Corre el primer día de noviembre de 2003. El Unicaja de Málaga acaba de caer derrotado en el Palau Blaugrana ante el FC Barcelona (75-61) y, tras nueve jornadas disputadas de la temporada 2003/04, ocupa plaza de descenso a LEB. Un terrible comienzo de temporada para un equipo considerado entre los candidatos al título ACB, que se había reforzado en verano con grandes nombres como el alero argentino Walter Herrmann (MVP de la ACB 2002/03 con el Fuenlabrada) o el pívot estadounidense Víctor Alexander (elegido en el Quinteto Ideal de la Euroliga 2002/03). Estos jugadores se unieron a un elenco que ya contaba con nombres como Louis Bullock, Moustapha Sonko, Chuck Kornegay o los futuros campeones del Mundo con España, Carlos Cabezas y Berni Rodríguez.
Pero ni Alexander ni Herrmann estaban jugando a su nivel esperado (en el caso del alero argentino, conviene recordar la terrible tragedia que sufrió pocos meses antes, cuando perdió a su madre, novia y hermana en un accidente de tráfico en Argentina), y los malos resultados, que incluían sonoras derrotas ante rivales como Pamesa Valencia (95-71) o TAU Cerámica (68-91 en el Carpena), llevaron al técnico Paco Alonso a presentar su dimisión. El entrenador zamorano, tras toda una vida en el Unicaja, no consiguió sacar rendimiento de su talentosa plantilla, y la directiva del conjunto malagueño recurrió a un viejo conocido de la ACB para solventar la situación: el italiano Sergio Scariolo.
Un hombre que había ganado títulos tanto en Vitoria (la Copa de 1999) como en Madrid (la Liga ACB 99/00), y que no llegaba solo: el veterano ala-pívot Larry Lewis, que promedió casi 20 puntos la temporada anterior en Gran Canaria, llegaba en sustitución de Víctor Alexander, cortado. Pocos esperaban en ese momento lo que supondría la llegada del técnico de Brescia. “Es un motivo de gran orgullo que un club de gran prestigio nacional e internacional se haya fijado en mí, sobre todo, en un momento tan delicado de su vida deportiva. Tengo a la vez mucha ilusión y entusiasmo para el reto deportivo que se plantea y una visión realista con un punto de preocupación por la situación del equipo”, eran sus primeras palabras como técnico cajista, recogidas por la agencia Europa Press.
Y eso que no fue inmediato el impacto de Scariolo en el Unicaja. La irregularidad marcó los primeros meses del hoy seleccionador español en Málaga, ganando solo 3 de sus 7 primeros partidos en Liga, y solo 1 de los 7 primeros en Euroliga. De este modo, los cajistas se quedaron fuera de la Copa por primera vez desde 1998, y además no pasaron la primera ronda de la Euroliga, no clasificándose para el top 16. Resultados muy por debajo del mínimo exigible para una gran plantilla como la malagueña. Pero la llegada del nuevo año 2004 lo cambió todo.
La Resurrezzione
El Unicaja, tras el fracaso de no entrar en la Copa del Rey de Sevilla, no podía permitirse acabar la temporada por debajo del octavo puesto. El cambio de tendencia fue notorio con el nuevo año: cinco victorias consecutivas nada más comenzar la segunda vuelta, destacando los agónicos triunfos en el derbi ante el Caja San Fernando (80-79) y en su visita al Real Madrid (73-76), éste último tras remontar 14 puntos en la segunda parte. El Unicaja ya ocupaba el octavo puesto de la clasificación, pero no se iba a quedar ahí la reacción.
Tras un par de ajustadas derrotas como foráneos, los de Scariolo sumaron otras siete victorias seguidas para firmar un espectacular 13 de 15 en la segunda vuelta, a falta de las últimas dos jornadas. El Unicaja no solo estaba ya clasificado para el playoff, sino que tenía serias opciones de alcanzar la cuarta plaza, que le otorgaría el factor cancha a favor en los cuartos de final. Un factor cancha que finalmente no conseguiría por las dos últimas derrotas sufridas, ante Fuenlabrada y Etosa Alicante, dos equipos que se encontraban peleando por la permanencia. Un pequeño borrón que no tapaba la espectacular remontada del grupo de Scariolo a partir de enero: mejor equipo ACB de la segunda vuelta con 13 triunfos, para terminar sexto clasificado con 20 victorias en total. Un nombre sobresalía, el de Louis Bullock: 21 puntos de media en la segunda vuelta, y jugador con más triples anotados en la temporada regular, con 95. Por no hablar del rendimiento de hombres como Cabezas, Herrmann y, sobre todo, Larry Lewis, clave desde su llegada con 11 puntos y 5 rebotes de promedio desde el puesto de ala-pívot. Pese a todo, un adversario temible esperaba en cuartos: el Pamesa Valencia de Rigaudeau, Oberto y Tomasevic.
Una zona que cambió la historia
Pocos imaginaban lo que supondría esa ronda de playoff para el Unicaja. Una eliminatoria en la que, pese a su gran segunda vuelta, no partía como favorito, condición que poseía un Pamesa al que, con una de las mejores plantillas de Europa, solo las circunstancias extradeportivas le habían privado de disputar la Final Four de la Euroliga. Los de Paco Olmos poseían además el factor cancha a favor.
La eliminatoria no comenzaba de forma fácil para los hombres de Scariolo, que sucumbían en sus dos partidos como visitante en la Fonteta (91-80 y 82-66, triple-doble de Tomasevic con 14-13-10 incluido en éste último), y se agarraban a sus opciones con sendas victorias en el Carpena (86-81 y 69-58). El quinto partido se disputaba en Valencia, y no solo el pase a semifinales estaba en juego: también una clasificación para la Euroliga 2004/05. Un premio clave a nivel deportivo y económico que pasaba por vencer en la Fonteta el quinto partido. Un quinto partido que, conforme avanzaba, peor pintaba para el Unicaja, que perdía 50-36 mediado el tercer cuarto. Hasta que llegó un tiempo muerto clave. Sergio Scariolo ordenó una defensa en zona 2-3 hasta el final del partido, a pesar del acierto que hasta entonces había tenido el Pamesa. Una zona que marcaría la historia del Unicaja.
De repente, Bullock (23 puntos en ese partido) y Larry Lewis (20) comenzaron a meter canastas de todos los colores, mientras los exteriores del Pamesa fallaban una y otra vez desde el perímetro, lo que sumado a la imposibilidad de surtir de buenos balones a Oberto y Tomasevic, resultó en una metamorfosis como pocas veces se ha visto en un partido ACB. Lo que parecía un triunfo cómodo local, acabó en un severo correctivo del Unicaja (68-87) tras un espectacular parcial 18-51 en apenas 15 minutos. “Hemos merecido la victoria por nuestra fe, por nuestra concentración y por haber sabido llevar el partido que teníamos preparado. (…) Por la situación psicológica, cuando te tienes que jugar el partido decisivo contra una defensa zonal es un impacto psicológico complicado. Puedes especular con el rival, que tiene más presión”, explicaba Scariolo al acabar el partido.
Ya en semifinales, el Barcelona de Pesic, Navarro y Bodiroga, a la postre campeón de Liga, fue muy superior al Unicaja, y se llevó la eliminatoria por un claro 3-0. No importaba. El objetivo de la Euroliga estaba ya conseguido. Pero lo mejor estaba aún por llegar.