Seguimos con los artículos recordando lo mejor del decenio que va desde 2010 a 2019 y ahora toca uno de esos triunfos que engrandecen el deporte y quedan en la memoria colectiva durante mucho tiempo. La ACB ganada por el entonces llamado Caja Laboral Baskonia se podría titular de muchas maneras: desde “la venganza de Dusko”, pasando por “el milagro de San Emeterio”, hasta “el Baskonia se convierte en David ante uno de los Barças más Goliath de la historia”. El hecho es que cualquier palabra se queda corta ante el dominio que ejerció el equipo entrenado por Dusko Ivanovic ante un equipo blaugrana que venía de arrasar en la Euroliga al mando de Xavi Pascual.
Si ya en su momento fue una victoria histórica, el paso del tiempo ha aumentado la relevancia de este título culminado por la maravillosa acción de Saneme. Fue la última liga ganada por Baskonia de las tres que tiene en su palmarés y hasta el año 2017 con la hazaña de Valencia Basket no volvimos a ver en el primer lugar de la ACB a otro equipo que no fuera el Real Madrid o el Barça.
CAJA LABORAL BASKONIA SE CONVIERTE EN EL CAMPEÓN DE LA ACB EN 2010
COMO LLEGARON A LA FINAL
Ya hemos hablado del auténtico equipazo que tenía el club blaugrana en la temporada 2010/11 y de como se gestó dicho equipo en este artículo sobre el título de la Euroliga. El Barça de Navarro, Ricky, Mickeal, Lorbek, Ndong, Fran Vázquez, Morris, Basile, Lakovic, Grimau y Sada llegaba a la final como favorito absoluto tras haber ganado la Copa del Rey y el mayor título europeo. En nuestro repaso del decenio también haremos un artículo sobre esta plantilla de lujo conformada por Chichi Creus en los despachos y dirigida por Xavi Pascual en la pista.
Pero ahora toca hablar del Caja Laboral Baskonia. Dusko Ivanovic volvía al club donde ha conseguido sus mayores éxitos como entrenador tras una experiencia fallida precisamente en el club catalán. En una de sus habituales reinvenciones veraniegas llegaban hasta siete jugadores nuevos al equipo vitoriano: Marcelinho Huertas, Walter Hermann, Lior Eliyahu, Brad Oleson, Carl English, Pau Ribas y Vladimir Micov. La suma de estos recién llegados con nombres como Tiago Splitter, Fernando San Emeterio, Mirza Teletovic y Stanko Barac conformaba una gran plantilla pero delante tenía no solo al SuperBarça sino también al Real Madrid de Ettore Messina. Además las bajas de la temporada anterior eran muy importantes con el fichaje de Pete Mickeal por el Barça, los de Pablo Prigioni y Sergi Vidal por el Real Madrid y el de Igor Rakocevic por el Efes Pilsen.

La plantilla del Barça asustaba ya antes de comenzar la temporada, pero también se esperaba mucho del Real Madrid de Messina, con jugadores como Ante Tomic y Novica Velickovic, que apuntaban a estrellas, el joven Sergio Llull, y los veteranos Felipe Reyes, Prigioni, Bullock, Garbajosa, Darjus Lavrinovic, Rimantas Kaukenas, Vidal, Travis Hansen o Marko Jaric. Tras el desarrollo de la temporada y con el nivel mostrado por los blaugranas, los blancos parecían el rival para intentar ser el primer equipo tras lo de Xavi Pascual.
El primer momento clave de la temporada, tras haber perdido con los de la capital de España en la Copa, fue el antepenúltimo partido de la liga regular en el que Baskonia se impuso al Real Madrid asegurando el segundo puesto de la liga regular y la ventaja de cancha hasta la hipotética final. El duelo se disputó en Vistalegre y acabó con la victoria baskonista por 74 a 80. Prigioni y Llull lideraron a los blancos pero la actuación de Marcelinho y Tiago Splitter fue decisiva.
En cuartos de final Baskonia se impuso por 2 a 0 a Asefa Estudiantes, para volver a enfrentarse al Real Madrid en unas semifinales en las que el factor cancha fue decisivo. Fue una eliminatoria de la que se podría hablar mucho, con los de Dusko Ivanovic ganando con marcadores igualados en casa y perdiendo por resultados más abultados en Madrid, y que terminó de decidirse en un último partido tenso y a pocos puntos en el que Splitter y la aparición de Eliyahu decidieron.

EL SUPERBARÇA
El club blaugrana realizó una temporada impecable hasta llegar a la final de la ACB. Además de haber ganado los títulos ya comentados de la Copa del Rey y la Euroliga, los de Xavi Pascual solo perdieron 3 de los 34 partidos de la liga regular.
Juan Carlos Navarro lideraba el equipo con 14’9 puntos, 3’1 asistencias y 14’1 de valoración, secundado por Mickeal, Lorbek y Ricky que superaban la decena en valoración. Terence Morris, Fran Vázquez y Boniface Ndong sumaban 26’5 créditos para el juego interior, mientras que Basile, Grimau y Lakovic aportaban más de 5 puntos por partido jugando menos de 15 minutos cada uno de ellos.
Sus playoff también fueron perfectos al no perder ningún partido, ganando fácil a Gran Canaria 2014 en cuartos y a Unicaja en semifinales. La victoria por menos diferencia de puntos fue el tercer partido contra los malagueños en el que ganaron de diez. No había ninguna duda que la final era suya ya antes de jugarse.

¿CÓMO FUE POSIBLE?
Las contestaciones son muchas y variadas, siendo las más comunes la posible relajación blaugrana provocada por creerse muy superiores, el triunfo de Ivanovic sobre Pascual al conseguir llevar la eliminatoria a tanteadores bajos con partidos trabados y el famoso “carácter Baskonia”. Pero realmente resulta complicado explicar una hazaña como esta para los que recordamos haber visto los partidos en 2010.
Ya no solo fue la victoria en si, ni el 3 a 0, ni tan siquiera la canasta de San Emeterio con mayúsculas, sino aquella sensación viendo el desarrollo de los partidos de que era imposible que el Barça ganara alguno a Baskonia. Los vitorianos consiguieron en la cancha ser un equipo totalmente superior y transformar a la mejor plantilla del continente en un rival menor que no encontraba ninguna solución en ninguno de los tres duelos.
Es obvio que el hito baskonista se fraguo en la defensa desde el primer partido, en el que dejaron a los blaugrana en 58 puntos. Solo Navarro con 17 y Ndong con 12 alcanzaron la decena, mientras Mickeal se quedaba en 5 y Lorbek se quedaba con su casillero en cero. Baskonia se quedó en 63, que además de ser suficientes para ganar, estuvieron más repartidos con Huertas, Teletovic, Saneme y Splitter sumando en dos dígitos.
En el segundo partido los blaugranas mejoraron su juego y tuvieron muchas opciones de llevarse el duelo gracias al despertar de Mickeal, Morris y Lakovic pero la defensa baskonista esta vez consiguió frenar a Navarro que se quedó en 4 puntos. Un robo de Pau Ribas cerró el partido. Splitter realizó su peor partido pero San Emeterio ejerció de líder con la ayuda de Marcelinho y la anotación de Oleson.
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TIAGO SPLITTER FUE EL HÉROE PERO EL MILAGRO FUE DE “EL SANTO”
El Barça quería despertar de su pesadilla y aún soñaba con la remontada. Su espectacular trío exterior reaccionó con un gran partido de Navarro, Rubio y Mickeal consiguiendo llevar el partido a la prórroga y teniendo el partido ganado en los segundos finales de ella. Pero delante tuvieron un auténtico coloso. Tiago Splitter realizó uno de los mejores partidos de la historia de las finales con 14 puntos, 13 rebotes, 4 asistencias, 4 robos, 2 tapones y 36 de valoración en 43:20. Casí puede decirse que es hasta injusto que la final sea recordada por más por la canasta final que por su actuación, aunque es algo que no le importará absolutamente nada a uno de los ídolos históricos del baskonismo. Pero es que de no ser por esa canasta quién sabe que podría haber pasado en el resto de la final y además es que esa canasta no fue una canasta cualquiera…
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Y para terminar este artículo de homenaje no hay nada mejor que escuchar como la vivió otro mito del baskonismo como Rafa Muntion:
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