El Regal Barça pasó a la final de la Supercopa a lo grande en el duelo que a priori era el plato estrella del fin de semana, el esperado derby ante el Real Madrid. Los catalanes humillaron de forma histórica a un caricaturesco Real Madrid que no pudo mostrar absolutamente nada, ante un equipo que se conoce a la perfección y cuyo talento es abrumador. Así los catalanes mañana intentarán revalidar el título ante el Power Electronics de Valencia.

El equipo catalán salió con la puntería afinada desde 6.75 para anotar sus dos primeros lanzamientos. El Real Madrid no se dejó intimidar tan rápido por el campeón de Europa respondiendo con una defensa muy ajustada sobre todo en las ayudas y saliendo como una centella al contraataque.

Esto era un mero espejismo y Messina se deseperaba con constantes cambios, cambiando el quinteto entero en tan solo cinco minutos, mientras el Barcelona se estiraba sin hacer tampoco un juego excelente. La veteranía, el llevar un año jugando juntos a un nivel excepcional hacía que los blaugranas tuvieran una ventaja sobre el Real Madrid y a los siete minutos adquirieran once puntos de ventaja.

El Barcelona fluía, estaba intenso en las dos partes de la cancha y por si acaso ahí le quedaba en la recámara su inmenso abanico de talento ante el que el Real Madrid no tenía soluciones.

El segundo cuarto comenzó como un duelo en la pintura, pero aún así, los blaugranas eran superiores. La defensa además les permitía practicar su juego rápido y de transición, algo que hacía más grande todavía la herida. El porcentaje de tres barcelonista era impresionante y la ventaja se ampliaba a los 21 puntos a los 14 minutos. Ahí un Madrid desubicado contagió de su juego deslabazado al Regal Barça que ya no pegaba con contundencia, bajando la concentración de forma considerable y permitiendo a Tucker con sus tiros poner al Madrid a 16 al descanso, gracias un tiro de Morris al final.

En la reanudación el Barça, sin pisar demasiado el acelarador siguió gustándose. Apretando atrás para salir como una exalación hacia el aro. Los madridistas predicaban en el desierto, incapaces de sacar cualquier asomo de noticia positiva hasta conseguir doblar en el marcador a los 27 minutos (69-32), ahí ya Sergio, rompió un escandaloso 22-0.

El Barça seguía con una actitud encomiable en defensa y un juego rapidísimo liderado por unos espectaculares Pete Mickeal y Terence Morris. Así el Barcelona se gustó mientras ridiculizaba de forma histórica al Real Madrid de Ettore Messina.
 

Así llegamos a un último cuarto que ya sobraba por completo y en el que el Madrid intentaba maquillar como buenamente podía el marcador ante un Barcelona que ya se había “relajado”.