Con Blazic en el quinteto titular, por mor de los cansancios europeos, el Barça Lassa se marcaba un 10-0 de parcial financiados casi todos ellos por Pangos, hasta que Roberts por fin conseguía meterla por el aro local para cortar aquel comienzo. Los minutos de farolitos iniciales se convertían en pura espesura, aprovechada por Unicaja para meterse cerquita de los dueños del pabellón (15-12 min. 7). Así, como a ritmo pausado, como cuando las piernas están demasiado sobrecargadas, se acababan los primeros diez minutos en 17-15 local.
Con tanta gente en la enfermería malagueña, las rotaciones permitían a Seraphin poner una poquita más de ventaja a su equipo. Se sucedían los minutos sin que mucho aconteciera, como dejándolo todo para cuando los músculos estuvieran un poquito menos pesados. No le iba eso al casi recién llegado Boatright, suelto y finito para anotar, repartir y poner a los suyos por arriba por primera vez en la tarde-noche (30-31 min. 16). Se gustaban los dos bases boquerones, para no hacer notar las bajas conocidas y las de última hora. Aunque sólo les daba para dejar la cosa entablada al descanso, sobre todo porque a Hanga no le gustaba como estaba jugando su equipo y se lo echaba a la espalda.
Intentaba cuidar más el balón el Barça Lassa de vuelta de las cabinas, ante la sangría de pérdidas de la primera mitad y esto le daba para coger un par de puntos de ventaja, aunque la cosa seguía fría y sin nada de ritmo. Una antideportiva sobre el dudoso Singleton estiraba algo más la delantera local (51-44 min. 24). Unicaja no se enteraba del partido, rescatado para la causa por los triples de Milosavljevic y de Dani Díez. Y eso que Pangos seguía enchufado hoy, con su partido virgen de fallos y un triple suyo picando la bocina de final de cuarto lo dejaba todo en 66-59 para llegar a la última pausa.
Ese tiro que tanto está cambiando nuestro deporte se convertía en protagonista al inicio del último cuarto y todo eran bombas de tres para seguir manteniendo los parciales igualados. Dani Díez desde el cuatro tenía el tiempo necesario para anotar, lo mismo que el jugón Boatright o el especialista Kuric. Ponía Pesic a Blazic sobre el base estadounidense para cortar la creación malagueña y que Kuric subiera la ventaja a los dos dígitos del carretón de triples (82-72 min. 35). Ahora sí que sudaban las piernas afiladas de la intensidad defensiva blaugrana y a Unicaja se le derretía el partido con un 15-2 de parcial que sentenciaba la cosa (86-72 min. 37). Y a pesar de la sesión de maquillaje de Wiltjer y sus triples la partida se quedaba en un 94-83, justo a tiempo para que las piernas y los músculos llegaran a calentarse.