Estábamos ante la reedición de la final de la Copa del Rey, un partido que no fue competido, por lo que había ganas en Málaga de ofrecer una imagen distinta.

Se iniciaba el encuentro con 1-10 de salida del Real Madrid, gracias a una defensa muy intensa y al acierto de Jaycee Carroll (dos triples) desde el perímetro. En una fase de pleno control madridista, sería Darío Brizuela quien consiguiera cinco puntos para dar algo de aire a un Unicaja dominado por su rival (9-15). Mediado el cuarto, saltaba a pista Marko Simonovic, justo antes de la primera canasta de Axel Bouteille (que había salido de titular) vestido de verde. Pero el Real Madrid controlaba la pintura, territorio de Tavares y Garuba (11-23). Terminaba el primer cuarto con clara ventaja visitante (16-25), con Jaycee Carroll como jugador más destacado con diez puntos.

El partido se movía alrededor de los diez puntos de diferencia. Con el descanso de Edy Tavares, el juego ofensivo del equipo de Pablo Laso se había decantado más hacia el lanzamiento triple. El acierto de Rudy, Thompkins, Rudy y Laprovittola daba al Real Madrid una ventaja muy amplia (23-39). Pero en el peor momento, un triple de Josh Adams, un 3+1 de Adam Waczynski y una bandeja de Brizuela, le daban nueve puntos consecutivos a Unicaja que lo volvían a meter en el partido (32-39). El principal damnificado para el entrenador del Real Madrid fue Salah Mejri, que volvía al banquillo para sacar nuevamente a Tavares. Era el momento en el que los árbitros señalaban dos técnicas a Unicaja, una a Luis Casimiro y otra a Darío Brizuela. El partido se iba al descanso con seis puntos de margen para el Real Madrid (38-44), una cifra exigua teniendo en cuenta cómo se había desarrollado el partido y que mostraba la capacidad de lucha de los jugadores locales que no habían tirado el partido, especialmente teniendo en cuenta el reciente precedente de la final de la Copa del Rey.

 

Tras cuatro puntos del Real Madrid, un parcial de 8-0 permitía a Unicaja acercarse hasta los dos puntos en el marcador (46-48). La conexión Campazzo- Tavares hacía mucho daño a Volodymyr Gerun, que se veía sobrepasado, y los visitantes abrían brecha en el marcador de nuevo (48-58) ya que Unicaja había perdido la frescura defensiva del segundo cuarto. Un brutal mate de Tavares tras rebote ofensivo, ponía catorce puntos de ventaja. Una bandeja de Causeur ampliaba la ventaja y una sensacional canasta de Brizuela desde su propio campo, cerraban el tercer cuarto con clara ventaja visitante (56-69).

 

En el último cuarto se desató la locura anotadora. Ambos equipos conseguían canastas con facilidad, pero la situación favorecía al equipo de Laso, que disponía de un colchón de puntos. Una bandeja de Brizuela ponía a su equipo a diez puntos (67-77), pero Thompkins respondía rápidamente machacando solo bajo el aro. A cuatro minutos del final, dos canastas consecutivas de Gerun colocaban al Unicaja a solo cinco puntos del Real Madrid (76-81). Pablo Laso pedía tiempo muerto y volvía a sacar a pista a Tavares, que conseguía una canasta y un rebote ofensivo que permitía un nuevo ataque y una nueva canasta de Tavares gracias a otra asistencia de Campazzo (78-85). Un triple de Carroll a 2:20 del final parecía sentenciar el partido (80-88), pero Josh Adams respondía con otro triple (83-88) y una asistencia del propio Adams permitía a Gerun un 2+1 que no sólo ponía a dos puntos a Unicaja (86-88), sino que sobre todo, eliminaba a Tavares. Unicaja empataba el partido a 1:25 del final gracias a dos tiros libres de Simonovic (88-88). Facu Campazzo conseguía cuatro tiros libres consecutivos que daban aire su equipo (88-92). Marko Simonovic tuvo a su disposición dos tiros libres para apretar el encuentro, pero falló ambos y el Real Madrid se hizo con su noveno triunfo consecutivo.