Elaborar una lista con los mejores jugadores de la historia es tarea ardua y, probablemente, muy polémica. Es muy complicado contar al 100% con una objetividad estricta, y nuestro subconsciente siempre hará que nuestros gustos guíen nuestras elecciones, aunque tratemos de evitarlo. Pero como con todo, cuanto más se reduce el campo a estudiar más se simplifica la hipótesis y la posterior ejecución de la demostración, lo que nos ha llevado a analizar cada franquicia de manera individualizada, creando un serial con los 30 mejores jugadores de la historia... contando con un individuo por franquicia. Hoy llega el turno de los Golden State Warriors y de uno de los jugadores que han definido el baloncesto actual. Hoy llega el turno de Stephen Curry.
EL RESUMEN DE SU CARRERA
El futuro de Stephen Curry estuvo ligado desde muy pequeño al deporte del cesto y la pelota. Nacido en 1988 en Akron (Ohio) pero criado en Charlotte (North Carolina), su padre Dell era un jugador respetado en la NBA y a menudo dejaba a Steph y a su hermano Seth salir a tirar a canasta en los calentamientos de los Hornets, equipo en el que militó durante la mayor parte de su carrera. La evolución natural de alguien que llevaba el baloncesto grabado en lo más profundo de su ADN llevó a Steph a enrolarse en la Universidad de Davidson, donde en su tercera y última temporada fue el máximo anotador de la liga universitaria. El base fue elegido por los Warriors en el puesto número 7 del Draft de 2009 y en su curso de novato terminó segundo en la carrera por el premio al rookie del año por detrás de un sorprendente Tyreke Evans.
En las siguientes temporadas se destapó como un jugador prometedor con un lanzamiento letal, pero que aún no había explotado por completo. En el curso 2013-14, su quinto en la competición, se fue hasta los 24 puntos de promedio, y al año siguiente todo cambió. Su carrera, su legado y, algo más tarde, la liga. La llegada de Steve Kerr al banquillo de Golden State imprimió al equipo de un nuevo estilo de juego, heredero directo de la filosofía del movimiento de balón en la que habían sentado cátedra los San Antonio Spurs tan solo unos meses antes. Los Warriors se hicieron con el cuarto anillo de su historia y al año siguiente mostraron una versión aún más devastadora terminando la regular season con un balance de 73-9, el mejor de todos los tiempos. Curry recibió además su segundo galardón de MVP consecutivo, el primero -y hasta ahora único- de manera unánime desde que se reparte el premio.
En ese curso 2015-16 no consiguieron revalidar el título, así que se reforzaron con un jugador de medio pelo como Kevin Durant. Nuestro protagonista siguió acribillando a rivales y batiendo todos los récords posibles desde la línea de tres puntos y, sorprendiendo a nadie, Golden State consiguió los dos siguientes títulos. Después de no poder repetir campeonato el año pasado, Curry se lesionó en el cuarto partido de esta temporada 2019/20, poniendo temporalmente en modo de espera una carrera -y un impacto- al alcance de muy pocos.
¿POR QUÉ ES EL MEJOR JUGADOR DE LA HISTORIA DE LA FRANQUICIA?
Sobran los motivos, pero aquí van unos cuantos. Stephen Curry es el tercer máximo anotador histórico de los Warriors con 16.419 puntos y el segundo máximo asistente (pronto llegará al primer puesto en ambas categorías). Como hemos comentado antes, ha ganado el hasta ahora único MVP entregado de forma unánime. Tiene el récord de más triples anotados en una sola temporada (402 en la 2015-16) y cinco de los diez mejores registros en este apartado son suyos. Es el tercero en la lista de jugadores con más triples anotados de todos los tiempos (también llegará pronto al primer puesto) y tiene el mejor porcentaje de acierto del Top-50 en esta clasificación con un 43.5%, un dato completamente absurdo dado el volumen de tiros que lanza. En la temporada 2015-16 fue el máximo anotador de la liga y entró a formar parte del selecto club 50-40-90 (porcentajes de acierto en tiros de campo, triples y tiros libres respectivamente), en el que solo hay ocho miembros.
Estos son argumentos de peso que pueden bastar a la hora de designar a Stephen Curry como el mejor jugador de la historia de los Golden State Warriors, pero falta el más importante. Curry ha sido el jugador más determinante de la liga en los últimos veinte años. Allen Iverson cambió la manera de entender la cultura relacionada con el mundo NBA, LeBron James aterrizó en la competición como un todoterreno capaz de hacerlo todo y Dirk Nowitkzi modificó la concepción de los jugadores interiores, por poner el ejemplo de tres leyendas de tiempos recientes, pero ninguno causó el impacto que Stephen ha tenido en el juego. Mientras que nadie puede imitar a LeBron porque nadie tiene las habilidades físicas y técnicas para hacerlo, cualquiera puede tirar triples. Introduciendo el concepto de la gravedad (desde qué distancia un jugador presenta una amenaza), Curry llevó más allá la revolución iniciada por los Phoenix Suns de Steve Nash y modeló la era del triple.
Siguiendo la estela del base de los Warriors, los Damian Lillards, los James Hardens y los Trae Youngs empezaron a tirar triples desde su casa que necesitaban atención por parte del rival, porque esos lanzamientos ahora se entrenan -y se anotan. Con los Houston Rockets como caso extremo, los equipos prestan más atención al tiro de tres y la idea del spacing, de ensanchar la pista, marca el cauce por el que discurre el baloncesto actual. Curry no ha sido el mejor jugador de los últimos años pero sí, sin duda, el más determinante; muy pocos pueden marcar un antes y un después en la manera en la que se juega en la NBA. Su herencia y su influencia le convierten en el jugador más icónico de su franquicia y en uno de los pilares de esta época.
COMPLETAMOS EL PODIO DE LEYENDAS DEL EQUIPO
Los Warriors, fundados en 1946, son una franquicia con una historia muy rica y han pasado por incontables etapas en sus casi 70 años en la competición, así que cuentan con una ristra de nombres que merece la pena destacar antes de completar el podio. Aunque desconocido para gran parte del público, Paul Arizin fue uno de los grandes anotadores de la década de los 50, además de diez veces All-Star y campeón en 1956; también tenemos a Kevin Durant, uno de los jugadores más prolíficos de la historia de cara al aro pero penalizado por el poco tiempo que ha estado en Golden State. Con el último corte haremos algo de trampas: para permitir la presencia en el podio de los otros dos jugadores, Wilt Chamberlain se queda en mención de honor. Registró sus números más bestias con esta franquicia (promedió 50.4 puntos en 1962), pero vamos a limitarnos a tiempos menos prehistóricos; además, el equipo estaba localizado en Philadelphia en tres de los seis años en los que Chamberlain jugó.
Una vez aclarada esta condición vamos con la tercera posición, en la que encontramos al jugador que más partidos ha disputado con la camiseta de los Warriors: Chris Mullin. Este escolta blanco con apariencia de militar fue uno de los anotadores más destacados de finales de los 80 y principios de los 90 -promedió más de 25 puntos por partido cinco años seguidos entre 1989 y 1993, siendo All-Star en todos ellos. Además de formar parte del Dream Team que maravilló al mundo en los Juegos Olímpicos de Barcelona, Mullin fue protagonista en aquellos Warriors eléctricos del trío conocido como Run-TMC (iniciales de Tim Hardaway, Mitch Richmond y Chris Mullin), que en la temporada 1990/1991 fue el trío de jugadores con el mayor promedio de puntos por partido.
Completando el podio en el segundo escalón está otro emblema de la franquicia como Rick Barry. Padre del también exjugador Brent Barry, Rick militó en Golden State entre 1965 y 1967 y más tarde entre 1972 y 1980, siendo el segundo máximo anotador de la historia del equipo. Jugó cuatro años en la ABA, completando un hazaña que nadie más consiguió: registrar el mayor promedio de anotación en una temporada en la NCAA (liga universitaria), en la ABA y en la NBA. Entre el palmarés de Rick destaca su título de campeón en 1975, redondeado con su MVP de las Finales; los ocho All-Stars en los que participó, los últimos seis de forma consecutiva; o las cinco veces que formó parte del quinteto ideal de la temporada. No podemos evitar destacar también una característica algo discordante al ser un jugador de tal calibre: su particular mecánica de lanzamiento de tiros libres, conocido como estilo "cuchara", que consistía en lanzar la pelota con las dos manos desde debajo de la cintura. Y lo mejor es que ese lanzamiento tan peculiar en el fondo tenía su razón de ser, pues rozó el 90% de acierto en tiros libres en sus años en la liga.