Dicen de la demencia que es una pérdida o debilitamiento, trastorno o perturbación de las facultades mentales. Dicen que no es una enfermedad en sí misma y que por tanto, su origen es difícil de conocer. De demencia saben mucho en Estudiantes, venerando hasta ese trastorno y perturbación desde tiempos de blanco y negro a sus jugadores salidos de la mina del Ramiro e infectados con esa bendita locura llamada baloncesto. El de hoy no viene de las canchas de ese colegio, pero con la actuación demencial que se ha marcado esta mañana en el Palau comienza a tener un hueco ya junto a los Martínez Arroyo, Sagi-Vela, Russell, Pinone, Azofra, Winslow o Thompson en el olimpo de la Demencia. Su nombre es Sylven Joshua Landesberg y su hazaña hacer 48 puntos para dar la victoria a su equipo en esta mañana de resurrección en el Palau. 

Y comenzaba su trastorno desde bien temprano para, junto a Darío Brizuela aliarse y poner un 0-10 de inicio, que sólo cortaba Heurtel con un triple resurrecto. Aludiendo a la vieja escuela de la que proviene, pedía el sabio serbio de Barcelona defensa y si no, falta, para cerrar el marcador y activar a los suyos en esta mañana demencial. Con eso y los tiros libres robaba apenas un par de puntos a la ventaja, que sin embargo se hacía mayor para los colegiales con un triple sobre la bocina de Hakanson para dejar un ya perturbador 18-28 en la primera pausa. 

La sangría del rebote (ayyy, esos garajes…) y, como no, como casi siempre, Landesberg, permitían a Estudiantes mantener las ventajas en el inicio del segundo acto. Ese especialista llamado Alec Brown hacía el séptimo triple de su equipo para subir la máxima a 12 (25-37 min. 14) aunque Heurtel enchufaba el modo asistente para subir el ritmo de partido y asisitr a un bonito intercambio de canastas. Koponen, que ve el aro como un lago finés, replicaba con sus doce puntos los buenos minutos de Arteaga para dejar la pausa en seis puntos de ventaja visitante (43-49). 

Salía Maldonado con Savané al cinco y con el Barça poniéndose duro detrás. Así, entre Tomic y Heurtel empataban la cosa sólo tres minutos después del paso por las cabinas (55-55). El base francés completaba la remontada con dos tiros libres. Y entonces, Landesberg; tres canastas seguidas del aspirante a nueva referencia demente le ponía ya en 26 puntos para recuperar la ventaja para su equipo (59-64 min. 26). Aquello era pura fantasía de dibujos animados para seguir enchufando como si no hubiera un mañana, a pesar de los marcajes que le iban cayendo al bueno de Sylven y, lo más importante, seguir manteniendo a su equipo por delante (68-75).

Un matazo de Oriola espoleba a los locales para empezar el último cuarto con un sobreesfuerzo que empataba el partido dos minutos después y un parcial de 7-0 (75-75 min. 32).

Con Claver al tres y defendiendo a la única arma ofensiva visitante se ponía por delante el Barça con el parcial todavía abierto. Seguía la sangría y se quedaban los pulmones colegiales sin aire para doblar el parcial (82-75) mientras Pierre el rey de todos los esfuerzos hacía casi de todo y bien. Y cuando ya parecía que el efecto Pesic continuaba, cuando el Barça contaba ya con seguir invicto en esta liga ACB, la mejor actuación individual de esta temporada desactivaba todo aquello para poner a los suyos seis arriba en el último minuto (90-96) finiquitar la contienda con 48 puntos finales y dejar un 95-100 final que hurtaba la victoria del Palau. Pero, sobre todo,en esta mañana de domingo de resurrección, de fenómenos de complicada explicación, de trastornos y perturbaciones mentales, hacía urgar en las hemerotecas y agotaba calificativos para acercar a Landesberg al olimpo de la demencia.