Venía de una lesión complicada que no le había permitido rendir a su máximo nivel al inicio de campaña. Su estado físico sembró las dudas en algún aficionado, que dudaba de la conveniencia de su renovación. Sin embargo, desde hace jornadas Smith ha ido cogiendo el tono, ha puesto su muñeca a punto y de nuevo muestra la mejor versión que de él conocemos. Ayer superó los 20 puntos y, como ya hizo ante la Roma, fue decisivo. Junto a él, Hervelle, Mumbrú y un Felipe Reyes en proceso de recuperación de sus problemas lumbares (16 puntos y 4 rebotes) apuntalaron la victoria local. El resultado quizá resulte algo engañoso porque no fue hasta el tercer cuarto cuando los de Plaza consiguieron despegarse en el electrónico (del 44-38 del descanso se pasó a un definitivo 73-51 a falta de diez minutos). En el Madrid falta Louis Bullock, pero Smith ha sabido recoger su testigo y anotar los puntos necesarios para que los blancos no extrañen tanto a Sweet Lou. Cuando el genial escolta se recupere, la maquinaria estará prácticamente al completo y Plaza podrá disponer mejor de sus piezas. Y le hará falta profundidad de banquillo, dada la exigencia de las competiciones en las que partcipa.
Del lado visitante, elogiar su buena disposición en la cancha y su planteamiento de baloncesto alegre y sin tapujos. Al Granada le dio igual que su rival fuese el actual campeón de la ACB. Valdeolmillos fue atrevido porque tiene calidad para ello. Empezando por un genial base llamado Nicolás Gianella, que estuvo dando el callo hasta el último suspiro. La afición granadina puede estar tranquila, tienen un excelente director de juego. El partido también nos permitió ver la importancia de Borchardt en el, hasta ayer, colíder de la liga. El pívot norteamericano capturó un tercio de los rebotes de su equipo en tan sólo 20 minutos disputados. Con el encuentro decidio, Valedolmillos prefirió preservarle de cara a próximas batallas.
Hablabamos de rebotes porque fue uno de los factores determinantes del duelo. Frente a los 20 que capturó el Granada, el Madrid se fue hasta casi el doble, 38, lo que da buena muestra de la superioridad blanca en este apartado en la mañana de ayer.
El último cuarto fue un quiero y no puedo del Granada, impotente ante un Madrid que recuperó esas viejas sensaciones de baloncesto ofensivo con las que deleitó a su afición la camapaña pasada. El miércoles, en Euroliga, intentará refrendar esa buena tendencia.