"He decidido hacer falta porque siempre quiero el último balón". Son declaraciones del entrenador de Bilbao Basket Rafa Pueyo tras la derrota de su equipo en Fuenlabrada producida en un final apretado.

Este es el relato de los hechos en ese tramo final caliente:

A 23 segundos para el final, una bandeja de Raül López igualaba el marcador del Fernando Martín a 72. Restaba una posesión y el técnico bilbaíno decidió hacer falta para llevar a los tiros libres al conjunto local y tener la última posesión para decidir el resultado final. Andy Panko fue objeto de falta. El norteamericano no falló y sumó dos aciertos, dejando el luminoso en 74-72. Bilbao Basket agotó prácticamente la posesión para dejarlo todo en manos, de nuevo, de Raül López, que fallaría el triple ganador. Posteriormente, otra vez los tiros libres de Panko, que fallaría uno, dejando aún una mínima posibilidad a los Hombres de Negro de llevar el partido a la prórroga. Sería el propio Panko el que interceptaría el intento a la desesparada del López.

La apuesta del técnico bilbaíno fue fallida, pero coherente con decisiones tomadas en similares situaciones. También ante los Sixers decidió hacer falta con tablas en el marcador para tener la última bola. También aquíu, Spencer Hawes no fallaría sus intentos y el tiro ganador de Raül López no acabaría entrando.

Cada vez que en el basket se vive una situación de esta naturaleza, se crea un amplio debate sobre la decisión más adecuada a tomar. Bien la que podría ser más arriesgada, es decir, provocar la falta y esperar que el rival falle desde la línea de tiros libre, teniendo, en el peor de los casos, siempre la oportunidad de la última posesión para ganar el partido. Bien, dejarlo todo en manos de una buena defensa que permita que el rival no anote y, en el mejor de los casos, aún tener tiempo para una última oportunidad de llevarte el partido.

No existe una fórmula mágica que pueda ofrecernos una respuesta definitiva a este dilema. Puede depender de variables que van desde las características del propio equipo; es decir, de su capacidad e intensidad defensiva, por un lado; como del talento individual de sus jugadores para decidir en el clutch time. Otro elemento a tener en cuenta es el propio contexto del partido. Su devenir; el equipo que viene desde atrás pegando fuerte, el cansancio físico e, incluso, el jugar en propia pista o en cancha contraria. Y evidentemente, en caso de hacer falta, elegir cuidadosamente a la víctima que vaya a llevarse al tiro libre.

Jugársela al todo o nada defensivo puede dejar a tu equipo sin margen de reacción en caso de anotar el rival prácticamente sobre la bocina. Tener siempre la última bola, a la yugoslava, te permite tener el control de la situación y depender de ti mismo. Pero, a su vez, parece una opción más arriesgada.

Tenemos casos en los que decisiones como las de Pueyo han salido a pedir de boca. Recordemos la victoria in extremis de Real Madrid ante Zalgiris en el Top16 del curso pasado. Con empate en el marcador, los de Laso provocaron la falta. El actual jugador de Valencia Basket Oliver Lafayette anotó los dos, pero los blancos sacarían petróleo del ultimo balón, logrando Sergio Rodríguez una recordada canasta ganadora desde más allá del 6.75.

En estas situaciones, ¿qué harían nuestros lectores?