“Las finales no se eligen, se juegan y se ganan”. Así de rotundo fue el Cholo Simeone el día en que su Atlético de Madrid se enfrentaba al Real Madrid en toda una Final de Copa del Rey en el Bernabéu. En aquella ocasión, el conjunto colchonero salió victorioso del campo del eterno rival y esa frase de Simeone ya quedaba grabada para la posteridad, no sólo en la historia del fútbol, sino también en la historia del deporte. Algo así debió sentir Andrés Nocioni en la tarde de ayer, cuando el Real Madrid se preparaba para jugar la Final de Copa en el Gran Canaria Arena. El Chapu nos tiene acostumbrados a grandes actuaciones, aunque en este Madrid tenga que compartir protagonismo con otras tantas estrellas que, como él, visten la casaca blanca con la única premisa de ganar.

Tras el partido del Joventut, su tobillo izquierdo, más que un tobillo, era una bola enorme, y es que el ala-pívot blanco se había hecho daño en una de las acciones del partido. Argentino como el cholo, y con ese gen ganador que les caracteriza a ambos, Chapu no se lo pensó dos veces y saltó a la pista con la mente puesta en un trofeo que ya había conseguido ganar pero que se le había resistido demasiado en su vuelta a los ruedos españoles. Con todo esto, Nocioni se intentó olvidar del dolor que sufría para marcarse un papel de actor secundario que terminaría por ser más decisivo de lo que todos pensaban.

El carácter y la garra del argentino brilló como pocos, con el tobillo en malas condiciones fue capaz de colocar hasta cuatro gorros durante el partido, de anotar 10 puntos y capturar 7 rebotes que fueron cruciales para el Real Madrid. Tras el partido, Pablo Laso no tuvo más remedio que elogiarle en sala de prensa alegando que él mismo ya había comprobado, cuando aún jugaba, que “ese corazón ya estaba ahí, es un ejemplo de lo que queremos como equipo”.

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Cuando Mirotic se fue y Nocioni llegó, muchos hicieron saltar las alarmas de que el fichaje de El Chapu llegaba algo tarde, pero viendo cómo se dejó el alma ayer aun estando lesionado, puede que los blancos no fueran tan desencaminados. 

ASÍ ESTABA EL TOBILLO DE NOCIONI