado sus páginas desde aquella lejana primavera de comienzo de los 60, se había pasado de ocho o diez páginas a más de cuarenta, entre las cuales, siempre había hueco para un especial en el que desgranar cada mínimo detalle de la que ya había adquirido su nuevo nombre, la Copa del Rey.
Con el Palau Blaugrana engalanado y las cámaras de TVE relucientes para emitir los dos partidos de semifinales, que se antojaban apasionantes. Por una parte, el Ron Negrita-Joventut de los Jofresa, Maragall, Villacampa, Montero o Vecina, finalista en la edición anterior, frente al F.C. Barcelona de Sibilio, Solozábal, De la Cruz y Epi entre otros. En la otra semifinal, se veían las caras los dos últimos vencedores de la Copa, el Real Madrid, vigente campeón, que contaba en sus filas con nombres como Del Corral, Romay, Biriukov, Corbalán, Iturriaga, Wayne Robinson o la estrella del momento, el malogrado Fernando Martín. Por su parte, el CAI Zaragoza, que había ganado dos años antes como local al F.C. Barcelona, aspiraba de nuevo a la sorpresa con un equipo liderado por los hermanos Arcega, Riley y sobretodo por Chuck Aleksinas, que venía de endosarle 36 puntos al Español en la jornada liguera previa a la Copa.
Lo cierto es que el espectáculo que se vio sobre la cancha no decepcionó a nadie. El Barça se estrelló frente al Ron Negrita-Joventut. En un partido en el que habían comenzado mejor los azulgranas, llegando a ponerse 21-14 por delante, un parcial de 1-11 para los verdinegros cambiaba la dinámica y le daba la vuelta al marcador para ponerse 22-25 en el ecuador de la primera parte. Era el momento de Epi (que acabaría el partido con 36 puntos) y de Seara, entre ambos liderando un parcial de 11-0 que devolvía la tranquilidad a la parroquia local para llegar al descanso 63-56. En la segunda parte se mantuvo la igualdad en el marcador hasta que a falta de 52 segundos Stewart colocaba el empate a 109 en el marcador que forzaba la prórroga. En el tiempo extra, Joventut era capaz de maniatar el ataque del Barça y lograr la victoria por 115-120.
También necesitó de una prórroga la otra semifinal. En un partido que el CAI fue capaz de dominar durante prácticamente los cuarenta minutos, se empezaba con un parcial de 0-8 y una ventaja que se iba estirando hasta el 15-32 con el que se llegaba al ecuador de la primera parte, momento en el que Fernando Martín entraba por primera vez a la cancha, para lograr detener la racha de Aleksinas e igualar el partido, empate a 42 al descanso. Poco a poco el Madrid lograba asentarse en el partido y conseguía incluso ponerse por delante por primera vez en el partido, cogiendo una renta que parecía podía definir el partido, 78-73 a falta de tan sólo siete minutos para el final. Apareció en ese momento la buena estrella de Llorente, que liderando al equipo rojillo lograba darle la vuelta al marcador hasta el 81-91 con el que se entraba en los dos últimos minutos de partido. Sin saber muy bien como, el CAI veía como le conseguían empatar a 92 poco antes del final y el último lanzamiento a la desesperada de Llorente no lograba colarse en el aro, el partido se iba a la prórroga. El añadido se le atragantó al CAI, con un Manel Comas incrédulo en la banda, que no fue capaz de asumir la oportunidad perdida y el partido se acabó decantando del lado merengue por 100-96.
Dos días después de las semifinales se disputó la gran final que había de enfrentar a Ron Negrita-Joventut y Real Madrid. En un ambiente frío, tanto por la climatología (era 20 de Diciembre) como por la ausencia de público tras la eliminación del Barça, el partido volvió a dejar grandes dosis de emoción. Empezó el partido de cara para los verdinegros con un parcial de inicio de 2-10 con el Real notando en exceso la baja de Corbalán. Sin embargo, pronto lograrían los blancos encontrar la estabilidad que necesitaban en su juego para empatar primero (12-12) y conseguir darle la vuelta al marcador poco después, hasta el empate a 35 con el que se daba por concluida la primera parte. En la reanudación el Madrid trató de romper el partido con un primer tirón que llevó el marcador hasta el 42-37. Sin embargo, la alternancia en la posesión del ritmo de juego mantuvo la igualdad hasta el minuto treinta en el que Jiménez tras dos faltas en un abrir y cerrar de ojos era eliminado y se marchaba al banco. El partido había llegado a su fase decisiva con empate a 77 pero Joventut no pudo aguantar más, un error en la contra y posterior falta de Villacampa, que también se iba al banco acabó por decantar el encuentro, que se afeó por la dureza con que se emplearon ambos equipos y por la bronca con que el Palau Blaugrana acabó despidiendo al campeón, el Real Madrid que se llevó el partido por 87-79.
El palau sant jordi, la casa del basket
Aunque curiosamente esta será la primera Copa del Rey que se dispute en el Palau Sant Jordi, la historia de este recinto da para mucho y si por algo se distingue el Palau es por el aroma a baloncesto que recorre las instalaciones.
El primer gran torneo que se disputó, poco después de la inauguración, en 1990, fue el llamado Open McDonal\’s, un torneo ya extinto que reunía a algunos de los mejores equipos europeos del momento, que se enfrentaban además a un conjunto de la NBA. En aquella ocasión, los equipos elegidos fueron el F.C. Barcelona, el Pop 84 Split croata, el Scavollini Pesaro italiano y el representante de la liga norteamericana que fueron los NY Knicks, que a la postre se llevarían el torneo con Pat Ewing como MVP.
Después de los Juegos Olímpicos del 92, en los que se disputó tanto la gimnasia rítmica como las finales de balonmano y voleibol (el baloncesto se jugó en el Olimpic de Badalona), el siguiente reto fue el Eurobasket de 1997. Un torneo que se llevó Yugoslavia, que contaba en sus filas con los Djordjevic, Bodiroga, Danilovic o Rebraca entre otros, tras ganar en la final a la Italia de Myers, Fucka o Pittis. Un año más tarde, la Final Four de la Euroliga desembarcaba por primera vez en el Palau, la final enfrentó a la Virtus de Bolonia y al AEK Atenas, con victoria para los italianos por 58-44 con Zoran Savic como MVP.
Uno de los momentos más recordados (especialmente para la afición local), fue la Final Four de 2003, en la que el F.C. Barcelona se alzó con su primer cetro europeo. Los culés, eliminaron en semifinales al CSKA Moscú por 76-71 y con un público entregado, hicieron lo propio con la Benetton en la final por 65-76. Ese mismo año, ya en Octubre, el Barça se enfrentó en este mismo escenario a los Memphis Grizzlies de un jovencísimo Pau Gasol, que acabó siendo el mejor jugador del partido en la victoria de los norteamericanos por 80-91.
Desde entonces, se han disputado otros tres partidos más de similares características, en 2006, el F.C. Barcelona se enfrentó a Philadelphia 76ers, y que acabó con victoria del conjunto catalán por 104-99 en una exhibición de Juan Carlos Navarro. Dos años después y con motivo de una gira europea que les llevó por diversas capitales del viejo continente, la NBA volvía a aterrizar en Barcelona y esta vez lo hacía sin protagonista local, un partido entre Washington Wizards y New Orleans Hornets, que ganaron los Hornets por 102-80 con una gran actuación de Chris Paul. Y el último y más reciente, en 2010, entre el F.C. Barcelona y LA Lakers, en los que volvía a encontrarse Pau Gasol, aunque esta vez vestido de amarillo y con el anillo de campeón en la mano. Nueva victoria del Barça, que pretendía demostrar que el campeón de Europa era capaz de ganarle al campeón de la NBA y lo logró por 92-88.
El último gran evento baloncestístico celebrado en el Palau hasta la Copa, que llenará de basket el recinto barcelonés, tuvo lugar la pasada primavera, nuevamente la Final Four hacía acto de presencia en la ciudad condal de rebote, tras la renuncia de Turín. Y esta vez el único representante español fue el Real Madrid. Poca fortuna acompañó al equipo blanco en esta ocasión y Maccabi acabó con cualquier aspiración de los madridistas con una contundente victoria por 82-63. En la final, el equipo hebreo se vio las caras con Panathinaikos, el equipo dirigido por Zelko Obradovic, que se había deshecho de Montepaschi Siena en semifinales (77-69). La final destacó más por la emoción que por el juego y finalmente el equipo griego se llevó la victoria por 78-70, siendo Panathinaikos el último equipo en alzarse con un trofeo en el Palau hasta el próximo domingo.