Como si de una partida de ajedrez se tratara el Tau Vitoria volvió a demostrar una mejor estrategia en la lectura del partido y deja la gran final de la ACB casi sentenciada. La salida en escena del Barça fue algo mejor que en el primer round pero adoleció nuevamente de recursos tácticos tanto defensivos como ofensivos para poder plantear un duelo en igualdad de condiciones.

Cierto es que hubo más igualdad pero fue en todo momento el equipo vitoriano quien estuvo al mando de las operaciones e impuso el ritmo que más le interesaba. Dominó los 40 minutos y supo aguantar las continuas embestidas de su rival por lo que su victoria se puede considerar justa. Nada que decir a las ganas y coraje de los jugadores del Barça pero se necesita algo más.

Quien esperaba un cambio en el guión del segundo partido se equivocó. El equipo catalán se le volvió a ver nervioso en sus inicios y con muchas dudas. Con la lección medio aprendida la intensidad de su defensa rayó a buen nivel pero no consiguió controlar el ritmo y siempre fue a remolque. Desde el principio Tiago Splitter recibió un férreo marcaje (dos contra uno en muchas ocasiones) a fin de evitar otro ‘roto’ como el que hizo el pasado jueves. Pero el Tau no solo vive del pívot brasileño y esta especial atención fue aprovechaba por jugadores como Rakocevic, Mickeal o Teletovic para anotar.

Las penetraciones del escolta serbio y los triples abiertos del ala-pívot bosnio hicieron mucho daño a la defensa azulgrana que no fue capaz de contenerlos salvo en contadas ocasiones. El Barça acechaba pero no mataba y las diferencias sin ser importantes parecían un muro para los jugadores de Xavi Pascual que no conseguían ponerse por delante en el marcador.

Así transcurrió todo la primera parte y entraron en el último periodo con siete puntos de desventaja para los locales. El Barça seguía haciendo ‘la goma’ pero lo más cerca que estuvieron fue a dos puntos. Se llegó a los minutos finales decisivos y entonces apareció la experiencia del equipo vitoriano en estos desenlaces. Prigioni marcó la pauta (anotó un 2+1 decisivo), Teletovic clavó otro triple al corazón azulgrana y el mejor jugador del partido, Pete Mickeal sentenció en los libres.

La última jugada con Basile intentando anotar de tres ante la defensa del alero americano y cometiendo pasos refleja claramente la ansiedad barcelonista y el carácter de los vascos que se vieron superiores durante todo el partido.

Solo cabe esperar un milagro.

Pete Mickeal, el gran tapado

El alero americano volvía a la ACB tras su paso por la liga de Korea la temporada pasada. Su concurso fue fundamental en las semifinales contra Unicaja anotando la canasta decisiva en el Martín Carpena. En la final está siendo un autentico martirio para los defensores azulgranas que no se ven capaces de poder controlar a este polivalente zurdo que es capaz de encarar en el uno contra uno como de anotar de fuera o en contraataque.

Su facilidad para jugar en el poste bajo está siendo una de las claves de esta final ya que el Barça no dispone de ningún jugador en la línea exterior para poder defenderle con garantías. Acker, Basile o Grimau se han visto impotentes y el americano ha forzado infinidad de faltas que ha sabido muy bien aprovechar. Spahija ha demostrado claramente que confía en él haciéndole jugar casi 35 minutos de media.

Este portento físico, que además rebotea con solvencia y demuestra una gran intensidad en ambos lados de la pista, ha sabido adaptarse muy bien a las exigencias de su equipo ‘secando’ a Alex Acker y siendo una pieza básica en el engranaje ofensivo del equipo vitoriano.

Sus 20 puntos y su aparición en los momentos de más presión demuestra que es un jugador que no se arruga nunca ni se esconde. Un valor seguro. Si el Barça desea tener alguna opción debe empezar por limitar su juego.

Ilyasova y poco más

El triangulo ofensivo que tan buen rendimiento había hecho durante estos playoff formado por Lakovic, Acker e Ilyasova ha bajado su rendimiento de forma alarmante en esta final. Hay que dar crédito a la excelente defensa que esta realizando el Tau pero este déficit anotador lo está pagando muy caro el Barça.

Solo el turco Ilyasova está manteniendo sus números con doble figuras (18 puntos y 10 rebotes) mientras que Lakovic (7,5 puntos) y Acker (4 puntos) están muy por debajo del nivel que se espera de ellos.

Tampoco ayuda la poca participación del resto de integrantes de la plantilla donde solo Roger Grimau está aportando con regularidad. Este mal endémico está afectando a varios de los jugadores con más peso en el equipo especialmente en el juego interior donde Vázquez y Kasun son una sombra de si mismos.

Toda esperanza pasa por recuperarlos anímicamente. Cuando solamente dos jugadores superan los diez puntos en los dos primeros partidos es un síntoma inequívoco que las cosas no se están haciendo bien.

Las dudas de Xavi Pascual

El billete para la próxima edición de la Euroliga supuso un golpe de efecto para las aspiraciones del Barça y la confirmación de que Xavi Pascual era más que un simple ‘parche’ hasta final de temporada. El crédito del técnico catalán subió como la espuma y se esperaba ver como se desenvolvería en una cita tan importante como una final de la ACB.

A la hora de la verdad, con todo a favor, no ha sido capaz de de superar la tela de araña ideada por su homologo en el banquillo rival. Spahija le ha superado claramente a nivel táctico y gestionado mejor los recursos de su plantilla. Esta impotencia se ha visto reflejada en el pobre juego exhibido por los azulgrana que han tenido muchos problemas a la hora de atacar y marcar sistemas recurriendo como única tabla de salvación al extraordinario momento de Ilyasova y a las penetraciones suicidas de Grimau.

También a nivel defensivo no han podido parar a varios de sus jugadores claves lo que ha mermado la confianza del colectivo.

Demasiado poco para contrarrestar a un equipo tan sólido como el de Vitoria con un técnico con mayor experiencia y bagaje en situaciones de máxima presión. Ha sabido poner nervioso al Barça. El bueno de Xavi Pascual tendrá que preparar alguna sorpresa táctica y hacer ciertos ajustes en su equipo si quiere poder remontar esta desventaja tan clara.

El maestro ha ganado de momento al aprendiz.