Corría el 25 de junio de 2001 cuando un nuevo proyecto baloncestístico llamado Gipuzkoa Basket vio la luz en San Sebastián. Un club que con el paso de los años se ha ido afianzando en la máxima competición del baloncesto nacional pero con unos inicios nada fáciles. En la temporada 01/02 compitió en la LEB2 dirigido por Aitor Uriondo bajo el nombre de Datac GBC, pero una vez terminado el año hubo dos campañas de sequía y no fue hasta la 04/05 cuando el equipo volvió a las pistas, esta vez con el nombre de Bruesa GBC y Porfi Fisac de entrenador. La fase regular fue para enmarcar, logrando el segundo puesto en la tabla pero posteriormente cayó derrotado en cuartos de final en la lucha por el ascenso. Sin embargo, el conjunto donostiarra compró la plaza de LEB al Algeciras y dio un paso más en su lucha por llegar a lo más alto.

La temporada 05/06 marcaría un antes y un después en la historia del Gipuzkoa Basket. Con una meritoria 5ª plaza en la liga regular y toda una ciudad volcada en cada partido que su equipo jugaba en el Polideportivo Jose Antonio Gasca, poco importó que los donostiarras tuvieran el factor cancha en contra en todas sus eliminatorias del Playoff por el ascenso. Primero fue el Drac Inca y posteriormente llegó el líder de la liga, el León Caja España, pero los de Porfi Fisac tiraron de orgullo para terminar invictos la fase eliminatoria, consiguiendo así el primer ascenso a la ACB. La bandeja de Esteban Martínez para forzar la prórroga en el tercer partido ante el conjunto leonés pasó a la historia del club junto a jugadores como Devin Smith, Nacho Martín, David Doblas, Ricardo Úriz, etc. La locura se apoderó de todo un pabellón a reventar. La guinda a aquella fantástica temporada fue el título de campeón de la LEB Oro tras superar en la final al Polaris World CB Murcia.

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El primer año en la máxima categoría del baloncesto nacional no fue nada fácil. El GBC se mudó a Illumbe, una plaza de toros adaptada para la práctica del baloncesto, y raro era el encuentro en que no acudían 8.000 aficionados a disfrutar del equipo. La ilusión se palpaba en el ambiente. Lamentablemente, el equipo pagó la novatada y ocupó la última posición de la tabla clasificatoria, encajando en apenas un año su primer descenso a la categoría de plata. Porfi Fisac se despidió de la afición donostiarra asegurando nunca haberse sentido “tan jodido” y diciendo que aquella situación únicamente la podía comparar “con la muerte de mi padre”. Casi nada.

En la temporada 07/08 el elegido para dirigir la nave fue Pablo Laso, que llegó con el objetivo de intentar devolver al equipo a la ACB. A diferencia de la anterior experiencia en LEB, que la plantilla estaba más diseñada para salvar los muebles que para luchar por el ascenso, en esta ocasión llegaron jugadores curtidos en mil batallas como Andy Panko, posteriormente MVP de la competición, Bernard Hopkins y Carlos Andrade. En San Sebastián no influyó el hecho de dejar de jugar contra equipos como Real Madrid, Baskonia y compañía e Illumbe siguió siendo uno de los pabellones con más espectadores de España.

En la fase regular el GBC ocupó la tercera plaza y en el Playoff se vio las caras ante el Beirasar Rosalía de Brad Oleson para conseguir el billete a la Final Four de Cáceres, donde primeramente se enfrentó al Leche Rio Breogán y después al Tenerife Rural en la gran final. Aquel encuentro de altibajos cayó del lado de los guipuzcoanos y el 1 de junio de 2008 es otra de las fechas que nunca se olvidará entre los aficionados.

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Desde entonces ya son 8 temporadas consecutivas las que el Gipuzkoa Basket ha competido en la ACB. Afianzado en la máxima categoría de la mano de Pablo Laso, la mejor temporada del club fue la 11/12 consiguiendo la clasificación para la Copa del Rey y el Play Off por el título con Sito Alonso en la banda. Por si fuera poco, Andy Panko fue elegido MVP y Sergi Vidal le acompañó en el quinteto ideal de la campaña con el premio Actitud Azul. Sin embargo, el GBC empezó a notar la falta de apoyo -principalmente económico- cuando no pudo certificar aquel billete para disputar la Eurocup que tanto se ganó en el campo. Se presentaba un año complicado y así fue, puesto que jugadores destacados de la plantilla como Panko, Vidal y Jimmy Baron hicieron las maletas rumbo a equipos de mayor nivel y el conjunto donostiarra encajó el segundo descenso deportivo de su corta historia, aunque no llegó a materializarlo debido a que ningún equipo de LEB Oro pudo ascender. Vaya cambio de un año al otro…

A pesar de los malos resultados, la directiva siguió confiando en Sito Alonso, que cumplió una correcta tercera temporada en San Sebastián antes de optar por cambiar de aires. El nuevo casting de entrenadores tuvo a Jaume Ponsarnau como gran afortunado; un técnico especialista en sacar el máximo rendimiento a equipos de la zona baja que, lamentablemente, no consiguió los mismos resultados que en su anterior etapa en Manresa. La afluencia de público a Illumbe era cada vez menor. El equipo no enganchaba y los resultados no llegaban. Se perdió por completo la conexión equipo-afición de años atrás. Al final, un mal año y especialmente una desafortunada última jornada de la fase regular empujaron al equipo a otro descenso que tampoco se llegó a materializar.

Una pésima planificación, fichajes poco o nada ilusionantes, movimientos con muy poco sentido, Ponsarnau con la Selección y el GBC sin su entrenador principal hasta bien avanzada la pretemporada… La cosa no podía salir bien. El balance de 0-11 con el que arrancó la temporada 15/16 no fue casualidad y evidenció que el club no estaba en la categoría que le correspondía. Fue entonces cuando se optó por rescindir el contrato del entrenador para fichar a un viejo conocido: Porfi Fisac. El segoviano, líder indiscutible hasta el momento de la LEB Oro con el Palencia, dejó claro su amor por el club y se presentó con las siguientes palabras: “En mi vida he tenido dos clubes: Valladolid y GBC. Voy a luchar por el que me queda”.

Desde su llegada en la Jornada 9, cuando cogió el equipo con un doloroso 0-8 y, lo que era aún peor, totalmente desalmado, lo intentó y metió una marcha más a los jugadores, pero no fue suficiente. Por un momento pareció que con ciertos cambios en la plantilla se podría soñar con alcanzar el objetivo, aunque nada más lejos de la realidad porque el club volvió a mover ficha tarde. Los números de Porfi han sido de 7 victorias y 19 derrotas. Insuficientes para dar la vuelta a la situación. Como no podía ser de otra manera, el aspecto de Illumbe siguió empeorando hasta el punto de llegar a la irrisoria cifra de 1.056 espectadores ante el Unicaja. Y sí, soy consciente de que fueron varios los factores que provocaron esa asistencia, pero el dato ahí está.

Es curioso ver lo que puede cambiar la situación de un año a otro. Desde aquella inolvidable temporada 11/12 se ha ido perdiendo por completo la ilusión en un proyecto que deberá reinventarse este verano. Tres descensos en cuatro años no son fruto de la casualidad. El hecho de haber seguido durante los últimos años en la ACB de rebote no debe engañar a nadie. El GBC a día de hoy es un equipo de LEB Oro con la difícil tarea de reenganchar a la afición y, a partir de ahí, volver a luchar por estar entre los mejores. Toda esta reestructuración llevará su tiempo, pero muchas veces es mejor dar un paso atrás para posteriormente poder dar dos hacia adelante. Porfi Fisac conoce muy bien la categoría de plata y ha dejado claro en numerosas ocasiones que le encantaría seguir en San Sebastián. El club tiene un buen director de orquesta. Él es el hombre.