¿Se puede vivir bien siendo jugador de baloncesto? La respuesta es sí, aunque no todos bajo las mismas condiciones. Y es que el dinero que ingresan los deportistas que, o bien vamos a ver cada fin de semana a las canchas o bien admiramos sentados cómodamente en el sofá de nuestro hogar, es lo suficientemente elevado como para no terminar ahogados cada mes del año. Sin embargo, si globalizamos este deporte hasta llegar a la liga más importante del mundo, es decir, la NBA, el rasero económico de los profesionales no es, ni de lejos, el mismo, aunque algunos países se estén empeñando en equipararlos.

SUELDOS MILLONARIOS CREAN ESTRELLAS
En Estados Unidos, a pesar de lo que todo el mundo adore el espectáculo, el baloncesto es, por encima de todo, un negocio cada temporada más fructífero, manejado por la adinerada mano del maestro David Stern. Bastaría con preguntar a los presidentes o los general managers de las franquicias cuales son las motivaciones que les llevan a escoger a un jugador y no a otro, o que les mueve para deshacerse de sus estrellas, sino es guardar sus cuidados dólares con vistas a preparar un gran contrato cuyo receptor será el jugador del momento. Sino, ¿qué hace Nueva York dejando escapar a jugadores de grandes números pero de segunda fila, sino es guardar presupuesto para ofrecer una cantidad mareante a Lebron “todo lo que toco lo convierto en oro” James? Y es que, el jugador de Cleveland cobra algo más de 15 millones de dólares anuales (15,779,912 para ser exactos), sólo por jugar al baloncesto (a eso hemos de añadirle toda la pasta gansa que ingresa por publicidad) y, si se nos permite un inciso, busca convertirse en el mejor pagado al firmar su próximo contrato. Y es que King James no es ni siquiera el que más cobra de Cleveland. El honor corresponde a Shaq Attack, cuyo sueldo asciende a 20 millones exactos (con 37 tacazos que tiene). El pívot está quemando su último año de contrato y lo está haciendo a lo grande. Pero ni el ex de Lakers, Miami y Phoenix se lleva la palma entre los que más ingresan. El honor recae sobre el recientemente recuperado escolta de Houston Rockets, Tracy McGrady, que se llena los bolsillos con más de 23 millones al año. Una cifra estratosférica mires por donde lo mires. A este le siguen ilustres como Kobe Bryant (ronda los 23 millones), Jermaine O’Neal (no llega a los 23 kilos por muy poco) y Tim Duncan (algo más de 22 para la saca).

Estos cuatro jugadores, y otros tantos como Dirk Nowitzki, Paul Pierce, Ray Allen o Rashard Lewis, a pesar de sus elevados salarios, justifican cada dólar que ganan con sus canastas y con los cientos de camisetas que venden con su nombre serigrafiado. Otros, están viviendo del pasado, o simplemente, gracias a su vitola de gran jugador en el instituto o la universidad, y dos primeros años decentes, han firmado contratos que, a día de hoy, se han vuelto en contra de las franquicias que les ficharon. Algunos ejemplos son:

Bobby Simmons: Un alero que, a pesar de cobrar más de diez millones de dólares al año, sólo promedia cinco puntos en cada partido con los Nets.
Eddie Curry: El pívot tiene actualmente un contrato por el que ingresa más de 10 millones de dólares. Sin embargo, ha bajado sus prestaciones para promediar poco más de 4,5 puntos y dos rebotes por partido.
Samuel Delambert: El sueldo del pívot procedente de Seton Hall, asciende a más de 11 millones (más de 12 la temporada que viene) y sus número no superan unos paupérrimos 6,6 puntos y 8 rebotes. Se pide algo más a un jugador con unos ingresos bastante elevados.
Dan Gadzuric: El pívot de UCLA, ganará en estos dos próximos años más de 13 millones de dólares (seis hasta junio de 2010 y 7 hasta 2011), y su aportación de momento, es de dos puntos y dos rebotes por encuentro.
Tyson Chandler: Chicago le dio cinco años para que explotase y les devolviese la apuesta que habían realizado pero el jugador no cumplió. Ahora, en Charlotte se lleva más de 11 millones de dólares y promedia 6 puntos y otros tantos rebotes cada vez que pisa la cancha.
Erick Dampier: Lleva 6 temporadas en Dallas y jamás ha superado los 10 puntos por encuentro. Y eso que su sueldo asciende a más de 11 millones de dólares. Se le debería pedir más, sobre todo sabiendo que el año que viene cobrará más de 13.
Hasheem Thabeet: El pívot venía con vitola de ser un gran center y de momento, sus prestaciones están decepcionando bastante. Es verdad que el hermanísimo Marc Gasol le está quitando protagonismo, pero sus más de 4 millones de sueldo requieren unos números mejores de los que tiene (2 puntos y 3 rebotes).
Kenyon Martin: El ala pívot de Denver es un jugador efectivo, aunque con el paso de las temporadas, su cartera ha ido engordando y sus estadísticas adelgazando. Este año su cuenta bancaria ingresa más de 15 millones de dólares mientras que sus números se quedan en 10 puntos y 7 rebotes. Poco para una estrella.
Brian Cardinal: Minnesota es su quinto equipo en la gran liga y en ninguno de ellos ha dado el resultado que se esperaba de él. Y eso que los contratos que firmaba eran por apetitosas cuantías de dinero. El actual ronda los 7 millones de dólares. El devuelve algo más de un punto y medio rebote. Para echarse a llorar.
Ethan Thomas: Toda la vida en Washington promediando unos números paupérrimos le valieron este verano el billete sin posibilidad de regreso rumbo a Oklahoma. En ella se pensó que, al tener más protagonismo, iban a cambiar las cosas pero nada. Eso sí, es el que más cobra de la plantilla con más de 7 millones. Pero no es el líder. Ni se acerca siquiera.

Pero no todo son malas noticias. Hay una segunda cara en la moneda, es decir, hay jugadores que, aún cobrando poco, dan un rendimiento muy bueno. Y es que no sólo vamos a sacarles los colores a los equipos, porque también tienen sus aciertos. Estos son sólo unos pocos ejemplos:

Brooke Lopez: El center de los Nets está en su segunda temporada y sus números ya son de escándalo. Promedia casi 20 puntos y 10 rebotes por partido. Y eso que sólo cobra 2 millones de dólares.
Chris Douglas – Roberts: Otro que pasa por su temporada sophomore a lo grande. Sus números son dignos de mención (16 puntos y casi 5 rebotes), su sueldo para echarse a llorar (no llega ni al millón). ¡Se merece una subidita ya!
Wilson Chandler: Un ala con dos años de experiencia y unos números que empiezan a justificar su elección (casi 15 puntos y más de 5 rebotes por encuentro). ¿Su sueldo? Pasa por lo pelos el millón.
Joakim Noah: El ser hijo de leyenda, aunque no sea de este deporte, no te ayuda en la mayoría de las ocasiones, ya que aumenta la presión sobre tu persona. En este caso, el jugador ha sabido quitársela de encima. Y de una forma bastante barata. Sus 10 puntos y 11 rebotes sólo cuestan 2 millones y medio.
Rodney Stuckey: El base – escolta de Detroit es uno de los ejemplos de cómo pagar poco y obtener mucho. El chico sólo ingresa 1,8 millones, y responde con más de 19 puntos por encuentro. Sencillamente maravilloso.
Will Bynum: Otro ejemplo de lo bien que se hacen las cosas en Detroit es este base. Su sueldo no llega al millón pero sus número son de más de 5 (por encima de los 13 puntos y algo más de 3 rebotes cada vez que salta a la pista).
Marc Gasol: El menor de los hermanísimos está realizando una temporada de escándalo. Sus números ascienden a casi 15 puntos y 10 rebotes por encuentro. Se está ganando una renovación a lo grande (actualmente cobra menos de 4 millones al año) y, de paso, está haciendo que el nombre Gasol vuelva a quedar tatuado en el corazón de los aficionados de Memphis.
Aaron Brooks: El base de Houston Rockets ha aprovechado la lesión de McGrady para erigirse como el máximo anotador de la franquicia. De momento anota más de 17 puntos por encuentro y reparte más de 5 asistencias. ¿A que precio? Poco más de un millón de dólares.

En fin, todos sabemos que la NBA lleva impreso el logo del dólar en la frente. Pero, de un tiempo a esta parte, no sólo las franquicias de liga profesional americana realizan fuertes ingresos para tener en sus plantillas a los más grandes.

EN BUSCA DEL PRESTIGIO PERDIDO
  El desembarco de jugadores que actualmente sufre el baloncesto Europeo es realmente espectacular. Los destinos más queridos por todos ellos suelen ser: Grecia, gracias a los estratosféricos contratos que los grandes equipos helenos, les ofrecen (el ejemplo es Josh Childress que firmó por Olympiakos por 3 años a razón de 20 millones, además de algún regalo por debajo de la mesa), Israel (lugar a donde llegó Carlos Arroyo procedente de Orlando) o Rusia (Carlos Delfino fue el primero, y ya se ha marchado con la saca llena de euros), y le siguieron Nenad Krstic y Bostjan Nachbar (ambos por 18 millones, aunque firmaron por equipos diferentes). España no es destino muy deseado, aunque algunos hijos pródigos si que han vuelto. En su momento lo hizo Raul López (en Utah no rascaba bola y previo paso por Girona, recuperó la vitola que le precedía en el Madrid, equipo que le ofrecía, de paso, una buena suma de dinero), unos años después Juan Carlos Navarro (tras una temporada en la que no gozó de la confianza de su técnico, decidió recuperar protagonismo en Barcelona y de paso, embolsarse más de dos millones de euros al año), y este verano Jorge Garbajosa (previo paso por Rusia, el de Torrejón recalo en el Real Madrid de Messina, perdiendo dinero (cobraba 3 millones de euros) con respecto al equipo de Scariolo, pero manteniendo una sustanciosa ficha).

Pero lo más llamativo de todo es que, hasta las estrellas de relumbrón han puesto sus ojos en Europa. De hecho, tanto Lebrón James como Kobe o Carmelo Anthony avisaron que si algún equipo del otro lado del Atlantico les ofrecía 50 millones de dólares, estudiarían la oferta. Y es que, como bien aseguro el escolta de los Lakers: ¿Conoces a alguna persona razonable que rechace una oferta como esa? Nosotros no.

LA ACB ES MÁS COMEDIDA
En España, dejando a un lado el caso de Navarro, el cual ya hemos comentado, los sueldos son bastante comedidos. Los hay que cobran algo más, como por ejemplo, el barcelonista Fran Vazquez y el madridista Felipe Reyes (1,8 millones), el baskonista Tiago Splitter (1,4 millones), el también azulgrana Jaka Lakovic (1,3 millones), el jugador de Power Electronics, Kosta Perovic (1,1 millones), el escolta de Unicaja, Jiri Welsh (1,2 millones) o su compañero Carlos Jiménez y los merengues Axel Hervelle y Louis Bullock que llegan al 1 millón justos por temporada. El resto de los jugadores se mueven en números que van entre los 100.000 y los 600.000 euros al año. Esto si hablamos de la ACB. En categorías inferiores no se llega a fichas tan altas. Y es que, aquí en España somos más de proyectos de conjunto. Nos gusta crear plantillas que, bien engrasadas, obtengan títulos. Quizás por eso, las figuras NBA que quieren recalar en Europa no se paren en nuestra liga. Sin embargo, eso no ha frenado la progresión del baloncesto español. De hecho, y lo decimos con la boca grande, la ACB es la mejor liga tras la NBA. Y sin dejarnos hasta el último céntimo en fichajes. Es, otra filosofía.