-”¡Eh, vaquero! ¿A qué viene esa cara larga?”

Havlicek levantó la mirada, y vio frente a él a Red Auerbach.

-”Se acabó, jefe. Aquí termina todo.”

Era el 9 de abril de 1978 y los Celtics acababan de vencer a los Buffalo Braves por 131 a 114. Era la victoria 32 de los Celtics… en 82 partidos. La franquicia de Massachusetts quedaba fuera de los Play Offs y Havlicek, que anotó 29 puntos aquella noche, jugaba su último partido. Un día antes, el 8 de abril de 1978, cumplía 38 años.

Havlicek tomaba la decisión de dejar las canchas. Atrás quedaban los años de dominio céltico; Bill Russell ya había dicho adiós a la franquicia, y Red Auerbach intentaba crear un nuevo proyecto (que se centraría en un jovencito rubio de la universidad de Indiana, unos años después). Pero no se iba un jugador más. Havlicek era la otra cara de la moneda. Si Russell es el sinónimo de defensa para los seguidores de los Celtics, Havlicek debería ser la respuesta anotadora. Máximo anotador histórico de la franquicia, con 26395 puntos, el jugador con más minutos disputados (46471), líder en partidos disputados con la camiseta de los Celtics (1270), primero en tiros de campo anotados (10513), tiros libres (hasta la llegada de Paul Pierce)… y segundo en asistencias, por detrás de un tal Bob Cousy.

Havlicek representaba el espíritu del sixth man que inventó Red Auerbach, siendo el predecesor de Don Nelson. Gracias a su resistencia física, Havlicek abusaba de su par, aprovechando los primeros minutos del titular para desgastar a su rival cuando salía al a cancha.
Más de 20 puntos de media, 6,3 rebotes, 4,8 asistencias… y 8 títulos, siendo sólo superado en anillos por Bill Russell (11) y Sam Jones (10), y empatado con K.C Jones, Tom Heinsohn y Tom Sanders.

Havlicek dejaba las canchas, y disputaba su último encuentro aquel 9 de abril de 1978. Este es el final de su carrera… pero siempre hay un comienzo para estas historias.

Hondo Havlicek: La otra cara de la moneda

Era el 8 de abril de 1940, en Martins Ferry (Ohio), cuando nació el tercer hijo de la familia Havlicek, una familia de padre checoslovaco y madre croata. John, el nombre que recibió el pequeño, creció junto a su familia en Lansing, una pequeña ciudad minera, y especializada en la industria del acero. Allí, comenzó a forjar su duro carácter, y a destacar a una edad temprana. Y es que el pequeño John Havlicek pidió una bicicleta con tan solo cinco años para poder ir con sus amigos que sus padres le negaron, pues la casa en la que vivían se situaba en una peligrosa curva. El pequeño no se rindió, y tomó una decisión que marcaría el resto de su vida: comenzó a correr para poder seguir a sus amigos.

Sin ser consciente de ello, este hecho marcaría su carrera como atleta, al proporcionarle un excepcional fondo físico, que utilizaría después en el Bridgeport High School, donde practicó baloncesto, béisbol y fútbol americano a gran nivel.
Havlicek era un prodigio físico. Corría la cancha como nadie, era el mejor quarterback, capaz de lanzar un pase de más de ochenta yardas, y le daba tiempo a batear alguna bola. De hecho, llegó a ser All-State team en cada uno de los deportes que practicó. Después de triunfar, llegó la hora de graduarse en el instituto. Y de tomar la gran decisión: treinta y una universidades se pelearon por los derechos del joven Hondo Havlicek, que ya recibía el cariñoso mote, dado por un compañero del instituto por su parecido físico con el actor John Wayne. Havlicek pasaba a ser el vaquero de Bridgeport. Y ante tanta oferta, optó por lo que creyó mejor para su carrera.

Havlicek elegía la universidad de Ohio State, pues le ofrecían ser parte de los equipos de baloncesto y fútbol americano. Allí, tuvo la suerte de coincidir con otro futuro Hall of Fame: Jerry Lucas.  El entrenador, Fred Taylor, aprovechó el físico de Havlicek y lo convirtió en un perro de presa, asignándole al mejor jugador del otro equipo en cada partido.
Todo funcionó en Ohio State durante aquel primer año, logrando el título de la NCAA en 1960. En las dos temporadas siguientes, las de 1961 y 1962, volverían a alcanzar la final, aunque no lograron alzarse de nuevo con el título. De hecho, en 1961 lograron 27 partidos consecutivos ganados, y sólo perdieron uno, y en la prórroga: el de la final.

A nivel individual, Havlicek fue nombrado All-Conference Player en 1961 y 1962, All-America y All-Big player en 1962, y fue MVP de la Universidad de Ohio State en 1961 y co-MVP en 1962. Su periplo universitario llegaba a su fin, y era el momento de presentarse al Draft.

Pero el nombre de John Havlicek no sólo sonó en el Draft de la NBA. Aunque había dejado el fútbol americano en la universidad, y el béisbol, los Cleveland Browns lo seleccionaron. Y no acabó ahí, pues los New York Yankees, los Detroit Tigers y los Pittsburgh Pirates intentaron hacerse con sus servicios para participar en la liga de béisbol.
En la noche del Draft de la NBA, su nombre sonó en la séptima elección. Red Auerbach apostaba por el joven Hondo.

Havlicek probó suerte con los Cleveland Browns, pero le ofrecían jugar en una posición que ya estaba cubierta. Después de los training camps en verano, Havlicek optaba por el baloncesto, y firmó su contrato con los Boston Celtics a cambio de 15000 $ anuales. John se unía al equipo de Auerbach, y formaría equipo con Bill Russell y Bob Cousy, entre otros. El equipo destacaba, sobre todo, por su capacidad defensiva y la versatilidad que ofrecían en su juego. Sin embargo, las primeras impresiones de Havlicek no fueron del todo buenas. Nadie veía el potencial que atesoraba, y lo consideraban demasiado alto para jugar de base, y demasiado bajo para jugar de alero. De hecho, su compañero Bob Cousy habló de él, advirtiendo que “Havlicek no es un tirador y probablemente se eche a perder”.

Pero tuvo éxito. Vaya si tuvo éxito. Los Celtics lograron el quinto anillo de los ocho consecutivos que conseguirían. El primero de John Havlicek. Y vendrían tres más, siendo Havlicek el tercer jugador que más anillos consiguió en sus primeros años de carrera, con cuatro de cuatro, sólo superado por Tom Sanders (6/6) y K.C Jones (8/8).

Poco tiempo después, llegaría uno de los grandes momentos de la carrera de Havlicek.

“Havlicek stole the ball! Havlicek stole the ball!”

Corría el mes de abril del año 1965, y los Celtics repetían participación en los Play Offs, como era costumbre. Eran las finales de división y los Boston Celtics se enfrentaban a los Philadelphia 76ers. Con 3-3 en el global de la serie, parecía que el equipo liderado por Wilt Chamberlain (que había sido traspasado esa misma temporada) podría eliminar al equipo de Auerbach. Con 109 a 110 en el marcador, y cinco segundos para finalizar el encuentro, los Sixers disponían de la posesión para vencer.

Havlicek estuvo rápido. Ágil. Veloz. Más que su rival. Y se adelantó a la línea de pase, interceptando un balón que después lanzaría hacia un compañero. Los Celtics estaban en la final de la NBA, y Johnny Most, el speaker, gritaba como un loco: “Havlicek stole the ball! Havlicek stole the ball!
Un año después, en 1966, el verano se presentó movido. Auerbach abandonaba el banquillo de los Celtics, y pasaba a ocupar el puesto de General Manager. Iba a ser un viejo conocido de la afición céltica quien tomara el relevo: Bill Russell compaginaría las pistas con el banquillo.

Tomando el liderazgo y la capitanía del equipo, Havlicek pasó a ser un all around player. Promedió, por primera vez en su carrera, más de 20 puntos por encuentro (21,4), pues las marchas de K.C Jones y Cousy lo llevaron a tomar el liderazgo del ataque céltico. Pero no sólo anotaba: Havlicek también lideró la tabla de asistencias de los Celtics, desde el '67 al '73.

Llegarían dos anillos más, los de 1968 y 1969, junto a Bill Russell. Y después, la retirada definitiva de las canchas del gigante de Louisiana. Havlicek terminaba los '60 con seis anillos, y entraba de pleno en la década de los '70, la antesala del gran baile de la NBA. Y no se quedó de vacío.

Havlicek continuó agrandando su leyenda, alcanzando los 24,2 puntos en el primer año post Russell, y los 28,9 en el siguiente. Se destapaba como líder, aunque los Celtics no lograron entrar en Play Offs esas dos campañas.
No sería hasta la 1971-72 que los Boston Celtics llegaran a la postemporada, alcanzando las finales de conferencia, resultado que repetiría en la siguiente campaña.

Y, ahora sí, su anillo como líder, en la temporada 1973-1974, entrenado por Tom Heinsohn, y finalizando la temporada con 22,6 puntos, 6,4 rebotes y 5,9 asistencias. En las finales, la locura: 26,4 puntos, más de 7 rebotes y el MVP. Havlicek estaba en su gran momento.

Dos años después, Havlicek volvería a lograr un título. El último. El octavo, el que le situaría como tercer jugador con más títulos en su palmarés como jugador. El que cerraba el ciclo de éxitos de los Celtics.
Al año siguiente, bajó prestaciones, anotando 17,7 puntos por partido, y logrando, por última vez, la clasificación para los Play Offs, donde cayeron en semifinales de conferencia ante Philadelphia 76ers. El mismo equipo ante el que logró su gran jugada. “Havlicek stole the ball”.

Hondo Havlicek. La historia después de la leyenda

Después de aquel 9 de abril de 1978, después de confirmarle a Red Auerbach que dejaba las canchas, la historia de los Celtics daría otro giro inesperado. En aquel verano de 1978, los Boston Celtics fijaban la mirada en aquel jugador rubio de Indiana State. Larry Bird marcaría su época en los Celtics, aunque ingresara en la plantilla un año después de ser seleccionado.

Havlicek, por su parte, se alejó de las canchas. Se sucedieron los homenajes: tan solo seis meses después de su retirada, los Boston Celtics colgaban el número 17 del techo del Boston Garden. En 1983 fue elegido para formar parte del Hall Of Fame, donde sería incluido en la ceremonia de 1984. Y la NBA, en el 50 aniversario de su creación, lo seleccionó entre los 50 mejores jugadores de su historia.
Él, optó por llevar una vida tranquila con su esposa en Columbus, siendo propietario de tres hamburgueserías de la franquicia Wendy's Old Fashioned Hamburger.

Esta es la carrera de John Hondo Havlicek, aquel atleta que se convirtió en leyenda. El eterno sexto hombre. La otra cara de la moneda.