"No fumo, no bebo. La ropa es mi único vicio"
Walt Frazier fue, sin duda, una de las grandes estrellas de la NBA de los 70. Mayor de una familia con nueve hijos del Sur profundo. En el instituto se instruyó como jugador de football y beisbol, los dos deportes que dignamente se podían practicar en el centro escolar. Su espíritu multidisciplinar le llevó a a probar el baloncesto. Lo hacía sobre un área de juego de tierra sucia, única instalación disponible en la David Tobbias Howard HS. Desde sus años de instituto en su Georgia natal palpó el racismo dominante en la década de los 50. Basó todo su potencial en la defensa y pese a recibir más invitaciones como jugador de football o beisbol optó por el baloncesto. Eran unos años en los que ser quaterback y ser de raza negra no combinaban. Por lo tanto no tenía muchas expectativas puestas en su carrera profesional dentro del fútbol americano. La única esperanza siendo negro se centraba en jugar al baloncesto. Para ello tuvo que hacer las maletas e ir al Norte.
En el Sur la población afroamericana no lo tenía nada fácil.
"Si nos encontrábamos en problemas, pasábamos la pelota a Walt y nos apartábamos" (Dick Garrett, compañero de Frazier en Southern Illinois).
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Después de tres temporadas y un promedio de dobles dobles en puntos y rebotes (All American en su último curso) había que saltar a la siguiente casilla.
El nuevo capítulo en su vida deportiva sería jugar la NBA. Todos reconocerían en destacar su enérgica defensa como el plus que le abriría camino como jugador profesional, más allá de sus dobles figuras. Al final, eran sólo núemros.
Su destino, la capital del mundo. Jugaría para los New York Knicks, quienes lo seleccionaron en primera ronda del draft del 67. La suerte quiso que Detroit Pistons se impusiera a Baltimore en el lanzamiento de la moneda, eligiendo en primer lugar al fallecido Jimmy Walker (padre de Jalen Rose). Baltimore optó por Earl 'The Pearl' Monroe (futuro compañero de Frazier en NY) y la franquicia de la Gran Manzana elegiría a nuestro protagonista en quinta posición. El proceso de adaptación a la ciudad y al baloncesto profesional no fue instantáneo. Le costó un par de años asentarse social y deportivamente. Alli desarrolló una exitosa carrera deportiva de la mano de 'Red' Holzman, hasta su traspaso a Cleveland en el 77 (las lesiones le harían perder explosividad). Aquellos Knicks de principios de década, sobre todo la formación del curso 69-70, eran palabras mayores.
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Así los definió en su momento el doctor Jack Ramsay: "Los Knicks mostraron un juego en equipo sin egoísmos, con un gran movimiento de balón y una defensa dura. Los cinco titulares (Bill Bradley, Dave DeBusschere, Willis Reed, Walt Frazier y Dick Barnett) eran poesía en movimiento. Seguramente el momento más memorable en la historia de Knicks se produjo cuando Reed, lesionado, apareció paseando por el parquet del Madison Square Garden para jugar el séptimo partido de la final contra Los Angeles Lakers. Todos los jugadores que se encontraban en pista calentando detuvieron su entrenamiento sólo para verlo. En el partido Reed anotó su primer lanzamiento ante Wilt Chamberlain propocionando la energía necesaria para que los Knicks ganaran el título". Frazier anotaría 37 puntos en el último partido, siendo el jugador más decisivo para los espectadores que asistían a la primera final NBA con cobertura televisiva estatal. No obstante, sin la fuerza del grupo no hubiera habido título. Es algo que siempre ha reconocido y recalcado el propio jugador.
Así vería aquel momento nuestro personaje involucrado: "Cuando los Knicks ganaron el campeonato en 1970, nuestros fans se fundieron con nosotros y se convirtieron en nuestro sexto hombre porque vieron a un grupo de cinco personalidades distintas que jugaban unidos en uno solo sin ningún problema. Ganar conlleva tener un plan de juego y ahí es donde entra un gran entrenador. Tiene que tener una gran visión. Tiene que ser el arquitecto y diseñar un estilo particular de juego paa que sus jugadores puedan trabajar juntos y destacar. Los grandes equipos que tuvieron los Celtics ganando 11 campeonatos en 13 temporadas (1957-69) nunca cambiaron su sistema. Ellos jugaron a lo mismo, independientemente de qué jugadores hubiera en el roster".
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La aportación de Frazier al equip se tradujo, más allá de los números, en una hoja de servicios intachable: dos anillos de campeón como knicker, 7 presencias en el All Star Game (un MVP), 4 veces elegido en el mejor quinteto de la liga, 7 en el mejor cinco defensivo, hall of famer, además de ser incluido en el célebre listado de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA. Como diría Willis Reed, pieza capital de aquellos históricos Knicks -junto a Bradley y, después, Monroe-, "el balón es de Clyde. Sólo nos permite jugar con éste de vez en cuando". Walt contribuiría a convertir el Madison Square Garden en La Meca del baloncesto.
Nadie lo ha vuelto a conseguir.
Una dimensión más allá del baloncesto
"Nunca me di cuenta de que estaba subiendo el listón para todo lo que vendría después. Si pudiera volver a hacerlo saboreraría más los grandes momentos".
El base de Atlanta fue también estrella fuera de la cancha. Apodado 'Clyde' por un sombrero gangsta que luciría Warren Beatty en 'Bonnie & Clyde', fue el primer jugador NBA en salir en las revistas de moda, en conducir un Rolls Royce, en mostrarse un amante de las excentricidades como las habitaciones con camas redondas y espejos en el techo...
Vayamos por partes. A ver si entendemos mejor el fenómeno 'Clyde'.
“En Philadelphia me llaman señor Tibbs”, pero cuando alguien llama a Shaft “¡negro!”, este le espeta “¡blanco!”, convirtiendo la condición del otro en insulto y dejando claro su rechazo a cualquier intento de integración en el establishment blanco. (Roberto Cueto, en 'Black Noir. Breve introducción al cine blaxploitation').
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Valga esta definición del protagonista de Shaft, emblema del movimiento, para que nos quede claro a qué nos estamos refiriendo:" Detective extremadamente violento, pero con conciencia social, Shaft era heredero directo del Black Poer de los 60. Su actitud afirmativa y confident representaba la principal estrategia política del blaxploitation: tomar el estereotipo de 'Mandingo' y glorificarlo. Por primera vez el cueropo del hombre negro era un centro de poder afirmativo para la comunidad negra. Shaft representaba la más sofisticada de estas imágenes. La animalidad (símbolo del primitivismo y la instintividad) con la cual se había vinculado desde siempre en Occidente a la negritud (como una manera de sujeción social mediante el prejuicio) fue estilizada y celebrada a través de la elegancia de la alta costura en cuero. Richard Roundtree, el actor que encarnó a Shaft, había sido modelo en sus comienzos, y esto no era un mero detalle. Camperas de cuero, abrigos y pantalones de lustroso cuero fueron la marca identitaria del personaje. Los diseños geométricamente rectangulares de sus ropas reafirmaban la contundencia y peligrosidad".
Por otro lado, también nos encontramos con la ABA cuyo way of life está muy inspirado en lo descrito anteriormente. Iconos claramente identificables fueron Julius Erving o Artis Gilmore, y como gangsta, Marvin Barnes. Frente a una NBA ñoña, aburrida, estática aparee una ABA dinámica, transgresora, colorida. Una competición que -como apuntaba Sport Illustrated- "valoraba los cabellos largos, los mates estratosféricos y las segundas oportunidades". La ABA estimulaba por encima de todo el individuo, la individualidad, no sólo a nivel deportivo sino de personalidad/estilo: pantalones de campana, cabellos largos y a lo afro, zapatos de plataforma, monos de campesino...
Frazier encajaba perfectamente como actor de la Blaxploitation y como jugador ABA.
En lo social, años de crecimiento y efervescencia del Black Power, conjunto de movimientos en defensa de los derechos de las personas de raza negra de todo el mundo, pero con especial incidencia en la población afroamericana. Empezó a crecer en los 60 y mantuvo su efervescencia hasta los primeros años de los 70. Este movimiento promovía una especie de separatismo político y económico (blancos y negros) llegando a crear toda una ideología radical en contra del poder blanco establecido (supremacismo) . La fuerza de este movimiento proyectó la expansión de otros como el feminismo, la concianciación medioambiental o la lucha en defensa de los derechos de los homosexuales. La población negra empezaba a 'molestar' cada vez más.
Frazier representaba perfectamente todo aquel microcosmos: amante de la música (más que del rock que del jazz, por ejemplo), de las salidas nocturnas, de los abrigos de visón, de los coches llamativos, de la ropa más estrafalaria, con un posicionamiento social claro...
En este contexto, Clyde pronto se dio cuenta de que poco a poco se estaba conviertiendo en un icono para la población afroamericana.
En una entrevista no muy lejana explicaba que en alguna ocasión, cuando se mudaba de ciudad para jugar un partido y era reconocido por los niños, estos se le acercaban y le preguntaban:
- Eh, Clyde! ¿dónde está tu visón? ¡Venga, Clyde, te queremos ver con tus vestidos!
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Frazier, además de promocionar su estilo de ropa -siempre dijo que no era caro y que otros pagaban mucho más por los trajes- también fue el primero en introducir la moda en las zapatillas deportivas. Primero en sus Converse personalizadas con franjas naranja y azules (referencia a los Knicks) y luego con el modelo Clyde que sacó Puma en su honor. "Nadia había hecho aquello hasta la fecha", diría Frazier. Tal afirmación no era puro hedonismo. Hasta 1973 ningún jugador había firmado con una marca de zapatillas deportivas. Los equipos, simplemente, avituallaban a los jugadores con el calzado, pero nadie había cobrado por calzarse unas zapatillas. La revolución llegó por partida doble: Puma no sólo le pagaba sino que además le permitía diseñarlas con su estilo.
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"-¡Ei, no estás jugando bien, pero todavía te ves bien!"
Justo un par de semanas después aparecería Warren Beatty luciendo el mismo modelo en la película sobre la célebre pareja de gangsters. Había sido Clyde antes que Clyde. Los periódicos engrandecerían el mito.
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Vestidos, zapatillas, automoción...y jerga
Tampoco Walt era inicialmente un apasionado de los Roll Royces. Era una cuestión de estilo. No le gustaban "porque todos eran grises o negros". Cierto día, sin embargo, paseando quedó prendado de sus formas y las posibilidades que ofrecía. No dudó en adoptarlo ante la posibilidad de llevárselo hacia su terreno, de tunearlo a su media. Él siempre compraba Cadillacs, pero vio en este coche una inversión. También una provocación, una forma de ampliar el influjo del icono ¿Alguien había visto a un tipo negro montado en un Royce? ¿Por qué no ser el primero en hacerlo?
También adoptó un estilo verbal propio, a través del vocabulario rimbombante que aparecía en la sección de Ocio y Arte del Sunday Times. Fue un estilo chocante y mucha veces criticado que empezó a crear cuando trabajó para la radio. Un adelantado también en el uso de la rima que tanto abunda en sus análisis deportivos en televisión. Alguien lo acuñaría como 'Clay-dism'. Valga a continuación un ejemplo.
Sombrero de gangster; trajes propios del hampa; semblante de malechor...
Años 30 en plena revolución de los 70.
Gangsta style, Clyde style.
Un estilo sinfín
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El magazine Sports Illustrated publicaba hace unos años un artículo demoledor en el que se indicaba que el 80 por ciento de los deportistas profesionales dilapidaban sus ganancias a los cinco años de su retirada. Algunos compañeros de los gloriosos años en NY como Dave DeBusschere le solían decir que le costaría aclimatarse al cambio de vida cuando se terminara el baloncesto.
En un principio no fue fácil.
Pero había que adaptarse o otro mundo de oportunidades que se abría tras el baloncesto. Dejó los coches lujosos, los clubes nocturnos, su peculiar vestuario.... para encontrar la felicidad entre la flora de Saint Croix, en las Islas Virgenes, donde padecería los efectos del huracán 'Hugo' en 1989. El mismo que dejó sin piscina olímpica a Tim Duncan, truncando su sueños como nadador de élite pero abriendo camino a una extraordinaria carrera como jugador de baloncesto. Había provado como agente de jugadores e incluso invirtió en una franquicia de la desaparecida USBL. Hubo un momento en su vida que hartó de la ruidosa Nueva York -aunque conservó un apartamento en Manhattan- conviertiéndose en un amante de la naturaleza (todo un genio de la horticultura), de los paseos en barco. Cambió los coches de lujo y los abrigos de visión, por una camioneta, un polo y una gorra. Después del desastre natural volvió a NY, pero seguía pasando buenas estancias en el paraíso.
Frazier sigue a rajatabla los preceptos de una vida saludable, que acentúa los domingos, Día del Señor. Se levanta sobre las 8:00h, hace ejercicios que combina con un poco de yoga, toma una primera ingesta de vitamintas y proteínas y tras reposarlas continúa con su preparación física en su gimnasio particular. Siempre acompañado de buena música jazz o 'oldie'. Si tiene habre se dirige hacia su parrilla 'George Foreman' y cocina un filete de salmón o pollo acompañado de hortalizas al vapor (zanahorias y coles de bruselas, preferiblemente). Si la otra parrilla -la televisiba- tiene programado algún partido interesante o si hay algún futuro rival de los Knicks, lo sigue con atención. De hecho, continúa como analista televisivo de los Knicks, y sigue siendo un exitoso y gran inversor. Vive con su hijo -sus plantas y sus 200 trajes-en Harlem con el que comparte también negocios a través de una sociedad que asesora a jóvenes deportistas para que inviertan en bienes raices. Por otro lado, siempre se ha mostrado muy comprometido con la comunidad afroamericana -tiene claro sus orígenes´-, participando en múltiples iniciativas benefactoras (diabetes, obesidad infantil, educación...).
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La leyenda siempre está reinventándose. Década tras década.