Definitivamente se ha proclamado la república independiente de la felicidad en el Palau. Toda aquella rabia y malas caras acumuladas con derrotas y partidos a 70 puntos ha sido borrada con el plumazo del juego colectivo, las posesiones cortas y el ritmo endiablado que Sito Alonso ha propuesto para este nuevo Barça. Es verdad que estamos empezando, pero con lo que le costaba disfrutar al aficionado blaugrana en los últimos tiempos, el agua bendita en forma de nuevo entrenador y hasta ocho jugadores que santigua cada partido hasta ahora, hace que se enarbole, con estrella o sin ella, pero sí con euforia desmedida, la bandera del éxtasis y de los títulos, por supuesto, que para eso se juega en Can Barça.

Y dicho todo esto, quién le iba a decir a Obradoiro que se fuera a llevar tan serio correctivo de la manera que empezó el partido. Con esa grata sorpresa que representa Matt Thomas para su equipo y para la ACB, un palmeo de Laksa mantenía a los suyos por delante en los primeros cuatro minutos de juego, frente a Oriola y cuatro más. Los 7 puntos del ala-pívot junto al segundo triple de Hanga contrarrestaban el buen inicio gallego. El primer parcial acababa en 20-15 y, aunque había señales, nada atisbaba lo que ocurriría a continuación: un estratosférico parcial de 16-0 imitaba el partido del viernes en Euroliga y vociferaba embeleso en el aficionado blaugrana. Cinco minutos de gloria bendita y baloncesto de quilates que ponían un 36-15 en el minuto 15, con Tomic  haciendo hasta mates y Hanga poniendo escandalosas diferencias con el enésimo contraataque. Facilitaba las cosas Obradoiro, cuidando poco y mal el balón o jugando posesiones por debajo del segundo 10, queriendo reducir por la vía rápida la desventaja y recibiendo en cambio una y otra vez los envites de este fluido Barcelona, dispuesto a vivir otro partido placentero antes del descanso.

El movimiento con y sin balón de los jugadores de Sito era constante. Daba gusto verles jugar y para nada afectaba el hecho de haber jugado el viernes. Qué bien funcionan las piernas cuando las cabezas están ligeras…Moerman cortaba la zona como mantequilla para un mate y Vezenkov se aprovechaba del base que Tomic lleva dentro para cerrar el segundo cuarto en un elocuente parcial de 29-7 en una orgía de baloncesto colectivo que llevaba al descanso a los dos equipos en un ya definitivo 49-22. Lo dicho, la felicidad en forma de república del baloncesto.

Al descanso ya habían jugado y anotado 11 de los chicos de Sito haciendo un 56% en tiros de campo. De los 18 aciertos, 15 precedidos de un pase de canasta previo. ¡Cómo se pasa el balón este Barsa! Sólo Matt Thomas presentaba números dignos por los visitantes, ante la tormenta blaugrana.

Tres triples seguidos de Obra en la reanudación querían invitar a seguir luchando el partido. Puro estilo Moncho. El problema es que para este Barsa es caramelo jugar a ritmo alto y muchas posesiones y respondía con más y mejores pases al orgullo gallego para continuar por encima de la veintena de ventaja. 

Como aquel caramelo, se diluía el acierto inicial visitante de la reanudación y Oriola palmeaba desde su casa un tiro errado para empatar el parcial del cuarto y devolver la ventaja del descanso (62-35 min 26) y a la realidad a los gallegos. Al menos, ahora sí y para su consuelo, competía Obra ante el monstruo que había venido a verle en el segundo cuarto.

Navarro, hoy sí con minutos, hacía cuatro puntos seguidos para el +31 y Vezenkov robaba el enésimo balón para un nuevo disgusto de Moncho Fernández. Las pérdidas volvían a castigar a su equipo y Navarro a rozar los cuarenta de ventaja (78-39) para cerrar el tercer cuarto con otro parcial favorable a la nave líder de la liga. Cómo ha cambiado la película en Can Barça.

Hoy sí, como casi ocurrió el viernes, el último cuarto era para la galería de los minutos de la basura, aunque en este equipo la basura tiene tanta calidad que el espectador recibe con creces cada euro que le cuesta la entrada. En esos minutos sobresalía Heurtel con robos y canastas para seguir disparando las ventajas a cifras escandalosas y doblando a su adversario casi al acabar el partido (88-44 min 36) antes de que Tomic hiciera su segundo ¡mate! del partido.              

Oriola, no podía ser otro, ponía los 100 puntos con otro triple ya en el último minuto y Obra maquillaba si se puede usar ese término cuando pierdes por más de cuarenta para terminar con un 102-58 el tercer partido consecutivo con paliza por encima de los treinta puntos de diferencia. Quién lo diría hace unos meses. No tenemos ni idea aun de cómo acabará el Procés de la temporada para este Barça 17/18. Lo que sí está claro es que la alegría ha regresado al Palau. Esperemos que para quedarse.