En estos días en que la ciudad de Elche celebra su retorno a una grandeza de otro tiempo, con el deporte y con el resplandor verde y naranja de las palmeras datileras patrimonio de la humanidad, a este articulista ilicitano le viene a la memoria la coincidencia de colores con las camisetas, las banderas colgando del techo (banners) y el famoso parqué de Boston. Por supuesto, los Celtics son mucho más grandes e importantes, pero también Elche es una ciudad mucho menos gris. La analogía, sin embargo, adquiere más sentido si comparamos las épocas deportivas: crecimiento en los 50, grandeza en los 60 y 70, tres chispazos de éxito en los 80, y el horrible túnel de los 90. Centrémonos en el básket, que de eso se trata.

Tanto monta…

Los analistas no paran de repetir del éxito que supone para los Celts tener dos estrellas en el equipo. La analogía con los jugadores de la última época de éxitos, por supuesto, es inmediata. Antoine Walker, como Bird, tiene un abanico más amplio de jugadas; pero McHale, como Paul Pierce, tenía una particularidad que ni siquiera Bird podía igualar. Y sin embargo Bird podía hacer jugar mejor a McHale, exactamente en la medida en que Walker mejora el juego de Pierce. Pero Bird sólo ha habido uno, el mejor 3 ofensivo de la historia de este juego. Sin embargo, todo el mundo recuerda a Bird defendiendo al peor jugador ofensivo del equipo contrario, independientemente de su posición: era McHale quien, con sus interminables brazos y cuadrada espalda, defendía y taponaba a todo aquél con quien Bird no podía. En muchos sentidos, Bird necesitaba a McHale.

Walker tiene muchas de las mejores características de Bird: puede manejar la bola como gente de menor estatura, y muchas veces es él mismo quien inicia el ataque; puede jugar dentro y fuera, y también tiene una completa estadística. Sin embargo, y a diferencia de Bird, es un buen defensor: tanto Pitino como O’Brien le han puesto a defender a gente muy potente, si el equipo lo necesitaba. La segunda diferencia respecto a Bird, es que Walker no es la primera opción de tiro en estos Celtics.

Pierce es un tirador explosivo, de pura raza, de la calle, de los que arman el brazo en cuestión de milésimas de segundo. Su reputación como Mr. Último Cuarto, como es conocido en USA, no es casual: es el máximo anotador de la NBA este año en ese período. Sin embargo, Pierce es probablemente algo peor defensor, reboteador y pasador que Walker. Pierce es la primera opción en un tiro sobre la bocina; aunque Walker ha dispuesto de -y aprovechado- varios este año.

La temporada del retorno

1 de noviembre de 2001: Dick Harter, especialista en defensa, se añade al staff técnico de los Celtics. Al mismo tiempo, se ficha a Erick Strickland, un verdadero perro de presa, experto en la materia. La dedicación defensiva del equipo cambia totalmente y es señalada como la principal clave de su mejora.

1 de diciembre de 2001: En New Jersey, Pierce realiza un paupérrimo 1 de 16 tiros en el primer tiempo, pero anota 46 puntos.entre el segundo y la prórroga para superar a los líderes del Este, los Nets. Algo está cambiando.

27 al 30 de enero de 2002: Vuelta al mapa: dos convocados para el partido de las estrellas, Walker y Pierce. No ocurría desde el año 92. El orgullo verde pasea por los parqués de nuevo.

19 de febrero de 2002: Los Celtics van perdiendo de 14 con los actuales campeones, en su cancha de L.A., a 7 minutos del final. Los verdes aprietan los dientes, cierran filas en defensa y Walker encesta una bomba de 3 a falta de 1.2 segundos. Los Celtics ganan el partido 109-108, y al día siguiente se leen titulares como “Shaq attack-ed”. En este momento se mejora la mejor racha de viaje en los últimos años, y en el vestuario se habla de respeto a los Lakers, actuales campeones, y también al propio esfuerzo. Suena a frase de Red Auerbach, aunque su puro no humea por allí: está retirado y vive en Washington.

20 de febrero de 2002: Se cierra el mercado con una bomba digna de los mejores años de Mr. Auerbach: el mayor beneficiado en los intercambios son sin duda los Celtics. Dos jugadores altamente sospechosos de mediocridad o apatía, Milt Palacio y Randy Brown, son enviados junto al prometedor Joe Johnson -superado las últimas semanas por la responsabilidad- a Phoenix a cambio de dos curtidos expertos en los playoffs: Rodney Rogers y Tony Delk. Los Celtics reconocen con este cambio que no desean futuro: quieren resultados y los quieren este año. Quizá por la falta de adaptación, los Celtics pierden todos los partidos, cuatro, de las dos semanas siguientes.

4 de marzo de 2002: Es cuestión de tiempo, pues las posiciones de 1 y 2, repartidas entre tres jugadores como máximo al principio de temporada, ahora son ocupadas por una rotación de cinco. Este día se llega a Philadelphia, donde históricamente los verdes han tenido poco éxito. Rogers y Delk contribuyen decisivamente en ambos lados de la cancha y los Celtics ahogan a Iverson. De una grave serie de derrotas se pasa a una triunfal de 7 victorias seguidas; la mejor en los últimos siete años.

Las claves; la clave

Además de la pareja AllStar, del mencionado esfuerzo defensivo, y de la adición de Rogers y Delk, se puede mencionar alguna otra clave acerca del éxito de los Celtics. Sin duda, la plantilla es una rotación de grandes, enormes tiradores. Hay una nueva dedicación en que todos los jugadores abandonen cada sesión de entrenamiento anotando al menos 50 tiros libres; el % en esta estadística alcanza el 80 para el conjunto. El último partido de primera ronda de playoffs frente a los Sixers se ha convertido en un verdadero festival de anotación.

A este articulista le parece, a su modesto entender, que la clave última, y no por ello la menos importante, sin lugar a dudas, ha sido Jim O’Brien. Cogió el puesto a mitad el pasado curso, casi con calzador, para tapar la vergonzosa serie de varios años de Pitino, más preocupado de que sus carísimos trajes italianos combinaran bien con el parqué. Con mucho sentido común y más dedicación a las cosas importantes que a los detalles (a diferencia de su antecesor), ya consiguió el año pasado llegar a un 50% de victorias en su currículum particular. Este año ha metido al equipo en 49 victorias, y lo que es más importante, le ha conseguido imprimir una mentalidad ganadora. Esta impresionante mejora parece que ha pasado desapercibida para la NBA, que lo ha relegado al 6º puesto en el ránking de entrenadores. Puede entenderse que Carlisle (Detroit Pistons) haya sido el más votado, pero es más difícil de explicar que lo hayan sido Mo Cheeks (Portland) o Nate McMillan (Seattle).

En el momento de escribir este artículo, los Celtics no sólo han recuperado la ventaja de campo frente a los Pistons sino que acaban de ganar de nuevo para ponerse 3-1, con pie y medio en la final del Este, donde no aparecen desde 1988. Pierce, con 2 puntos en el 1er tiempo, ha terminado con 25 y ¡17! rebotes, sólo por detrás de los 30 de Walker.

El futuro inmediato

Lo mejor de lo que queda de playoffs es que los Celtics ya han hecho mucho más de lo que se esperaba de ellos. Lo bueno, que no se van a rendir, porque para estar a la altura de su historia tienen que enfrentarse a los Lakers en la final. Lo malo, que Delk y Rogers van a ser agentes libres. Lo peor ya se ha dicho, el aplastante peso de la historia.

Evidentemente, la apuesta por formar el equipo alrededor de dos figuras, sin desprenderse de una de ellas a cambio de más jugadores, ha tenido éxito. Sin embargo, el trabajo en despachos este verano se presume arduo: hay que firmar a los dos llegados de Phoenix en febrero; los directivos se multiplican en atenciones con sus familias para que se sientan a gusto en la ciudad.

Además, se habla y no se para del vampírico contrato de ocho años (finaliza el próximo) y 50 millones de dólares de Kenny Anderson, al que acusan de no integrarse, y sobre todo de no ser la tercera opción de anotación. Quizá pretenden comparar a Mr. Bugs Bunny con Danny Ainge, pues, si seguimos con el juego de comparaciones , estamos suponiendo que Delk o Strickland se asimilan a Dennis Johnson. Pero Kenny no es evidentemente un triplista y poco más, sino el mejor pasador del equipo: Walker y Pierce le necesitan, y es capaz de anotar o dividir la zona en situaciones de fin de posesión y defensa contraria agresiva. Quizá un base suplente de solvencia mejorara el equipo… En este draft va a haber más bases que nunca, y los Celtics, además de Delk y Rogers, recibieron de Phoenix una opción de draft .

El futuro es verde y naranja. Como el Palmeral de Elche, que la semana próxima celebra su aniversario como Patrimonio de la Humanidad.