El partido empezó con la Penya siendo un saco de nervios, y es que los catalanes querían romper la racha de 5 derrotas consecutivas y, sobretodo, cambiar el recuperar la identidad del equipo, después de haber salido muy mermados de Bilbao en la última jornada. Era Clevin Hannah quien se hacía con el ritmo del partido, y el exjugador del Joventut conectaba con el Ovie Soko para abrir brecha en el marcador: 6-18 en el minuto 8; la anarquía en el equipo local era total, y Wayns, Richard y Gielo intentaban hacer la guerra por su cuenta con malos porcentajes. Ante este desorden, el Murcia seguía sumando sin tener que hacer un juego brillante, y terminaban 12 puntos por delante al final del primer cuarto.

La solución a los problemas de los de Badalona surgió desde la intensidad defensiva de la dupla canterana formada por Dimitrijevic y López-Arostegui. El macedonio se dejó la piel en defensa y aportó criterio en ataque, mientras que el vasco sumó sin cometer ningún error. Con un parcial de 11-2, el Murcia veía como su distancia se había reducido, pero Ibon Navarro confió en la frescura de Hannah y la presencia física de Tumba en la zona, que tenía un duelo bonito de ver ante Jerome Jordan.  A la media parte, los pimentoneros aún disfrutaban de una ventaja cómoda en el marcador: 30-38.

Ya en la segunda parte, solo Richard veía aro por parte local, y es que Navarro utilizó la polivalencia de Rojas y Soko para plantear una defensa asfixiante con cambios y muchas ayudas (38-48). La falta de físico y garra de jugadores como Gielo o Kulvietis regalaba 5 puntos fáciles de tiros libres a los visitantes, que generaban ventajas desde el 1×1, pero echaban de menos la efectividad de Oleson desde el perímetro, que arrastraba un 1/7 en triples. Dimitrijevic volvía a pista y con él en la posición de base, el equipo volvía a funcionar (44-51); sin embargo, en una jugada de saque de fondo, el macedonio era castigado con una falta personal en ataque, su cuarta. Los de Ocampo perdonaron tiros cómodos para reducir la diferencia, y Murcia lo castigó con la eficiencia de Delía para cerrar el cuarto 10 puntos arriba (45-55).

El último cuarto fue un deja-vu donde los catalanes remaron a contracorriente sin tener ningún jugador capaz de encadenar dos acciones positivas (como generar un buen tiro). No había el más mínimo criterio del Joventut, y se entraba en un concurso de triples desorganizado y con porcentajes muy bajos (4/26 en total para los locales). Los pimentoneros no se volvieron locos, y siguieron jugando a un baloncesto sencillo con su 5 inicial en pista la mayoría de los minutos. Vidal y Dimitrijevic quisieron remar hasta el último momento, e incluso consiguieron llevarse el último parcial (17-16), pero el resultado fue el mismo de los 5 últimos partidos: derrota y malas sensaciones (62-71).