Cuando Fernando San Emeterio destacaba en categorías inferiores siendo un gran anotador, mucha gente dudaba de su capacidad para triunfar en la élite. Se comentaba que era lento, que a pesar de casi alcanzar los dos metros no era explosivo, que no tenía salto, y además no era un tirador fiable. Que dominaba a los de su edad por su físico, muy fuerte para ser un alero, pero que al jugar con los mayores, esas entradas que hacía a cámara lenta iban a ser fáciles de defender.

A Fernando esos comentarios no le afectaron, o quizás sí lo hicieron, pero solo como motivación extra para trabajar aún más duro. Debutó en ACB en la temporada 2001/2002 en el equipo en el que se había formado, el Fórum Filatélico de Valladolid. Allí estuvo 5 temporadas en las que su rendimiento e importancia fue creciendo año a año hasta convertirse en uno de los aleros más prometedores de la ACB y fichar por el ambicioso proyecto del Akasvayu Girona con el que ganó una FIBA Eurocup y fue subcampeón de una ULEB Cup.
Pero la burbuja de Akasvayu reventó y eso llevó a Saneme al momento más importante de su carrera: su fichaje por Baskonia. En Vitoria ha fraguado la mayor parte de su leyenda y es su etapa más exitosa hasta el momento. Pero su inicio no fue fácil. En su primera temporada, Dusko Ivanovic, no confiaba demasiado en el jugador cántabro y todo el mundo lo veía más fuera que dentro para el siguiente año. Pero Fernando se volvió a poner el mono de trabajo (realmente no se lo ha quitado nunca a lo largo de su carrera) y consiguió cambiar la opinión del sargento de hierro. Se convirtió en uno de los ídolos de la gran afición vitoriana y cuajó una gran temporada, culminada con el 2+1 más famoso de la historia del baloncesto ACB para conseguir una de las grandes sorpresas de la historia de la Liga: la victoria de Caja Laboral sobre el F.C. Barcelona de la segunda Euroliga.
youtube://v/wHt9lI2-gmw

Saneme se había ganado ya un lugar en los anales de la liga y en el corazón del público baskonista y siguió labrando su historia durante 5 temporadas más. Fueron un total de 7 los años que permaneció en Vitoria y donde contribuyó a labrar la leyenda del conocido como “carácter Baskonia” que se podría definir de varias maneras y todas coinciden con los rasgos de Fernando: no rendirse nunca, no dar por perdido ningún partido sea cual sea el rival que se tiene en frente, darlo todo en la cancha, echarle carácter y valor donde faltan centímetros o acierto, ir a por todas y como diría Andrés Montes, “ganarse el pan con el sudor de la frente”.
Pero el baloncesto moderno no entiende de romanticismos y todas las historias de amor, por bellas que sean, se acaban, normalmente marcadas por el vil metal. En un momento de reestructuración económica y de plantilla, en Baskonia se juzgó que el coste del matrimonio con Fernando era excesivo y que el cántabro ya había dado sus mejores años.
Valencia creyó en él ya que los Santos son eternos y no desaprovechó la oportunidad de fichar a uno de los mejores aleros nacionales de la última década. Además que mejor publicidad para su “Cultura del Esfuerzo” que Fernando.
Y ayer Saneme volvió a hacer historia. Otra vez más volvió a ser el mejor jugador de un ya histórico Valencia, que se ha clasificado para la segunda final de la Liga Endesa de su historia. Sus estadísticas en la serie han sido de 16 puntos, 4,5 rebotes y 19,25 de valoración. Y los números demuestran que el alero ha sido la clave del paso de los taronjas a la final: el único partido malo de Fernando ha sido el segundo, que fue la solitaria victoria de Baskonia. Si exceptuamos ese partido, las estadísticas en los partidos ganados por su equipo han sido de 19,33 puntos y 25,66 de valoración.

Pero si solo habláramos de números nos quedaríamos muy cortos. El Santo ha aparecido con canastas claves en todos los duelos, manteniendo o distanciando a su equipo en el marcador en los momentos importantes y dando un clinic de un juego muy completo. En una época donde predomina el tiro de tres por encima del resto de facetas del juego, el cántabro sigue penetrando para atraer la defensa y doblar a sus compañeros, jugando al poste, también ha tirado de tres y muy bien, pero sin necesidad de abusar, y ha seguido realizando esas entradas a canasta a cámara lenta que nadie ha sido capaz de defender en las 16 temporadas que lleva en ACB.
Ahora a Valencia Basket y a Fernando San Emeterio les aguarda una final contra la mejor plantilla de la Liga y una de las mejores de Europa. Hay quien cree, tanto entre la afición como entre la prensa especializada, que será una final fácil para el Real Madrid. Pero eso mismo se pensaba hace 7 años cuando el Barça de Navarro, Mickeal, Lorbek, Ricky y compañía, después de ganar la Euroliga, se enfrentaba en la final contra el Caja Laboral de Saneme. En la capital del Turia todo el mundo está rezando al Santo para que obre el milagro otra vez.