Continúan los movimientos en las franquicias, como pudimos observar la semana pasada. Suns y Bobcats intercambian piezas importantes, mientras Hornets, Wizards y Grizzlies dan pequeños retoques en las posiciones de rotación. ¿Qué lectura puede hacerse de estos traspasos? ¿Cuáles son los motivos por los que se producen? Nuestros colaboradores nos ofrecen sus puntos de vista, y prefieren centrarse en la operación entre Phoenix y Charlotte
Juan Carlos Serrano
En el vademécum HoopsHype es tenebroso el perfil del amigo de Jordan. La operación más potable como GM Bobcat, el cese de Vincent. La peor, el traspaso que nos ocupa (lo mejor de Kerr según ellos). Máximo triplista el curso pasado, pero sin la sutileza del amasador de sus tiros y algo mecánico para esa condición felina (se le recordará como un eco de las tremendas batidas a dos pies de Wilkins), parece que Richardson se les queda corto si de lo que se trata es de compensar sus malas decisiones anteriores, y en especial las limitaciones de Emeka Okafor. A cuya falta de exuberancia no le vienen mal las cualidades de Diaw y G. Wallace, pésima señal para un pívot defensivo que precisaría de producción –y no intangibles- en sus acompañantes del frontcourt. Larry Brown está insuflando seriedad pero el récord se ha resentido con la artroscopia de Jason, mientras se lidia con las difíciles reinserciones de Morrison y May. Felton es más conveniente para propuestas rápidas, aunque siempre puedes contar con él para un último tiro. Le gana en chispa el ilusionante Augustin, con el que forma una pareja que veremos a menudo, recordando que su necesidad de un escolta es ya tan grande como la que tenían de un cuatro. La lectura para Phoenix es valiente como lo fue la operación Shaq. Lejos de echarse atrás por perder defensa de cara a esa amenaza real del noveno puesto, fichan a un muy buen jugador para el estilo de la franquicia, a la espera de que sirva de aldabonazo para unos Nash y Stoudemire cariacontecidos.
Andrés Monje
¿Necesitaban los Suns a Jason Richardson? Y, sobre todo, ¿lo necesitaban a ese coste? Posiblemente no. No es que considere imprescindibles a Raja Bell y Boris Diaw, pero su papel sí que es de gran importancia en los Suns, y creo que con su marcha se van a acentuar unas carencias que pueden limitar el rendimiento del bloque. Tengo la sensación de que los beneficios que puede ocasionar la llegada del ex de Michigan State no van a ser suficientes como para compensar la balanza. Es decir, Richardson es un gran anotador, un jugador que puede liberar de exigencias anotadoras a Nash y generar una amenaza más en un ataque temible. Pero defensivamente Bell era la referencia exterior del equipo y la polivalencia de Diaw tapaba agujeros que ahora podrán quedar más fácilmente al descubierto. Agujeros interiores. Y es que estos Suns no tienen ningún tipo de rotación interior, y sabiendo que Shaquille necesita grandes dosis de descanso, tener al imberbe Robin López como primera y casi única opción puede sonar a broma ante los juegos interiores del Oeste. Y agujeros en el banquillo, porque en Arizona no sobraban hombres… y acaban de perder otro. Confían en Barnes, confían en la salud de Grant Hill, pero está por ver si el Jason Richardson que esperan va a aparecer, porque de lo contrario lejos de fortalecerse creo que han marcado los cimientos de su definitiva destrucción. Muy a pesar de los últimos coletazos de las dos leyendas que abren y cierran su quinteto.
J.R. Sanchís
No hay que mirar más allá de lo deportivo en cuanto a la transacción entre Phoenix Suns y Charlotte Bobcats. A diferencia del doble intercambio de los Knicks, este trade está centrado en la búsqueda de soluciones para el juego de ambos equipos. En frío, y con un solo partido disputado, me atrevo a decir que en este “cambio de cromos” sale ganador Phoenix. Jason Richardson no es sólo un lanzador de tres. De hecho cuando entró en la NBA no lo era pero en su último año en Warriors ya despuntó como gran triplista y ha continuado ejerciendo como tal en los Bobcats. Ya no es el jugador especialista en alley hoops y penetraciones. Es un player más hecho y que va a permitir que los Suns superen con más facilidad los 100 puntos. Hay un dato que deja claro la necesidad de un killer: Phoenix únicamente ha ganado dos partidos en los que no han llegado al centenar de puntos. Por el contrario sólo han perdido dos encuentros habiendo superado esta cifra. La inminente reaparición de Alando Tucker –en la que nadie ha reparado- puede todavía hacer más sólido al conjunto de Terry Porter. Barnes tapará el hueco de Bell y Diaw apenas contaba. Por el contrario, la apuesta de Bobcats no la acabo de ver. Consiguen más polivalencia adquiriendo al comodín Diaw y añaden defensa y tiro lejano con Raja Bell (creo que Singletary jugará cuando los Bobcats den por perdido el año). Los nombres de May, Morrison e incluso Wallace son los que más han sonado a la hora de un traspaso en Bobcats pero finalmente se ha hecho un “apaño” que no solucionará nada. Se hubieran podido arriesgar moviendo a Felton, dar la dirección a Augustin y conseguir un peso pesado en el centro pero así Augustin seguirá funcionando bien desde el banquillo porque es demasiado bajito para formar back court con Felton. Diaw y Bell taparán agujeritos pero no aportarán esa capacidad de decidir partidos que sí tiene Richardson y Okafor volverá a estar sólo.
Xesús Serrano
Hay dos puestos en la gerencia que resultan extremos en la actual NBA. Por un lado, el de los Knicks, donde tras la espiral de violencia en la que se metió Isiah Thomas durante sus últimos años, cualquier cosa que llega es aplaudida, y por ello Walsh es uno de los más alabados managers este año simplemente por deshacerse de contratos. En la otra punta nos encontramos a Steve Kerr, quien debe intentar contentar a una afición que sigue con el sentimiento de que el destino no ha sido justo con ellos, mientras debe también respetar las peticiones de Sarver en cuanto a contención salarial y -lo que es más grave- ver cómo su principal bastión se ha hecho definitivamente mayor. A falta de un elixir de la eterna juventud, el año pasado intentó detener la hemorragia en el juego interior con la llegada de Shaq, y ahora busca energía en el perímetro con la llegada de Richardson. Tras un maravilloso final de temporada en el 2006, no respondió a las esperanzas de los Bobcats como líder del equipo, y se encontrará más cómodo en un papel secundario, aportando piernas jóvenes en la transición y lanzamiento exterior, con la posibilidad de mantener o subir sus promedios de Charlotte, mientras Dudley tendrá complicado conseguir minutos. Raja Bell ya no fue el curso pasado un especialista defensivo, envejecido definitivamente, mientras Diaw jamás respondió al contrato firmado tras su magnífica temporada 2005-06 y estaba totalmente perdido en los Suns de Porter. En Phoenix se lucha para evitar un definitivo declive, pero la labor es difícil pese al notable curso de un Shaq que parece ahora más joven que Nash. O menos viejo, que quizás sea una expresión más cercana a la realidad.