Con los ojos puestos sobre el posible debut de Nogueira con la camiseta de Fuenlabrada arrancaba el partido en el Fernando Martín con un Zanna que recogía ese puesto de center titular que, con Nogueira aún falto de ritmo, aún parece sin dueño. Y precisamente Zanna y la electricidad de Bellas fueron los primeros recursos de Fuenlabrada para anotarse la primera ventaja tras un arranque igualado y que llegó hasta los 5 puntos (15-10), con un Uniaja que solo encontraba en las manos de Jaime Fernandez una respuesta a la altura. En esas andaba el partido cuando los entrenadores comenzaron a dar relevos a sus titulares. Fue donde Casimiro pudo hacer gala de su buen elenco exterior. Waczynski entraba entonces en juego y de dos triples suyos llegaba un parcial de 0-6 que volvía a poner el marcador apretado e inclinaba la dinámica sobre la canasta de Fuenlabrada. Ese apretón de Unicaja lo consiguió contrarrestar Julbé con la rotación de sus interiores: Zanna había comenzado a tener problemas en su marca sobre Lessort, al que hacía mucho daño especialmente en su propio aro, y con Chema González e Ian O’Leary el técnico catalán consiguió revertir esa situación, haciendo de la pintura de Unicaja una zona caliente sobre la que el pivot maño y el interior californiano hicieron daño durante varios minutos.

En esas entraron los equipos al segundo cuarto y solo la segunda falta de Chema consiguió dar un giro a los acontecimientos: debutaba Nogueira. Los primeros minutos del brasileño, sin embargo, fueron más que nada un tanteo del terreno. A ‘Bebe’ le dio tiempo a colocar su primer tapón, pero Fuenlabrada, que intentó doblarle algún balón en la zona, atravesaba cierto bache ofensivo provocado, sobre todo, por los centímetros del perímetro de Unicaja, que con su ventaja física sobre exteriores como Marko Popovic o Pako Cruz obligaban a Fuenlabrada a forzar en exceso el triple.
Apenas siete segundos aguantó sin faltas Zanna tras el paso por vestuarios. El nigeriano, en plena fase de adaptación a la Liga Endesa, se ponía con cuatro personales tras tan solo dos minutos y medio transcurridos del tercer período. Volvió Chema y Fuenlabrada seguía aguantando en el marcador en desventajas que rondaban los 2-5 puntos durante medio cuarto al menos. Sin embargo, el acierto exterior y el talento colectivo de Unicaja empezó a abrirse paso frente a un Fuenlabrada que aguantaba gracias a arreones ofensivos de Tomás Bellas o defensivos de Álex Llorca. De esta manera, Unicaja fue aumentando ese colchón hasta dejarlo en nueve tantos al final del tercer cuarto en manos de un Jaime Fernández con acierto y responsabilidades y con un Shermadini que empezó a aparecer aprovechando ese puesto de pívot tan cargado de personales (7 de las 14 faltas que Fuenlabrada llevaba mediado el tercer período eran de Chema y Zanna). Y del acierto exterior tuvo que echar mano Unicaja cuando arrancó el último cuarto. Fuenlabrada echaba mano entonces de la épica y de un Álex Llorca que durante esos minutos iniciales del cuarto período volvió a resultar decisivo con hasta tres defensas consecutivas en las que frenaban a Unicaja de anotar y encontraban alternativas en transiciones rápidas. Llegó entonces un tiempo muerto de Casimiro que Julbé aprovechó para dar un giro más al sistema defensivo y plantear una defensa en zona que terminara de desbarajustar la ofensiva visitante. Fue entonces cuando emergieron los triples, de la mano de unos inspiradísimos Salin y Suárez, que encadenaron cuatro aciertos consecutivos para asestar un golpe tanto en el marcador como en la moral local, muy afectada tras ver como, después de reducir su desventaja a un solo punto (66-67), volvía a colocarse en los 9 puntos del final del tercer cuarto (70-79). Con un Fuenlabrada ya con los brazos bajados, Unicaja no frenó y llegó a ampliar su máxima hasta los 17 tantos.