El pasado día 1 de febrero hizo diez años que estoy trabajando en la Penya. Entré el 1 de febrero del 1996. Mi primera temporada completa, la 96-97, ganamos la Copa del Rey en León.

En total con la que iremos ahora a Madrid habré estado en un total de siete Copas, de los diez años que llevo en el Joventut.

La primera Copa estuvo llena de buenas sensaciones, hacía mucho frío, habíamos fichado en octubre a un jugador revulsivo como Jackie Espinosa, justo el primer día de la Copa fichamos a Fran Murcia que estaba en el Tau con Manel Comas y no disponía de minutos, por lo que lo fichamos para León y lo presentamos allí mismo, en la sala de prensa del Palacio de los Deportes de León.

Ganamos a Caja San Fernando en cuarto, luego al equipo de casa, el León en semis, con el pabellón enfervorizado animando a muerte a su equipo, tenían a Aranzana en el banquillo y tres buenos americanos: McNealy, Houston y Labradford Smith. En la final nos tocó la revelación del torneo, el CB Cáceres de Manolo Flores. Un equipo que de la mano de un inspiradísimo Paraíso, que era el líder, jugaba de libro; buenos jugadores y buenos americanos. La afición cacereña se desplazó en masa a la capital leonesa.

Los colores de la grada eran todos verdes, los nuestros y los de ellos. Al descanso perdíamos de trece puntos, Alfred Julbe hizo salir a jugar a un jugador que no disponía de muchos minutos, Xavi Crespo. El alero anotó tres triples casi consecutivos, con lo que el Festina Joventut dio la vuelta al marcador y se llevó la final, ante la euforia de ‘consellers’, directivos y unos cuantos aficionados que se desplazaron fieles para animar al equipo.

Fue una Copa maravillosa, André Turner, el base fue el MVP del torneo, Tanoka luchó como un jabato ante todos, y Toolson anotó con su elegante tiro. Xavi Crespo fue el revulsivo moral del partido, algo que ha quedado escrito para la historia. Jordi Villacampa, el capitán no pudo disponer de muchos minutos, estaba lesionado en una rodilla, aunque jugó algunos minutos en la Copa, una Copa que sería la última de su carrera como jugador en activo, al final de esa misma temporada colgó definitivamente las botas.

Recuerdo la euforia que se desató en el vestuario verdinegro, los jugadores raparon la cabeza al entrenador Alfred Julbe ante las cámaras de televisión y fotógrafos. La prensa perseguía a los jugadores, la celebración fue una fiesta y el gerente de aquella época, Miquel Tudela cumplió su promesa y se bañó en las gélidas aguas del rió Bernesga.

La recepción en la llegada al Palau Olímpico fue apoteósica, casi 20 mil personas nos esperaban en la entrada principal, era la vuelta a los títulos, después de la Copa europea conseguida en el 94.

Volver al índice de la Guía Solobasket de la Copa del Rey