En Granada nadie da nada por perdido. A falta de dos jornadas para el final de la Liga Endesa, el Covirán Granada se agarra a una posibilidad remota en lo deportivo… y a otra muy real en lo económico. Tras encadenar dos victorias seguidas, los de Pablo Pin siguen con vida, aunque solo una combinación perfecta podría salvarles en la pista. Aun así, desde el club se trabaja como si la salvación aún fuera posible. Y quizás lo sea, incluso si no se logra sobre el parqué.

La única vía deportiva: ganar los dos y esperar el milagro

El escenario es claro: el Covirán Granada necesita ganar sus dos partidos restantes —este domingo ante el Real Madrid en el WiZink Center y la próxima jornada en casa frente al MoraBanc Andorra— y confiar en que el Bàsquet Girona pierda sus dos encuentros (contra el Barça y el Hiopos Lleida). Solo así, con un empate a victorias (11-23) y el basket-average ganado (2-0), los granadinos evitarían el descenso por tercera vez consecutiva.

 

 

Una derrota propia o una victoria del Girona en cualquiera de los partidos condenaría al Covirán. Pero el equipo sigue entrenando toda la semana con la misma intensidad, preparando el duelo del domingo ante el líder de la ACB como si fuera una final. Porque lo es.

Las cuentas de los despachos: un descenso… reversible

Pero hay otra vía, una menos épica y más pragmática: la de los despachos. La ACB no es solo baloncesto. Es también auditorías, garantías financieras y estructuras sólidas. Y ahí es donde el Covirán Granada podría tener una ventaja sobre los equipos que optan al ascenso en los Playoffs Primera FEB.

Una fuente consultada por Solobasket asegura que varios clubes de Primera FEB con opciones de ascenso podrían estar atravesando graves problemas económicos. El caso más crítico y claro es el del Fuenlabrada, con impagos a trabajadores reconocidos incluso por su propio entrenador, y cuya situación podría impedir su retorno a la ACB pese a su clasificación.

 

 

La historia (reciente) lo respalda: cuando subir no es tan simple

La normativa de acceso a la Liga Endesa es clara desde 2017: el club que ascienda debe aportar 488.000 euros en concepto de valor de participación, tener un presupuesto mínimo de 2,5 millones, aprobar una auditoría y convertirse en Sociedad Anónima Deportiva. No todos los aspirantes actuales cumplen esos requisitos, y algunos tienen expedientes abiertos que podrían retrasar —o impedir— su inscripción.

Casos como el del Ourense en 2015 o las dudas históricas sobre Obradoiro, Betis, Palencia o Estudiantes muestran que el ascenso no es automático, ni garantizado.

Coviran Granada, un club sin deudas… y con credibilidad

En este contexto, el Covirán Granada se ha ganado el respeto de la ACB por su gestión económica limpia. Nunca ha cerrado un ejercicio en rojo, ha cumplido con todas las normativas de control financiero y ha demostrado estabilidad incluso en medio de la presión deportiva. Si el descenso se confirma en la pista pero alguno de los ascendidos no logra superar el filtro económico, el club nazarí estaría en una posición privilegiada para conservar su plaza en la máxima categoría.

 

 

No es la situación ideal soñada. Pero en un ecosistema tan exigente como el de la ACB, donde el “milagro” muchas veces llega desde un despacho, no rendirse también es una forma de competir.