Caja Laboral amarró el factor cancha en el siempre importantísimo primer partido al doblegar a un mejorado Real Madrid, que tuvo un tiro para conseguir liderar la serie en las manos de Bullock, pero como en toda la noche la suerte no le sonrió al hispano-americano.
El Real Madrid se recompuso de su eliminatoria ante el Cajasol, saliendo a la cancha con muchísima fuerza en ambos lados de la pista, dispuesto a callar a todas aquellas bocas que ya daban a los merengues por muertos. Supieron defender muy bien las mejores armas de los vitorianos, a pesar de que ofensivamente, tan solo era Splitter el que conseguía tener cierta nitidez sobre el juego de un equipo que parecía acomplejado y atenazado con el comienzo de las semifinales.
Ofensivamente el equipo madrileño tenía las cosas más claras, funcionando muy bien el juego de un center – Tomic– y dos forwards con Velickovic y Reyes.
Aún así el Baskonia consiguió empatar el partido a final del primer cuarto, aunque esto era un mero espejismo, ya que no encontraban su identidad y no eran capaces de igualar el tremendo nivel de contacto que exhibía el Real Madrid, lo cual se dejó notar en la pista, cuando colapsaron el ataque local por cuatro minutos. Además Bullock apuntillaba al Baskonia un poco más con su único triple del partido – acabó firmando un 1 de 8 en triples incluyendo el tiro decisivo -.
El Madrid parecía que salía de nuevo con fuerza en el tercer cuarto, ya con una ventaja de diez puntos que parecía que iba a ser muy dura de remontar para los de Ivanovic que aún no habían dado con un quinteto solvente.
La afición del Buesa subió un tono la intensidad y eso se transmitió en la pista, ya con un Caja Laboral que ya igualaba la intensidad y el contacto para voltear el marcador en los mejores momentos del partido de los locales. Todo fluía y sumía en un caos absoluto al Madrid que entonces miraba y remiraba y no encontraba a su desatascador por antonomasia, Sergio Llull – que no será forzado hasta que le remitan los dolores-.
Tomic, que estaba siendo de los mejores se cobraba su cuarta falta y el Baskonia volaba. Messina vio en esto una de las claves del partido, ya que “nos han perjudicado mucho los contactos en los que se veía involucrado Tomic, que solo ha jugado quince minutos. (…) Ha sido algo raro, lo han tratado como a un niño”.
Ambos equipos intercambiaban errores y algunos, los menos, aciertos, para mantener vibrante el choque. De igual a igual e intentando no cometer muchos errores propios porque esos eran castigados duramente. Así, ambos equipos dominaron sus rebotes defensivos a la perfección y el Baskonia conseguía minimizar casi al máximo las pérdidas en el segundo tiempo-
El Baskonia era quien llevaba la iniciativa en el último cuarto, aunque con ventajas como máximo de cuatro puntos, gracias en parte a un gran Brad Oleson, que ya olvidando sus dolores, rindió al máximo y dio en estos minutos siete puntos fundamentales a su equipo, además de una extraordinaria defensa durante todo el choque.
San Emeterio tenía posesión para poder dejar un colchón al Baskonia con un punto arriba y 25 segundos por jugar, pero perdió el balón y se le abría el cielo al Madrid, que tenía el tiro para ganar. La jugada no fue buena y Bullock tras amago lanzó un tiro no demasiado cómodo, pero que obviamente un jugador como él puede anotar, sin embargo se convirtió en su séptimo triple fallado y dio la victoria al Caja Laboral