Alrededor de dos centenares de personas se han manifestado esta tarde, desde las 20 horas, por la situación que vive el Club Baloncesto Sevilla, al borde de la desaparición. La convocatoria, cuyo inicio tuvo lugar en la céntrica Plaza de San Francisco, en la fachada trasera del Ayuntamiento, recorrió algunos metros de la calle Sierpes para llegar hasta la sede de La Caixa, a priori propietaria de la entidad baloncestística. Frente a ella, Víctor Molina, presidente de la Peña Universitaria leyó un comunicado que todas las peñas del equipo sevillano han firmado en común exigiendo a la empresa bancaria que mantenga al club hasta que se encuentre una “alternativa viable, solvente y realista”. La concentración terminó en las puertas del consistorio sevillano a los gritos de “¡Caja!” y “¡Alé, San Fernando, alé, alé!”.
La manifestación fue convocada la semana pasada de urgencia vista la incertidumbre en la que el club se mueve desde que Jefferson Capital Funding se hiciera con la propiedad del equipo el verano pasado. La situación es crítica, pues aunque el Club Baloncesto Sevilla ha sido inscrito en ACB, hace falta un comprador para la supervivencia de una entidad con casi treinta años de historia. En las últimas semanas la ausencia de información y novedades ha supuesto la desesperación de una afición que exige soluciones y acciones desde ya.
Precisamente esta mañana tuvo lugar una rueda de prensa, la primera, en la que se ha explicado la situación del club hispalense. En ella han comparecido Fernando Moral, presidente del Baloncesto Sevilla, y José Manuel García-Quílez, vicepresidente, para anunciar que, si bien no hay ofertas formales – que sí propuestas –, son optimistas ante una situación “reversible” en la que “el club está muy vivo”.
No obstante, el panorama parece muy oscuro dada la aclaración realizada por Moral. “El club sigue siendo propiedad de Jefferson Capital Funding y nunca ha dejado de serlo, aunque del 1 al 15 de julio no tenía poderes de venta”, confirmó el presidente. Jeffrey Meythaler, por tanto, continúa como dueño del club, con lo que las esperanzas se reducen pese a que La Caixa está dispuesta a mantener su compromiso de “poner dos millones en las dos próximas temporadas si aparece un inversor con dos millones de euros”.
El fondo de inversión norteamericano, que ha sumido en multitud de irregularidades al equipo desde su llegada, desveladas por Solobasket, El Mundo y Diario de Sevilla, adquirió el equipo el pasado verano por tan sólo 1 euro, en una venta irrisoria y que puso en evidencia a Caixabank. Desde entonces, Jefferson Capital agotó el presupuesto de las próximas temporadas en apenas unos meses de competición, tuvo un entrenador sin licencia aprobada para entrenar en la ACB, algún empleado sin papeles, jugadores fichados por comisiones del propio Meythaler y pasaportes cotonús de extraña consecución.
Con la venta de Porzingis tras ser drafteado por los New York Knicks en el número 4, el club ingresará 850.000 euros, pero ésta no llegará hasta septiembre, justo cuando termina el nuevo límite dado por Caixabank antes de liquidar la entidad. Resulta improbable que Meythaler acceda a vender su propiedad cuando se metió en ella con la clara pretensión de sacar dinero por este tipo de jugadores. Una vez sacado ese beneficio quizás la situación pudiera cambiar, aunque no son más que cavilaciones sin fundamento sólido.
Los días se acaban aunque el plazo alarga su expiración cada vez un poco más. El baloncesto en Sevilla ha vivido un día convulso, de relevancia capital y en la que su afición salió a la calle para buscar un último aliento en una lucha cada vez más desesperada. El Club Baloncesto Sevilla continúa ingresado en la UCI, en los momentos más críticos de su historia.