Unicaja está en el peor momento de su historia. Si bien en sus inicios fue un equipo que tardó en asentarse en Primera División, posteriormente ACB y actualmente Liga Endesa, el equipo malagueño ha experimentado durante sus más de 30 años de vida un constante y paulatino crecimiento que le ha llevado a convertirse en uno de los grandes del baloncesto español, logrando conquistar títulos, llegando a ser reconocido en Europa con la Licencia A de Euroliga.
Pero la decadencia que Unicaja ha ido sufriendo los últimos años ha ido minando a equipo y afición, viendo como malas decisiones y un mal aprovechamiento del presupuesto conformaban plantilla de nivel medio con contratos largos y sueldos de estrella, casos de Giorgios Printezis, Saúl Blanco o Guille Rubio, por nombrar algunos, además de traer alguna estrella en el ocaso de su carrera que trastocaba el presupuesto, como ocurrió con Terrell McIntyre.
Para esta temporada la afición malagueña se había vuelto a ilusionar con su equipo. En el final de la campaña pasada Chus Mateo había logrado que el equipo tuviese entrega y que los partidos en el Carpena fuesen de nuevo una fiesta. Y su intención para esta campaña fue conformar un equipo con menos nombre pero con más hambre.
Y lo cierto es que Unicaja hizo un inicio de temporada inesperado por lo positivo. El equipo se encontraba en la parte alta de la clasificación, se clasificaba para Top16 y se palpaba en el ambiente un clima muy positivo, donde se veía a los jugadores con posibilidad de luchar por un título, en este caso hacer un buen papel en la Copa del Rey.
Pero comenzaron a surgir los inconvenientes y aquí volvieron a aflorar los problemas del club en sus estructuras. Las graves lesiones de Darden y Freeland y el bajo rendimiento de Gerald Fitch hicieron que Chus Mateo pidiese un refuerzo para consolidar la plantilla. El director deportivo, Manolo Rubia, se movió y logró llegar a un acuerdo con Krunoslav Simon.
Para entonces los malagueños ya estaban en decadencia, habían perdido prácticamente sus opciones de pasar el Top16, que acabaron con cero victorias, habían caido estrepitosamente ante Banca Cívica en Copa y habían comenzado a dilapidar su buen balance en Liga Endesa, donde un buen parcial de 12 victorias y 4 derrotas veía como aumentaban los tropiezos con partidos lamentables ante Gran Canaria u Obradoiro.
Chus Mateo a explotar tras una nueva derrota en casa ante Asefa Estudiantes.
Aquí comenzaron una serie muy seguida de decisiones de difícil explicación, donde cada una que se tomaba era contraria a la anterior y desmontaba el discurso que se había hecho con anterioridad.
Porque Chus Mateo es ratificado en su cargo tras ese partido contra Estudiantes y se firma a Troy DeVries, un jugador americano, teniendo tres ya en nómina en la plantilla, por lo que su inclusión conlleva dejar dos fuera de la convocatoria. Además, si no había dinero para traer a Simon, el cual era un fichaje relativamente barato cuya única condición era asegurarle una segunda campaña, ¿Por qué ahora si lo había para traer a DeVries?
Sí debía de haber dinero porque sólo unos días después traer a Luis Casimiro, que firma sólo hasta final de campaña tras llegar de ser destituido en Blancos de Rueda Valladolid siendo último de la clasificación en la Liga Endesa.
Para estas alturas el club decide multar a los jugadores, a los que acusa de desidia y falta de entrega, reduciéndoles un 10% en su nómina en el mes de Marzo, hecho que crea malestar en los jugadores. Además, Gerald Fitch ya está apartado del equipo, y aunque Casimiro dice que cuenta con todos, sólo necesita un par de entrenamiento para ver que el jugador ni está ni se le espera, por lo que termina rescindiendo contrato y desvinculándose de Unicaja. Pero con sólo tres americanos, Darden, DeVries y Payne, Casimiro sorprende con sus decisiones.
Los bases han sido un problema para los malagueños este año. Kristaps Valters ha vuelto a demostrar que no está capacitado para dirigir un equipo con aspiraciones y Earl Rowland no ha cuajado, mostrando un nivel por debajo del necesario para un equipo que quiere estar arriba, algo por una parte esperado de un jugador que viene del 12º clasificado de la Liga Italiana. Llega a sonar por Málaga el rumor de que la directiva le ha ofrecido a Casimiro a Papaloukas y éste lo ha rechazado (¿pero no estaba el club sin dinero, con el presupuesto cerrado?).
Como el técnico no lo ve claro, prueba con Payne y deja fuera a Darden en la visita a Murcia. El cambio no funciona y para el siguiente encuentro Darden pasa de no estar convocado a ser el segundo jugador más utilizado en el encuentro ante el Barcelona Regal, que supone un ridículo más en la temporada que hace explotar a Casimiro y decir que se tomarán medidas.
La primera ha sido apartar a Kristaps Valters. Los jugadores se llevan una nueva reprimenda y toque de atención por su falta de entrega y bajo rendimiento y puede incluso darse la situación de que aparezca un nuevo fichaje para las tres últimas jornadas, aunque parece algo descabellado, pero nada descartable con el modelo de gestión del club, donde se están dando palos de ciego en busca de que en un giro inesperado se acierte con la tecla tocada y el equipo empiece a funcionar.
Pero las jornadas pasan, el equipo ha pasado de estar en cuarta posición en la tabla con un balance 12-4 a estar actualmente con un balance negativo de 14-16 en la undécima posición, con escasas posibilidades de entrar en Playoff y con muchas opciones de perder la Licencia A de Euroliga, lo que supondría un palo económico al club y una pérdida de prestigio de cara a la firma de jugadores importantes de cara a volver a tener la próxima campaña un equipo competitivo en la parte alta de la clasificación.