Esta misma tarde, Fred Weis recibirá un, a buen seguro, caluroso y cariñoso homenaje de la Marea Negra en Miribilla, en la previa del partido entre los Hombres de Negro y el Limoges francés. Es por ello, que hoy toca recordar la enorme figura del pívot galo.
Fred recaló en el Bilbao Basket nada más aterrizar los bilbaínos en la ACB, allá por la temporada 2004/05, y fue uno de los hombres clave para poder asentar el proyecto de lo que hoy conocemos como RETAbet Bilbao Basket. Desde el primer momento impactó; su enorme figura llamaba la atención y, pese a no ser un dechado del arte ofensivo, su juego resultó fundamental.
Weis, y sus 218 centímetros, se convirtieron en una pieza vital en los esquemas de Txus Vidorreta. Desgarbado, lento y pesado el galo fue calando en la grada por su humildad y trabajo, y acabó siendo un bilbaíno más. A día de hoy, Fred es una leyenda viva del Bilbao Basket, un jugador que allanó el camino competitivo en los primeros pasos de los bilbaínos en la élite del baloncesto español.
Era un pívot clásico, de los de toda la vida, ponía buenos bloqueos, si podía machacaba o tiraba de gancho en las inmediaciones del aro, y pese a no tener un juego de pies brillante, era capaz de condicionar las defensas rivales gracias a su tamaño. Brillante en defensa, llegaba a ayudas, cambiaba tiros y marcaba diferencias en la zona; cierto es, que cuando salía de su zona de confort se le veían las costuras.
Su salida, mediada la temporada 2008/09, no fue la soñada, por la puerta de atrás y con problemas de sobrepeso, pero Fred Weis ya se había ganado el corazón de la grada de, por aquel entonces, La Casilla.
Aún hoy ostenta el récord de tapones de la entidad bilbaína, pero lejos de los fríos números, de lo que bien puede presumir Fred Weis es de haber calado hondo en la afición del Bilbao Basket, que sigue recordando al entrañable gigante galo con cariño y que hoy le rendirá un sentido homenaje.