Ya han comenzado las Finales de la NBA y los Warriors han comenzado viento en popa la búsqueda de su segundo anillo en los últimos tres años. En la final del desempate, Warriors y Cavaliers se miden por ver quién es el gran dominador de una época única en la NBA. Nunca dos equipos se habían efrentado tres veces consecutivas en unas Finales. 

Los Warriors se llevaron el primer asalto con Kevin Durant (38+8+8) ejerciendo de líder en la que son sus segundas Finales y con un Curry (28+6+10) que parece haber aprendido a trasladar su desmadre y su ritmo incansable a la fase más decisiva de la temporada. 

Los Warriors vencieron por un cómodo 113-91 pero, analicemos qué pasó en este Game 1:

 

El cuidado del balón.

En la primera parte fue el gran lastre de los Cavaliers, que ya acumulaban 12 pérdidas, con 7 de LeBron James. Los Warriors aprovecharon esa falta de seguridad en ataque para destrozar a los visitantes, imponiendo ese ritmo frenético que ningún equipo en el planeta es capaz de seguir: 11 mates en la primera mitad (en ningún partido esta temporada habían superado los 7) y 27 puntos en transición durante todo el partido. Para colmo, los de la Gran Bahía no pudieron elegir mejor día para batir el récord de menos pérdidas en un partido de las Finales (4). A 200 por hora, sí, pero con una circulación exquisita. ¿Habrá antídoto para eso?

 Los Cavs, por su parte, se fueron del Oracle Arena sin robar ningún balón, lo que se acabó traduciendo en una diferencia 20 tiros de campo más para los Warriors. Demoledor.

Kevin Durant

El factor determinante en el primer partido de la Final. Por varios motivos:

-Resulta imposible no acordarse de que, la temporada pasada, a estas alturas, los Warriors contaban en la posición de alero con la peor versión de Harrison Barnes, superado por las circunstancias y limitado a esperar el balón desde la esquina, sin ser tampoco un comodín defensivo. Esta vez, las cosas se han complicado mucho para los Cavaliers y es que, Durant, lejos de verse condicionado por la lesión de final de temporada, ha llegado a estas Finales fresco y con hambre de llevarse su primer anillo. Es un jugador capaz de producir al poste, de media distancia y de comandar un contraataque para finalizarlo o tener siempre a Curry en la mirilla, por lo que obliga al defensor a tomar la decisión “menos mala”.

-Fue el gran protagonista de la primera parte, con 23 puntos, y ayudó a los Warriors a ir consiguiendo la ventaja que finalmente un excelso Curry se encargó de finiquitar. El poderío de Durant estuvo situado, claramente, en la zona media del aro, donde el alero superó una y otra vez a todo emparejamiento que no fuese LeBron James. Y es que, como comentábamos antes, la exigencia defensiva de James no está ni cerca de la que se pedía el año pasado con Barnes. Durant es probablemente, por posición, el jugador más dificil de defender para James en toda la liga. Lo ha demostrado todo, pero esta vez, a parte de ser el eje de su equipo en ataque, tiene que bailar con Durant atrás siempre que pueda porque, está visto, que no hay otra alternativa para frenarlo; cosa que sí tienen los Warriors para hacerlo con él.

Necesitan a Tristan Thompson

Otro de los grandes desequilibrios de este partido estuvo en la lucha de los hombres altos. Sin hacer su mejor partido en ataque, Draymond Green consiguió secar a Kevin Love, que fue incapaz de sumar cerca del aro en todo el encuentro, acabando con un (4/13 en tiros de campo), a pesar de sus 21 rebotes. Por otro lado, la labor de Pachulia estuvo dentro de lo esperado, con 8 puntos y 6 rebotes e incluso JaVale McGee tuvo su momento destello en el segundo cuarto con 4 puntos y 5 rebotes. Pero la clave en el juego interior de este encuentro fue la ausencia de Tristan Thompson. El canadiense cumple una función clara en estos Cavaliers y es la de ser el pilar dentro de la zona que permita abrir el campo. Si Thompson no está bien (nada bien: 0 puntos, 4 rebotes), el equipo pierde a un jugador insustituible en la plantilla. Los Cavaliers no cuentan con otro intimidador en la zona y su ausencia (James acabó jugando de 4 gran parte del encuentro) se acabó traduciendo en que Green campase a sus anchas durante el tercer periodo.

Las alternativas en unos y otros.

Otra enorme diferencia. A pesar de que Durant y Curry se combinasen para 66 puntos, las amenazas de los Warriors llegaban desde todos los lados de la cancha. Los suplentes de los de Kerr aguantaron en el segundo periodo con LeBron James en pista (en gran parte gracias a la labor de Iguodala) y algunos como McGee o Livingston tuvieron momentos de protagonismo en algún punto del partido. Habría que destacar el partido de Klay Thompson. A pesar de seguir en su trance de malos lanzamientos (3/16 en tiros de campo, una pesadilla), el escolta fue uno de los líderes de los Warriors atrás, donde su velocidad de piernas en los movimientos laterales dejó más de una vez a JR Smith con el balón en las manos. La clave, saber aportar donde sea, aunque no sea donde más se necesita.

Los Cavaliers, sin embargo y a pesar de tener una plantilla más extensa que la de su rival, se vieron demasiado forzados a depender de James e Irving para casi todo. Nadie se atrevía a tomar los mandos en ataque (solo 2 asistencias desde el banquillo) y, en defensa, cada jugador que defendiese a Durant y no se apellidase James, se llevaba dos puntos en la cara. JR Smith, Deron Williams y Kyle Korver se fueron con su casillero de anotación a 0. Un lujo demasiado caro para su equipo.