En un ambiente ideal para jugar al baloncesto, el Barça se reencontró con la victoria ante su afición y vengo la derrota cosechada días atrás en la final de la Lliga Catalana.
Sorprendió de inicio Xavi Pascual apostando en el cinco inicial con Sada y Lakovic. La intensidad defensiva con la que se emplearon los azulgranas hizo que apenas disputado el minuto 4 ya estuvieran en bonus pero eso no impidió que se viera un bonito duelo jugado de poder a poder a un ritmo vertiginoso.
Sin grandes diferencias hasta el descanso, la Penya aprovechó un momento de debilidad de los locales para escaparse cinco puntos arriba mediado el tercer cuarto. La reacción del Barça fue contundente y pese a la reacción en el inicio del último periodo una nueva oleada azulgrana en forma de robos de balón y contraataques junto con el bajón físico y mental de los de Badalona hicieron el resto. Un diferencia demasiado exigente para la igualdad que hubo durante gran parte del choque.
El parcial en los últimos 16 minutos de 41-18 lo dice todo.
A ritmo de defensa y penetración
Una de las claves del partido ha sido la constante sucesión de ataques en forma de entradas a canastas y rápidas circulaciones de balón rompiendo la defensa verdinegra y abriendo a los exteriores con el consiguiente desequilibrio y sus nefastas consecuencias. El propio Sito Alonso lo reconocía argumentando que “nos han hecho rotar a diferentes jugadores y nuestra segunda y tercera rotación ha sido mala por lo que nuestro rebote defensivo ha sido malo (16 rebotes ofensivos del Barça). Esto y las penetraciones que no hemos sabido parar y que han tirado 12-13 tiros libres más que nosotros pues son demasiados puntos fáciles concedidos a un equipo como el Barcelona que ha jugado a un buen nivel” concluyó su análisis.
Santiago marca las diferencias
Xavi Pascual se sorprendía de su rápida adaptación y elogiaba que “el equipo ha interpretado bien sus minutos en pista y su integración ha sido más rápida de lo que yo pensaba” además de remarcar que “hemos estado inteligentes utilizándolo de referencia en nuestro juego y lógicamente si en 14 minutos ha hecho 21 de valoración es que ha estado francamente bien”.
Mallet y Jasaitis, desaparecidos
Dos de los jugadores más en forma del Joventut y brazos ejecutores del último duelo catalán no han tenido su mejor día. La defensa asfixiante impuesta por los azulgranas les ha dejado sin apenas margen para demostrar sus excelentes cualidades como tiradores. Entre ambos han firmado un horrendo 2/10 desde la línea de tres para un 7/26 en total de todo el equipo. Un dato a tener en cuenta y que suele marcar el biorritmo la Penya. Si el tiro exterior no funciona suele ser un indicador negativo que generalmente deriva en dificultades para ganar el partido como así sucedió.
Mensah Bonsu y Fran Vázquez, espectáculo a partes iguales
Fran Vázquez, a pesar de un discreto inicio, se entonó en el tramo final y dejó su imprenta también con varias ‘colgadas’ que deleitaron a los aficionados. Un par de tapones a Jasaitis y Sonseca completaron su actuación.
Un equipo con mayúsculas
Nunca mejor dicho. Todos los jugadores que actuaron en pista sumaron puntos y además el Barça repartió 22 asistencias demostrando ser uno de los equipos que mejor circula el balón en ataque. Con una plantilla tan amplia las rotaciones son constantes lo que mantiene el nivel de intensidad los cuarenta minutos. Como dato curioso indicar que hasta ocho jugadores anotaron al menos un triple en el partido y la valoración total del equipo fue de 119.
Notas a destacar
Ante la ausencia de Navarro, Roger Grimau (15 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y una recuperación) asumió los galones de líder y junto con Víctor Sada (6 puntos, 4 rebotes, 5 asistencias y 4 recuperaciones) formaron un dúo demoledor que resultó decisivo a la hora de romper el partido.
Mención especial para el canterano que se llevó una sonada ovación del respetable al ser sustituido. Su actuación en el ultimo periodo con varias recuperaciones (una terminada en mate) y su entrega y pundonor levantaron a los aficionados de sus asientos. Y es que la gente de casa tiene un sabor especial.