Ni mérito absoluto de unos, ni demérito total de los otros. Todo se juntó. La pesadilla que sufrieron los aficionados del Pamesa que decidieron pasar el domingo por la mañana en la Fuente de San Luís tuvo mucho que ver con el mal papel de los suyos… pero también con uno de los mejores partidos que ha jugado Akasvayu esta temporada.

Y es que se había forjado una pequeña rivalidad entre estos dos equipos, sobre todo desde el punto de vista gerundense. El Pamesa había vencido los dos anteriores partidos entre estos dos conjuntos; el primero en cancha del Akasvayu en la primera fase de la liga y el segundo en Madrid, en los cuartos de la Copa.

De aquel partido copero en especial salió muy tocado todo el conjunto de Edu Torres, porque los de Casas dieron una imagen que nada tuvo que ver con la mostrada ayer domingo en la Fonteta. El peor parado de aquel duelo fue -Edu Torres aparte- Fran Vázquez. El pívot se quedó en cero puntos en una actuación para olvidar y se le pudo ver con cara de fastidio y desolación en el banquillo en aquel partido. Aquella espina se le quedó clavada a Fran Vázquez que no está teniendo una temporada acorde al status (también salarial) de estrella con el que llegó a Girona.

Así que Pamesa y Akasvayu se volvían a ver las caras y los pupilos de Torres no estaban dispuestos a ser vencidos de nuevo por los de Casas. Con esa predisposición comenzó el partido 2-4, 2-6, 2-8… y al Pamesa no le entraba nada.

Casas apostó por jugar sus primeros sistemas para los pívots -como suele hacer en cada partido- y aprovechar así la movilidad y calidad ofensiva de Garcés y Dikoudis. Sin embargo, desde ese primer instante Dueñas y Vázquez supusieron un muro infranqueable para los jugadores locales. Ni los mencionados pívots ni los jugadores exteriores, empecinados en penetrar para chocar con los los centímetros de los pívots de Akasvayu, encontraban el camino.

Ya era tarde para reaccionar. Los tiros exteriores se plantearon como alternativa pero no quisieron entrar. Así, Pamesa completó un primer cuarto para olvidar. Cuatro puntos anotados, dos de ellos de tiros libres, con una serie de 1/10 en tiros de dos y 0/7 triples. Quizás era demasiado castigo para un equipo muy tocado psicológicamente que no soportó ver como las cosas venían mal dadas desde el principio.

El -6 de valoración acumulado soliviantó al público presente que ¡comenzó a marcharse! Ya no había vuelta a atrás. Por aquel entonces el protagonista de esta historia, Fran Vázquez, acumulaba 6 puntos, 5 rebotes y 2 tapones.

Nada cambió en el segundo cuarto, 11 puntos más del Pamesa (cuatro canastas de dos y un triple). Esta vez sí perdiendo balones y esfumándose cualquier atisbo de equipo. Casas gritaba, hacía cambios… El público silbaba y desfilaba por los vomitorios en busca de la paella dominical que aliviase las penas.

La segunda parte fue un mero trámite; nadie confiaba en la milagrosa remontada local y el Akasvayu se dedicó a rematar la faena. Incluso el Pamesa ganó los segundo 20 minutos por 34 a 31. Tiempo de juego para Stoykov, Goldwire poca cosa… y a aguantar el chaparrón.

Fran Vázquez acabó con 14 puntos, 12 rebotes y 6 tapones para una valoración superior a la de todo el Pamesa, 34 a 28. Con un Fran Vázquez así, tenemos juego interior para rato en Japón.

La hecatombe del Pamesa y el enfado monumental de Ricard Casas

Seis jugadores con valoración negativa. Desastroso debut de Goldwire. Estrepitosos porcentajes en el tiro (16/43 de dos para un 37% y ¡3/26! triples para un ¡12%!). En el resto la estadística estuvo incluso igualada: rebotes, pérdidas, faltas… salvo en asistencias, claro.

Tras el descanso se rumoreaba que Juan Roig había tratado de acceder al vestuario en la media parte y que se había producido un encontronazo entre el presidente y el técnico. La conversación -no confirmada- que se presuponía venía a indicar que Casas había pedido a Roig que no molestase a los jugadores durante el descanso y éste se había marchado enfadado dando un portazo. Casas aseguró que “nadie entra en el descanso en el vestuario en todo el año, ni hoy tampoco” y no había tenido noticias de que Juan Roig lo hubiese intentado.

Eso sí, a la conclusión del partido el técnico, el presidente y Víctor Sendra -director general del club- estuvieron reunidos largo tiempo antes de la rueda de prensa de Casas, en la que dijo que “la reunión entre Sendra y Roig ha sido sobre el partido y no voy a hacerla pública.” Quizás se preguntaran cómo se había llegado a una situación en la que el público pedía “Sendra, dimisión”, lo nunca visto.

Los motivos que dio Casas se centraron en algunos jugadores, quienes “sólo piensan en cobrar. No entiendo que no se impliquen más y demos más de lo que estamos dando. Nunca me había pasado en mi carrera. Es lamentable que nos tomemos el trabajo como algo en lo que se cobra y no se pone todo en el partido. El partido ha sido malo y desastroso, no se puede valorar más que como una vergüenza colectiva.”

¿Soluciones? “Dar un paso más en el trabajo. Si cada uno suma algo más, la solución existe. Todos tienen una responsabilidad ¡Mucha tontería!”, concluyó Casas.

La larga reunión tras el partido levantó las dudas sobre la continuidad de Casas al frente del banquillo. Al ser preguntado por esto, el entrenador del Pamesa afirmó que “creo que tengo la confianza de la directiva y creo que no he perdido la confianza de los jugadores.”