Hoy todos los titulares hablan de los dos conjuntos que han logrado el pase a la final de la Copa del Rey. Por una parte, la grata sorpresa de la presencia de Herbalife Gran Canaria. Paso a paso, el conjunto grancanario, con las instituciones volcadas en su proyecto, ha ido haciéndose un lugar en la elite del basket español, siendo la presencia de Aito García Reneses la guinda del pastel. Con el mítico entrenador madrileño, Herbalife Gran Canaria alcanza su segunda final en dos años, tras quedarse muy cerca de alzarse con la Eurocup de 2015. Por su parte, el Real Madrid, pese a las dudas y a los titubeos durante lo que llevamos de campaña, alcanza su decimoquinta final de 19 posibles desde que Pablo Laso dirige el Proyecto blanco. Motivos de sobra para sacar pecho.
Sin embargo, este artículo tiene como motivación loar el trabajo de los dos conjuntos que ayer se quedaron en la cuneta, a un paso de la final. Nos referimos a Dominion Bilbao Basket y Laboral Kutxa. Tras la decepción de la derrota y de la lógica tristeza, los seguidores de ambos clubes vascos tienen que levantar la cabeza y, mirando hacia atrás, sentirse realmente felices de la actual situación de su equipo.

Bilbao Basket estuvo en un tris de desaparecer en la primavera-verano de 2014, devorado por las múltiples deudas surgidas en años de nefasta y megalomaníaca gestión. El trabajo del conjunto de personas que sustituyeron a Gorka Arrinda en la dirección del club fue titánico en los despachos para intentar salvar al titanic bilbaíno de su hundimiento. Además se encontraron en el camino con una polémica expulsión de la ACB que trajo cola y que solo una decisión del TAD pudo remendar por defectos formales. Con el equipo salvado, pero con las arcas vacías y decenas de acreedores (que han tenido que sacrificar parte de lo adeudado), el futuro de Bilbao Basket era sombrío. La empresa Dominion fue la tabla de salvación y ejerció de efecto llamada para otras empresas que se han unido a un proyecto que vuelve a generar confianza. Haciendo auténticas filigranas financieras, Bilbao Basket vuelve a tener presente y futuro, pero todo supeditado a una travesía por el desierto durante un lustro para liquidar la deuda y con una economía de auténtica guerra.
Pues bendita travesía por el desierto. En la temporada y media del "nuevo" Bilbao Basket, los Hombres de Negro han conseguido finalizar en cuarta posición la fase regular de la temporada 2014-15 y alcanzar las semifinales de Copa del Rey en la presente edición. Con el proyecto deportivo en manos de un plenipotenciario Sito Alonso, que ha hecho de Dominion Bilbao Basket "su" equipo, y un núcleo de jugadores que se han convertido en una institución en el club (los Mumbrú, Hervelle, Raül López), los MIB son respetados por su capacidad competitiva y por ser una "marca" reconocible en el basket español. Ayer estuvieron muy cerca de noquear a Herbalife Gran Canaria cuando restaban 4 minutos para el final del tercer periodo y vencían por 19 puntos, pero les faltó fondo de armario: La segunda unidad no respondió y ahí se vieron las diferencias con respecto a una plantilla larga y bien armada como la de Herbalife Gran Canaria. Tras acariciarlo, tras tenerlo tan cerca, la decepción y la profunda desazón en un primer momento son lógicas y normales. Pero viendo los precedentes cercanos de la historia del equipo, lo logrado alcanza el nivel de auténtica hazaña.

Baskonia ha sido durante más de una década, la alternativa en mayúsculas a los dos clásicos del basket español. El conjunto vitoriano era un ejemplo de gestión y de afición, alcanzando hitos históricos impensables. Pero su pujanza se fue marchitando en el último lustro. El club vasco tardó en reaccionar al cambio de tendencia económica en el basket español y se vio hipotecado por contratos realizados en parámetros de otra épocas. El proyecto de Josean Querejeta tenía que ajustarse a la nueva situación y veía como Madrid y Barcelona se alejaban y como proyectos como Unicaja, Valencia Basket e, incluso, Herbalife Gran Canaria alcanzaban su capacidad presupuestaria. Laboral Kutxa tocaba fondo el pasado curso en una temporada para el olvido y descorazonadora para su afición.
Este verano se apostó por Velimir Perasovic para reflotar el olvidado "Carácter Baskonia" y se realizó un movimiento en el mercado que iba a cambiar el presente de Laboral Kutxa: tras cortar a OD Anosike, se puso a tiro un Ioannis Bourousis devaluado en el mercado tras un mal año en el Real Madrid. Con la dirección de uno desde el banquillo y del otro en la pista, Baskonia ha vuelto a ser el equipo ilusionante y alternativa de los grandes que fue hace no muchos años. La afición baskonista de nuevo sonríe, disfruta y sueña con el club de sus amores. Y ha vuelto a la Copa. La marea Baskonista ha sido la animadora de la Copa del Rey, dando ejemplo de amor por sus colores. Su equipo partía como uno de los favoritos al título, pero no pudo ser. Se encontró con uno de los mejores Real Madrid de la temporada y cayó con honores. En la capital de Euskadi, tras la lógica tristeza, también debe volver a reinar la alegría y el optimismo. El Baskonia ha vuelto. Y el basket español lo necesitaba.
La afición del Laboral Kutxa @Baskonia, incansable. Continúa al grito de "¡Baskonia!". pic.twitter.com/3fUJLJbHqz
— #CopaACB (@ACBCOM) febrero 20, 2016