Solo los mayores de 40 años recordaran a Roscoe Pondexter ex jugador de la Long Beach State, drafteado por los Boston Celtics que tras militar un año en San Diego de la ABA, jugó en la LEGA italiana a principios de los 80. Se trataba de un alero-pívot de 2.02, jugador anotador que consiguió 2752 puntos con Gorizia y 953 puntos con Roseto

Como ocurre con tantos jugadores al terminar su etapa deportiva no había previsto cual seria su profesión, al margen de las canchas, muchos optan por entrenar otros se hacen comentaristas de Radio o televisión y a Pondexter no se le ocurrió mejor idea que aceptar un trabajo como guardia en la prisión de Corcovan, una pequeña población californiana situada entre San Francisco y Los Ángeles.

La Corcoran State Prision es una institución estatal donde “conviven” por decirlo de alguna forma delincuentes latinos y afro-americanos procedentes de bandas urbanas y a menudo rivales. Caldo de cultivo para todo tipo de conflictos y donde los guardias debían ser contundentes a la hora de solucionarlos. Al poco de su llegada, Roscoe, se hizo merecedor del brutal apelativo de “Bonecrusher” (rompehuesos) por sus métodos expeditivos. Los internos declaran que ver un guardia de más de dos metros y la fortaleza de un ex jugador profesional asustaba a cualquiera. Según declaró posteriormente Pondexter “cuando hacia falta la fuerza bruta, entonces me llamaban en ocasiones solo intimidaba, pero otras debía sujetarlos del cuello o utilizar instrumentos disuasivos como la porra”.

La leyenda negra sobre constantes agresiones y torturas fue creciendo y en 1997 a raíz de un artículo en los Ángeles Times se ordenó una investigación estatal. Se descubrió que en el periodo entre 1989 y 1995, 43 presos fueron gravemente heridos y 7 muertos como resultado de heridas de bala en conflictos con los oficiales de la prisión, así como infinidad de infracciones de los derechos humanos, incluyendo violaciones.

Ocho oficiales fueron acusados ante un tribunal Federal, que escuchó el testimonio de Eddie Dillard un preso de 23 años violado en Corcovan o el relato de los abogados del recluso de origen latino, William Martínez, muerto por herida de bala.

Entre los oficiales expulsados de la prisión se encontraba Pondexter, quien declara “hice muchas cosas que ahora no haría, pero esa era la mentalidad del lugar”.

Ahora, alejado de las cárceles, parece haber rehecho su vida y su mayor aspiración es ver triunfar a su hijo Quince un prometedor alero de 2.01 que juega en el High School de San Joaquin Memorial en Fresno y por el que se disputan las Universidades de Arizona, Kansas y UConn.