Aunque Bilbao fue el que abrió el marcador del Fernando Martín en la nueva temporada, a los locales no les llevó ni un segundo encontrar el ritmo y haceres con el timón del partido y, tan pronto como Vargas puedo echar la bola al suelo, los de Nestor García empezaron a trabajar a un ritmo altísimo e incesante, que pilló a Bilbao aún ubicándose en el partido. Y en esas, Fuenlabrada ya había anotado 10 puntos en los primeros 3 minutos. Los de rojo establecían una defensa en la que se intentaba entorpecer cada acción y cada pase de los Hombres de Negro y, quizás por ello, en cuanto Bilbao quiso mandar algo más en el partido, el ritmo de este bajó. Olaseni consiguió ser una influencia fuerte en los cristales desde el arranque y estableció una línea de dominio en el rebote que luego pudieron continuar Sekulic, Smits y Eyenga. Mientras, a Bilbao la renta ya se le escapa a 13 (21-8) y sólo los destellos de Ricardo Fischer, que se marcharía al final del primer cuarto como el máximo anotador visitante, pudieron acercar a los suyos a esa barrera psicológica de los 10.

Fuenlabrada consiguió mantener la dinámica durante un segundo tiempo que se desarrolló en término casi idénticos al primero, volviendo a dejar a Bilbao en sólo 15 puntos en ese cuarto (16 en el primero) y, aún con un ritmo anotador algo menos constante, una sensación de que en cada ataque conseguían, al menos, levantar un tiro limpio. Todo lo contrario pasaba en Bilbao, que llegó a consumir tres posesiones casi consecutivas sin llegar a lanzar a tiempo.
El paso por vestuarios le permitió a Durán calibrar la defensa y dar alguna directriz más concreta para romper el entramado de Fuenlabrada alrededor de su aro. Gracias a eso, fue Fuenlabrada quien empezó a enlazar posesiones espesas, con lanzamientos hacia el final de las mismas, perjudicados también en parte por un descanso que les hizo perder algo de esa tensión que habían mostrado en los primeros 20 minutos. Con todo y con ello, Bilbao nunca llegó a amenazar del todo el colchón de puntos que Fuenlabrada se había construído en la primera mitad de encuentro y no llegaron a rebajar nunca los 8 puntos de desventaja. Esa poca frescura en ataque de Bilbao le vino bien a los de Nestro García para recuperar el pulso en ataque gracias a un Eyenga muy enchufado, que volvía a ser el mejor de Fuenlabrada y a que, un cuarto más y ya iban 3, lograba cerrar más capturas que su oponente.

En consecuencia de todo ello, Bilbao llegó al último período con una desventaja no muy grande, que podría haber ajustado aún más, pero sin el deseo o la fé suficiente ante un Fuenlabrada que hoy se gustó en su intensidad (los de rojo colocaron 6 tapones a los de negro).