Los primeros minutos del partido fueron muy malos. Ninguno de los dos equipos conseguían anotar, pues predominaban tiros sin acierto y pérdidas de balón. Prácticamente cuatro minutos necesitó Unicaja para anotar sus primeros puntos. Tampoco mejoraron mucho las cosas en los siguientes minutos. En siete minutos de juego, el marcador era un increíble 4-4, con unos porcentajes de tiro vergonzantes. Ambos equipos lo estaban intentando desde el perímetro, y los resultados eran desoladores. El final de un cuarto doloroso de ver concluía con un resultado de 8-13. Si los porcentajes de tiro de Movistar Estudiantes eran malos (5/16 en tiros de campo, un 31%), aún peores los tenían de parte malagueña (3/13, 23%, con 0/7 en triples).

No mejoraban las cosas para los de Luis Casimiro en el segundo cuarto (8-15), destacando las ocho pérdidas de balón. Un triple de Nemanja Dangubic daba la máxima ventaja (13-21) a los de Aleksandar Dzikic, que estaban encontrando facilidades en la defensa de su rival, con tiros abiertos desde el 6.75. Un par de jugadas acertadas de Aleksa Avramovic recortaba la desventaja de su equipo (20-21) merced a un parcial de 7-0. Pero tres triples consecutivos liberados de Estudiantes le volvían a dar una cómoda ventaja (22-30) ante un rival que no tenía su día en ataque. Un triple de Josh Adams sobre la bocina, le daba algo de aire al equipo local al descanso (25-30).

 

Tras la reanudación, los de Dzikic seguían con la iniciativa del partido, mientras Unicaja continuaba perdiendo balones y era incapaz de encontrar un jugador que asumiera la iniciativa en ataque (29-39). Una nueva pérdida local permitía el contraataque y la canasta fácil de Kadji, y un triple de Dangubic ponía la máxima ventaja colegial (33-48). El tercer cuarto finalizaba con ventaja estudiantil (41-52).

Se iniciaba el último cuarto con un parcial de 7-0 de Unicaja, que se ponía en el marcador a cuatro puntos (48-52). Una serie de errores en el tiro y de pérdidas de Estudiantes le había permitido a Unicaja volver a pensar en la posibilidad de ganar el encuentro. Llegaban a ponerse a tres puntos los malagueños (51-54), pero Nemanja Dangubic respondía con un mate descomunal.

El partido se había acelerado, con canastas rápidas por ambas partes y un punto de locura. Cualquiera podía llevarse el partido en tales circunstancias, pero la dirección de Phill Pressey se imponía y aportaba criterio a los suyos. Probablemente, Luis Casimiro estaba echando de menos al lesionado Alberto Díaz, que hubiera aportado el contrapunto al base estadounidense.

A un minuto del final, Unicaja conseguía ponerse a sólo dos puntos (62-64), pero una falta de Jaime Fernández sobre Darío Brizuela, le daba tres tiros libres al jugador de Estudiantes, que no los desaprovechaba y sentenciaba el partido (62-67).