El basket NBA lleva hasta el extremo la especialización de los jugadores que componen las plantillas de las distintas franquicias. Encontramos 2-3 estrellas en cada equipo, que se convierten en sus referentes ofensivos. Completan el cinco inicial jugadores de buen nivel que se busca complementen las características de sus hombres franquicia. En el banquillo, el objetivo es tener un recambio por cada posición en la pista para poder obtener una rotación de calidad que permita mantener el nivel de juego cuando los titulares no están en la cancha. Y luego quedan una o dos plazas, los últimos de la fila. Jugadores marginales que disputan normalmente los minutos de la basura y que tienen como función hacer grupo, crear buen ambiente en el vestuario y animar a sus compañeros desde el banquillo. Los denominados "agitatoallas".
En este rol concreto, el jugador más carismático, más simpático y objeto de bromas constantes, que son incluso promovidas por el mismo, ha sido en los últimos años BRIAN SCALABRINE. Este pelirrojo de 2.06 de estatura y 34 años cuya mayor cualidad como jugador es su buena muñeca, ha decidido colgar las botas tras 11 años de carrera en la NBA. En este tiempo en la liga deja unos promedios muy discretos, 3.1 puntos y 2 rebotes de media en 520 encuentros de regular season (a los que hay que añadir 39 partidos de playoffs) en los que tan solo ha logrado disputar 13 minutos por actuación con Nets, Celtics y Bulls. Sin embargo, su legado va mucho más allá de los fríos números. Tras unos primeros años en New Jersey, en los que llegó a contar con asiduidad en la rotación del equipo, según pasaron los años, su papel fue tornándose marginal en Celtics, primero, y Bulls, después. Con su particular personalidad, aceptó ese rol y se dedicó a convertirse en una celebridad de Serie B en la liga por su peculiar forma de ser. El propio Scalabrine creo un personaje que dio que hablar entre los fans de la NBA, pero también logró el aprecio de entrenadores y compañeros por su forma de hacer vestuario y por su infatigable labor de animar a sus compañores desde el banquillo. A partir de ahora, y tras rechazar una oferta de los Bulls para ocupar una plaza en el staff técnico, se dedicará a comentar para la televisión los encuentros que disputen los Celtics. Y seguro que lo hará muy bien. Inteligencia y chispa le sobran para ello.
Tras ganar el anillo con los Celtics en 2008, Scalabrine responde con gran ironía e inteligencia sobre sus sensaciones por no haber disputado ni un solo segundo en las finales:
"Tal vez, ahora mismo puede pensar "no he jugado ni un segundo"; pero en 5 años lo habré olvidado; en 10 años seguiré siendo campeón; en 20, contaré que fuí titular y dentro de 30, que fuí MVP…"
Scalabrine es el mejor ejemplo del tan apreciado jugador de rol marginal pero esencial por ser respetado por jugadores y técnicos por su papel para hacer vestuario y animar a los suyos. Ha sido el "agitatoallas" ejemplar. Un tipo de jugador del que, mirando la vista atrás, hemos conocido unos cuantos ejemplos en las últimas décadas en equipos ganadores.
En la década de los 80, dos gigantes fueron los más claros ejemplos de "agitatoallas" que lograron una cierta fama por su peculiar papel en los mejores equipos de aquella época: Celtics y Lakers. Hablamos de los gigantes Greg Kite y Chuck Nevitt.
GREG KITE era un center de 2.11 que en la década dorada de la NBA logró nada menos que dos anillos con los Celtics (1984 y 1986), aunque con una participación marginal en el juego, con promedios inferiores a los dos puntos por encuentro. Con su lustroso bigote, delgado y su altura, no pasaba desapercibido, siendo una especie de mascota en la franquicia del trébol. Pero leyendo comentarios de los principales jugadores de los Celtics de aquella época, se percibía a Kite como un jugador realmente respetado y valorado, no tanto por lo que hacía sobre la pista (que más bien hacía poco), sino por su labor en el vestuario y su esfuerzo en los entrenamientos, donde era el sparring perfecto para los McHale, Parish y compañía…
CHUCK NEVITT era un gigante de nada menos que 2.26 de estatura, un center tan grande como falto de talento para el juego. Sumó tan solo 826 minutos en los 155 partidos en los que participó en sus 9 años de carrera en la liga. Fue miembro de los Lakers entre 1984 y 1986, teniendo la oportunidad de lograr el anillo de campeón en la temporada 1984-85. Durante sus años NBA pasaría por otras franquicias como los Rockets, Pistons, Bulls o Spurs. Tipo simpático y afable, era de esos jugadores que ayudan a hacer vestuario y no dan ningún problema. Seguramente sería consciente de la inmensa fortuna de poder estar en la elite del baloncesto siendo su altura su única virtud.
En otra dinastía para la historia, como fueron los Bulls de Jordan, también contaron con su especialista "agitatoallas". Nada más y nada menos que JACK HALEY, genuino precursor de animar a sus compañeros a través de mover en el aire su toalla. Formado nada menos que en la prestigiosa UCLA, debutó como profesional en el añorado RCD Espanyol en la campaña 1987-88, ofreciendo un muy mediocre rendimiento. Sin embargo, y sorprendentemente, acabaría sumando nada menos que 9 campañas en la NBA con franquicias como Nets, Lakers, Spurs y Bulls, entre otras. Precisamente con los de Illinois se llevaría el anillo de 1996, en la temporada en la que los Bulls sumarían nada menos que 72 partidos en regular season. Eso sí, solamente disputaría un partido en la fase regular, manteniéndose inédito durante los playoffs. Su labor sería la de animar desde el banquillo y ser la babysitter de Dennis Rodman, el errático jugador con el que entabló una gran amistad.
Parecida labor llevaría a cabo con los Bulls el barbudo pívot canadiense BILL WENNINGTON, ganador de tres anillos (1996-97-98), viendo los toros desde la barrera (poco más de 10 minutos en cancha por partido), pero siendo el primer en levantarse para espolear a los suyos desde el banquillo. En otra gran franquicia de los `90, Seattle Supersonics, también tendría cabida STEVE SCHEFFLER, jugador que se ganó el pan con el sudor de su frente durante el verano y que llegó a hacer carrera en la NBA como auténtico "agitatollas" (7 campañas con un promedio de 1.9 puntos y 1 rebote por choque), rol por el que llegó a ser muy querido por seguidores y compañeros en Seattle.
Ya en este presente siglo, nos viene a la cabeza un nombre como el de DJ MBENGA, el pívot congoleño con pasaporte belga ganador de dos anillos de los Lakers (2009 y 2010), con una muy escasa participación en el juego. Sin embargo, se ganó a pulso sus minutos de gloria televisiva y la estima de sus compañeros por su carácter afable, divetido y por hacer piña como nadie. Años atrás haría lo propio el showman JOHN SALLEY. Ya en la cuesta abajo de su carrera y cerca de la retirada, sería el animador del banquillo de los Lakers en el anillo de 2000. Y en los dos siguientes anillos, parecido cometido protagonizaría el MARK MADSEN. En el mismo saco también podríamos meter al veterano BRIAN CARDINAL, cuya verteranía y aportación como pegamento es muy valorada por los Mavericks ganadores del anillo de 2011. Y de cara al futuro, el iraní HAMED HADDADI corre grabe peligro de ser recordado como otro entrañable agitatoallas…
No podemos acabar esta pequeña enumeración de agitatoallas sin hacer referencia a dos jugadores que interiorizaron mejor que nadie su papel marginal en la liga. Nos referimos, en primer lugar, a MARK POPE. Entre finales de la década de los noventa y la primera mitad de la primera década del siglo XXI, Pope luchó verano tras verano en los training camps para hacerse con una plaza en el roster de alguna de las franquicias de la NBA. Y al final lograba su objetivo, aunque evidentemente sus participación en el juego durante la temporada fuese casi nulo. Pope era muy consciente de su rol, de su papel de obrero del baloncesto, con citas celebres como aquella ocasión en la que llegó a afirmar: "Todas las temporadas, cuando un nuevo equipo me ficha, hay un equipo menos que desconoce que no puedo jugar en esta Liga. En Estados Unidos hay unos 5.000 jugadores mejores que yo que nunca han jugado en la NBA". Simplemente genial. Actualmente Pope sigue manteniendo esa chispa como entrenador asistente en BYU, donde también ha dejado unas cuantas perlas en forma de frases ingeniosas.
El otro nombre es el de PAT BURKE. El poste irlandés ex ACB probó suerte en la mejor liga del mundo durante varias temporadas, defendiendo los colores de Magic y Suns. Precisamente fue en la franquicia de Arizona donde caló entre aficionados y compañeros por su buen humor. Era la nota divertida de los mejores Phoenix Suns del run’n’gun. Su participación en el juego del equipo era prácticamente simbólica, pero su manera de apoyar a sus compañeros siempre con una sonrisa en la cara era otro icono más de aquellos Suns. Cada vez que aparecía por la cancha era vitoreado por un parroquía que le tenía verdadero aprecio. Entre su legado en la NBA, varios videos cómicos que protagonizó en esos años en los Suns. Todo un fenómeno mediático.