“Se fue apagando poco a poco. Lo de mi madre (María Luisa) fue muy duro para él pero justamente cuando ella falleció hace 6 meses coincidió con que le operaban de la cadera. Al principio, le afectó mucho cuando murió pero el hecho de tener la posibilidad de poder volver a pasear le dio fuerzas. Finalmente nunca fue así y nunca pudo dejar la silla de ruedas. Creo que eso le hizo rendirse” me comentaba hace menos de una hora Eduardo Kucharski Jr.
¿Kuchi rendirse? Los que le han conocido de cerca deben pensar que su hijo estaría hablando de otra persona pero no, su ceguera y no haberse podido recuperar de la intervención le hicieron ver que se había acabado el partido hoy jueves a las 14.15 horas. Eduardo Kucharski (1925, Hospitalet) había fallecido en su casa, su pequeño oasis llamado Valldoreix (Barcelona). “No quiso ir al hospital, decía que sabía muy bien que allí no quería pasar sus últimos días. Estaba muy lúcido. Seguía con su gran intuición por las cosas conocidas o desconocidas. Siempre fue así. Era una persona de mucho carácter que no dejaba a nadie indiferente. Venía un médico a casa cada dos días”.
‘Kuchi’, como cariñosamente le conocían en el mundo del baloncesto, tenía raíces polacas, su padre era mecánico en la Polonia de dominio alemán “pero cuando, con la guerra, fueron cambiando las cosas se mudó a España y aquí conoció a mi abuela” apunta su hijo.
En la frontera de los 90 pero aún interesado por el baloncesto. Nunca me sentí más emocionado antes de un encuentro con un personaje del baloncesto como con Eduardo Kucharski González. Aquella tarde de navidad que pasé en su casa siempre quedará en mi retina. Su ilusión. “Aunque estaba prácticamente ciego, tenía un poquito de visión lateral y, a veces, aún se ponía de lado a la tele con el volumen alto para seguir alguna final o partido importante. Incluso, tenía sus favoritos”.
Para el que escribe estas líneas, mi única frustración es que Eduardo no haya podido conocer la finalización del libro Historia del baloncesto en España que estamos construyendo entre todos, inclusive el propio Kuchi, que relata el baloncesto del 1941 al 1947. Mi consuelo, las palabras de su hijo “Por cierto, Carlos, ¿cómo va el libro? Mi padre me preguntaba de vez en cuando. Al seguir en contacto le iba contando. Él quería que se conociese la historia, no la suya, la del baloncesto. Ya lo viste, estaba encantado con la idea de sacar un libro así”.
Kucharski fue la primera estrella del baloncesto. El primer tirador en los 40 que no lanzaba a canasta de cuchara o a una mano. Se cuadraba utilizando la técnica actual. Un pionero. ‘Kuchi’ fue el maestro de tiro de un tal ‘Nino’ Buscató, Buscató de un tal ‘Matraco’ Margall y Margall de muchas de las estrellas que vemos hoy en la tele. 'Kuchi' dio los primeros pasos para que lo que se intentaba practicar en España se convirtiera en baloncesto. Recuerden: Sin Eduardos Kucharskis, no hay Pau Gasoles.
Descanse en Paz un gran trocito del baloncesto.