El CB Granada lleva una malísima racha de derrotas que tiene la moral del equipo por los suelos.
El partido de ayer ante el Alta Gestión Fuenlabrada fue la constatación de este hecho. El Fuenla superó la barrera de los 10 puntos de diferencia en el tercer cuarto y a partir de ese momento los andaluces se desmoronaron como un castillo de naipes.
La estampa de su entrenador tras acabar el encuentro era la viva imagen de la desconsolación.
-¿Está preocupado?" -se le preguntó en la rueda de prensa-.
-Hace tiempo que estoy preocupado, no puede ser que el nivel de concentración y esfuerzo del equipo sea este.
Tras una breve pausa, prosiguió con su elocución.
-Estoy cansado. Es evidente que esta actitud no se puede repetir. Todo el mundo debe asumir su responsabilidad y dar un paso adelante.
Palabras que demustran que a ojos del entrenador algo malo está pasando en el seno de la plantilla granadina.
El Fuenlabrada ganó el partido de manera fácil. Supo detener a Borchardt realizando sobre él una defensa dos contra uno en la que Oleson ayudaba a Bueno. Además, Radivojevic fue el perro de presa utilizado ante los tiradores -especial atención a Jimmie ‘Snap’ Hunter-, y con esto los de Poch quedaron maniatados.
Guil vio así al equipo de Poch: "Sabíamos que podíamos hacer que el partido se terminara en el tercer cuarto si salíamos del descanso apretando, defendiendo y jugando nuestro juego, y más teniendo en cuenta la racha negativa de la que venía Granada".
