Lo hemos leído en todos los medios: los Celtics consiguieron una extraordinaria marca de 19 triunfos consecutivos, para llegar a alcanzar un balance de 27 victorias y sólo 2 derrotas, el mejor en la historia de la competición, pero ya llegaron las derrotas, nada más y nada menos que 4 en los últimos 6 encuentros, en Los Angeles, Oakland, Portland y New York, todas a domicilio.
¿Existen motivos para la preocupación?, ¿es una racha pasajera? Nuestros colaboradores nos ofrecen su visión de lo sucedido en Boston
Meej
Justo cuando los aficionados estaban listos para seguir el liderazgo de Tommy Heinsohn y culpar del escozor de la derrota en L.A. a los árbitros, tuvieron que llegar los Warriors a convertirlo en auténtica preocupación. Y luego los Blazers sin Roy y los Knicks, ¿qué queda del equipo imparable de hace dos semanas? Hay teorías para todos los gustos, desde quienes niegan la crisis a quienes apuntan al banquillo: no hay un segundo base, faltan centímetros, Tony Allen no hace olvidar a Posey, y House no crea canastas. Pero quizás sea más justo señalar a los titulares, ya que en ellos ha residido siempre la responsabilidad. La campaña “Rajon Rondo al allstar” nos ha hecho olvidar su vulnerabilidad en el tiro, y Ray Allen ha mostrado unos altibajos preocupantes. Las soluciones propuestas van desde Marbury a Antoine Walker, pasando por Horry o una apuesta decidida por Patrick O’Bryant. Personalmente, creo que se está sobrerreaccionando: que hubiera tres equipos tan por encima del resto era un hecho único, una aberración estadística que se tenía que igualar. La temporada es larga, también Lakers han pasado por su tiempo de dudas y seguramente los Cavs empiecen ahora con la lesión de Ilgauskas. Igual que es demasiado pronto para hablar de MVPs y campeones, es demasiado pronto para hablar de crisis. Lo de los Celtics es, como mucho, una “desaceleración”.
J.C. Serrano
Kevin Garnett eligió a Glen Davis para recordarles, incluso a él mismo, que es la intensidad la que los ha llevado a la cima y no se pueden relajar. Que todos van a por ellos; hasta unos Lakers que no dudaron en mostrar cartas en las últimas jugadas del Partido. En ese sentido, la deseable evolución de lo mejor de la pasada primavera, con Pierce como catalizador del ataque, no se ha enseñado aún. Con muchas pérdidas y menos tiros de tres, y manteniendo a los rivales todavía por debajo del 42% en tiros de campo (aunque ha empeorado la defensa del triple), lo más feo de estas Navidades quizás fue que Gasol –in extremis–, Oden y especialmente Aldridge se les subieron a las barbas. La gran fortaleza de Boston tiene su base en un fino equilibrio en el reparto de funciones, bien representado por la disolución estadística de Garnett. Pero el histórico arranque no oculta un banquillo al que no se han podido sumar los dos interesantes novatos, el inédito Pruitt y el terrible O’Bryant, y se está hablando de usar el electroshock cuando parece más aconsejable la cirugía precisa de ¿dos? refuerzos bien estudiados. Duro calendario en enero y febrero, por cierto.
J.R. Sanchís
¿Se puede hablar de crisis cuando falla alguno de los cracks? ¿Basta con frenar a Rajon Rondo y esperar a que las grandes estrellas no tengan su día en el tiro? Lo cierto es que tanto Lakers como Knicks supieron parar los pies a un Rondo que desde mitad de noviembre estaba ganándose una plaza en el All Star. Añadiría, además el mal momento de Ray Allen. El veterano escolta venía de hacer grandes números en esta temporada pero ha sido uno de los jugadores que menos ha brillado en esta vorágine de derrotas. El 3/11 y el 0/9 en triples ante Lakers y Knicks, respectivamente, es un termómetro válido. Si a esto le unimos que en ambos partidos Rondo también estuvo por debajo de su nivel, ya disponemos de un dato más. También resulta extraño el 1/1 en triples ante Golden State aunque ahí hayamos respuesta en el sensacional partido de su par Marco Belinelli, gran triunfador del match. Tampoco Garnett ha pasado por su mejor momento como se pudo ver ante los Warriors o Knicks. Un tercer factor es la aparición del cansancio físico, que se agudiza cuando llegan las derrotas. Garnett y Allen, los más veteranos, son los que más han flojeado en las mismas. Hay que unir, además, el hecho de que todas las derrotas se han dado fuera del TD Banknorth. En este sentido alguien podría ver reminiscencias en las dos primeras rondas de los pasados playoffs, donde fueron incapaces de ganar en Atlanta y Cleveland. Resumiendo, podríamos hablar de cansancio acumulado en los cuatro magníficos sin que haya recambios estelares off the bench. ¿Son Marbury o PJ Brown la solución?
Xesús Serrano
A lo largo del curso es habitual ver a un equipo entrar durante una o dos semanas en una racha de derrotas, sin que tenga que ser necesariamente un preludio de cosas que se estén haciendo mal. Hay casos, como el de los Spurs los últimos años, en el que los aficionados prefieren asumir que están “relajándose para los playoffs”, algo que considero también falso. Pero me estoy yendo por las ramas: estamos viendo un tremendo bajón en la “segunda unidad” de lo Celtics, que ya no son capaces de sacar las castañas del fuego como sí hicieron en algún partido igualado al inicio de la temporada -tremendo lo realizado en Boston frente a Atlanta y Toronto allá por noviembre, por ejemplo-, y creo ver también un bajón en Garnett, no compensado con la real progresión de Rondo y Perkins, mientras Pierce sigue extraordinario. Lo primero tiene una solución relativamente sencilla, con refuerzos tras los habituales cortes de marzo en la NBA, pero lo segundo es más preocupante, y es que estamos en lo de siempre: una defensa extraordinaria sin referentes ofensivos de primer nivel es difícil que te lleve a ganar el campeonato. Y eso lo saben hasta Michael Young y Zdovc