Tenía el destino que elegir a un nuevo campeón de la Euroliga Femenina. A priori, ya había un ganador claro, el baloncesto femenino español. En la cancha dos estilos, tanto dentro como fuera de la cancha y dos historias muy diferentes. Ciudad Ros Casares, el todopoderoso, el equipo de presupuesto infinito que cuenta en sus filas con algunas de las mejores jugadoras del mundo, eterno aspirante a un trofeo que se le había resistido durante largo tiempo. En frente, Rivas, el modesto, el equipo plagado con una mezcla de jugadoras jóvenes y veteranos, con un puñado de jugadoras nacionales, la sopresa, la cenicienta, el equipo que llegaba para dejar buena imagen y acababa plantándose en la final. Y los dos ofrecieron un gran espectáculo, ganó el baloncesto, el femenino, que encontró durante unos días la atención que se le niega habitualmente. Pero al final, la copa la alzó Ros Casares.

En una final española, las españolas han de ser las protagonistas. Eso debió pensar Silvia Domínguez, la única jugadora nacional (de nacimiento) que figuraba en el cinco inicial de Ros Casares y que lograba seis de los primeros ocho puntos de su equipo para romper el esquema defensivo de Rivas con suma facilidad. Precisamente eran seis los puntos de diferencia los que obligaron a Miguel Méndez a parar el partido por primera vez, un 6-12 que preocupaba sobremanera al bando madrileño. Tras el tiempo muerto reaccionaban las ripenses pese a no lograr dominar el tempo del partido, que recaía sobre el equipo valenciano, en el que además comenzaban a aparecer las interiores, evidenciando su superioridad, tanto en el caso de Lyttle como, especialmente, de Wauters. Resistía Rivas gracias a sus americanas, tanto Jones como Carson, aguantaban al equipo madrileño en el partido, al que habían de sujetarse con uñas y dientes. Al final del primer cuarto, 18-20.

Precisamente Jones empataba el partido a 20 en el comienzo del segundo parcial para inaugurar una fase de intercambio de canastas. Ros buscaba a sus interiores, ahora Lyttle y Yacoubou, mientras que Rivas ofrecía un juego coral en el que todas se mostraban en un gran nivel de acierto. El partido se frenaba en seco a base de faltas ofensivas, especial atención a Yacoubou que cometía dos consecutivas y otra para Jackson, que no sólo frenaban el ritmo, sino que permitían a Rivas ponerse por delante por primera vez en el encuentro, aprovechando el acierto de Aguilar y Cruz, 30-28 y el partido que se paraba a 3.49 para el descanso. No surtía efecto el tiempo muerto y Ros seguía incapaz de controlar el partido, que se ponía de cara para Rivas, con oficio y acierto hacía camino hasta una máxima de cinco, 35-30. Reducía diferencias el equipo valenciano con tres tiros libres anotados por Dominguez pero una canasta sobre la bocina de Nicholls dejaba el marcador en el definitivo 37-33 con el que se llegaba al descanso.

Ros Casares tenía que reaccionar y parecía Lyttle la jugadora elegida para cambiar el signo del partido, cuatro puntos para comenzar la segunda parte que servían como aviso, pero que no conseguían reducir distancias ante el acierto superlativo que mostraba el equipo madrileño. En el intercambio de canastas de los primeros instantes del tercer cuarto se veían síntomas contradictorios en los dos equipos, empezaban los nervios en Ros mientras que Rivas sabía que tan sólo podía llegar a la victoria a través de la paciencia en cada jugada. Aparecía Aguilar para anotar de tres para poner de nuevo cinco arriba a las madrileñas y respuesta, otra vez de Lyttle, el partido se ponía precioso. El peso del juego de Ros se centraba en sus interiores y así le daban la vuelta al marcador, para situarse 48-49 a dos y medio para el final del cuarto. El partido había cambiado claramente, pese a lo cual, Rivas era capaz de mantenerse en el partido después de más de cinco minutos sin anotar, 48-51 a diez para el final.

Volvía Jones a pista para acabar con la sequía de Rivas en el comienzo del último parcial. Llegaba la hora de los valientes y aparecían nombres desaparecidos hasta entonces, Valdemoro y Moore por ejemplo. Precisamente la jugadora norteamericana anotaba cuatro puntos consecutivos para abrir una brecha que a estas alturas de partido podía ser definitiva, 52-57 a 5.21 para el final, y Méndez paraba el partido. Recuperación y contragolpe para otros dos puntos de Moore que aparecía cuando más lo necesitaba su equipo. Volvía a anotar Ros, esta vez a través de Vesela y nuevamente por parte de Yacoubou, 52-63 y el partido que empezaba a decantarse de forma clara hacia el conjunto valenciano, cuyo fondo de armario sin fin se hacía notar en estos decisivos instantes. Sólo el carácter mantenía a Rivas en el partido pese a ver como el sueño se le escapaba de las manos, pese a contar finalmente con la MVP del torneo, Jones. En el banquillo rival, todo lo contrario, las lágrimas florecían, en este caso de alegría y las sonrisas se generalizaban entre las jugadoras que saltaban nerviosas. Para Ros, un hito, poder lograr al fin un título que llevaba tantos años ansiando. Al final 52-65 y la Euroliga Femenina que viaja hasta Valencia.