LOS 12 ELEGIDOS… Y LOS QUE NO

Tan brillante como la fotografía de los doce componentes del ‘Dream Team’, el genuíno, el auténtico, posando con la medalla de oro en el Olimpic de Badalona, puede llegar a ser la de 12 imberbes que querían en el verano del 84 hacerse con el oro olímpico en su propio país, en la meca del cine. Una selección de jugadores y un equipo al completo que posiblemente superara a algunos combinados “pros” que la NBA hizo desembarcar, bajo la bandera estadounidense en Mundiales y Juegos posteriormente.

Paradójicamente, entre ambas instantáneas, junto a los 8 veranos de distancia, vemos que hay 3 jugadores que coinciden: Michael Jordan, Chris Mullin y Pat Ewing. Y si seguimos repasando rostros del mejor conjunto que jamás haya existido, John Stockton y Karl Malone bien pudieran haber participado en Los Angeles. Y también Charles Barkley.

Siempre ha habido muchas leyendas entorno a la manera que tuvo Bobby Knight de elegir los doce finales. Jeff Turner, de Vanderbilt, subió al podium final. Barkley, no. Turner llegó a fichar incluso por la Wiwa Cantú. Leon Wood también lució su medalla de oro. Stockton, no. Paralelo a los días de Turner en Cantú, Wood estaba a las órdenes de Zeravica en el CAI Zaragoza. Porque lo de Karl Malone… los que vivieron esos tiempos nunca lo hubiesen elegido, en su sano juicio, por delante de aquella fuerza de la naturaleza, llamada Wayman Tisdale. Pero Barkley siempre fue el ejemplo más claro, el más notorio. Y de boca del mismo “Sir Charles” se puede entender todo aquello.

“LOS CHICOS QUERIAN EL ORO OLIMPICO. YO SOLO QUERIA EL ORO”

Lo del patriotismo no iba mucho conmigo. Cuando me invitaron a los “trials”, me gustaba la idea de jugar con algunos de los mejores jugadores de los mejores programas del baloncesto colegial. Chicos que había visto en televisión y leído a lo largo de mis tres años en Auburn. Pero no estaba entusiasmado. Aquello era mi gran oportunidad para prepararme de cara al baloncesto profesional. Yo iba a ir a aquellos “trials” a cambiar a todos la idea que se tenía de Charles Barkley. Iba con una sola meta: convencer a los ojeadores de la NBA que debía ser uno de los primeros elegidos en el “draft“.

Y era verdad. La máxima preocupación de Barkley era esa. Que le tomasen, al menos, en serio. Un chico con cara aniñada, de no más de 1.94, con 136 kilos, no era precisamente el físico deseado por los “scoutings” NBA, que suspiraban por Sam Perkins, como jugador de su mismo puesto. “Yo viajé a Bloomington a, lo que Muhammad Alí denominaba, asombrar al mundo. U!S!A! ¡Por favor! Dad a los demás la medalla de oro. Yo solo quiero el oro“.

TOPARSE CON BOBBY KNIGHT

Pero el peso comenzó a preocuparle. 10 días antes de los ‘trials’, llamó a Bobby Knight, para preguntarle cuanto peso quería que perdiese. 7, 10, 15 kilos… lo que hiciera falta. “Dejé el recado a su secretaria. El nunca me contestó (exabrupto)“. Y allí se presentó, sin perder un solo gramo, pero viendo que Knight no estaba preocupado lo más mínimo. “Cuando pasó una semana, me atreví a preguntárselo. La contestación fue clara: ‘Me hubiese gustado que bajaras a 110, pero como no lo ibas a conseguir, ni te contesté’. Y como Barkley dijo: “Puede que tuviera razón“.

Otro de los problemas que preveía nuestro protagonista, era el trato con el irascible entrenador: “El más explosivo y controvertido entrenador del país, contra el más explosivo y controvertido jugador del país. La gente pensaba que no duraría una semana. Pero Knight guardaba la distancia con todos (72 jugadores inicialmente convocados). Llamábamos a Knight ‘el loco’. Nos tenía a todos intimidados. Incluso a mí. Cuando él gritaba, los balones y las zapatillas, dejaban de sonar. Tan sólo se oían los latidos de 72 corazones“.

Quien más le ayudó a entender a su entrenador, fue Steve Alford, “freshman” de Indiana, pupilo suyo, con el que le tocó compartir habitación. Contrariamente a lo que Charles pensaba, le hizo sentir mucho más cómodo en Bloomington, y le hizo entender mejor al “coach” Knight.

– “El es intenso. Solo eso“.
– “Vale. Gracias. Pero ¿hay alguien que no sepa eso ya?”
– OK. El es el entrenador más duro en todo Estados Unidos para el que vas a jugar. El te exige que tú seas perfecto
“.
Maravilloso.

RECORDANDO A UN COMPAÑERO LLAMADO JORDAN

Barkley tiene un recuerdo especial de Michael Jordan. “El era mi máximo rival, pero no en la pista, sino fuera de ella. Teníamos un desafiante cara a cara todas las noches, con un juego de cartas llamado Tonk. Creo que todavía me debe dinero desde entonces. En la pista, era listo. No pasaba por mis inmediaciones“. Pero aparte bromas, confiesa que “ninguno de nosotros sabíamos mucho de Jordan antes de los “trials”. El no había sido un jugador impactante en North Carolina, gracias a los sistemas de ataque tan rígidos de Dean Smith. No tenía un sitio especial entre nosotros. Era sólido, competitivo y listo. Pero ninguno dijo: va a ser una superestrella“.

Conforme pasaban las fechas, Barkley sabía que estaba asombrando a todos los ojeadores NBA. “Estaba jugando mejor que nadie: corría la pista como un base, machacando como un monstruo y asistiendo a Jordan en los contragolpes cual Magic (vanity Barkley dixit)“. Mark Heisler, de “Los Angeles Times”, escribió. “Su cotización va subiendo 250.000 $ cada día”. “Pero aún así, yo tan solo pensaba en una cosa: dinero. Comprar una casa a mi madre y a mi abuela, y coches a mis hermanos. Y lo antes posible“.

Aprovechando unas pequeñas vacaciones que les dieron a todos, anunció un 23 de Abril, que daría el salto a profesionales ese verano, a pesar de tener un año más de elegibilidad.

LA CRIBA FINAL

A la vuelta de las vacaciones, éramos tan sólo 20. Había pasado el descarte de 52 jugadores” Knight tenía la costumbre de darles charlas todas las noches. Un día llegó tarde 15 minutos y la “bocaza” de Barkley, actuó: “¿Dónde demonios has estado?” Knight, encolerizado, le gritó: “¡Escucha, maldito gordo (más exabruptos). Aquí sólo hay un mando, y ese soy yo!” A lo que continuó tras varios improperios más con “Tu culo gordo no va a estar aquí mucho más tiempo“.

Ahí supo Barkley que no disputaría los Juegos. Pero él no era estúpido. Si saltó con esa frase, era porque no temía represalias. Su meta ya estaba conseguida. “Para la siguiente lista de 16, sabía que no iba a estar. Tuve discrepancias aquellos días posteriores con él, sobre mi forma de jugar. Yo quería jugar al poste. No dominaba el bote ni las suspensiones. El quería que fuese más versátil. Cuando me llamó a su despacho, él me anunció que me cortaba“.

EL ADIOS EN EL DESPACHO

Así fue. Y lo hizo junto a otros tres jugadores: John Stockton, de la universidad de Gonzaga, Maurice Martin, de St. Joseph’s, y Terry Porter, de Wisconsin-Steven Point, todos posteriores jugadores NBA. Pero de aquella reunión en el despacho, “Sir Charles” salió sorprendido: “Yo ví que aquella decisión le dolió mucho. Lo ví en su cara. Yo pensaba que se iba a alegrar por echarme, pero él estaba tremendamente decepcionado. Creo que le dolió cortarnos a cada uno de nosotros cuatro, y era un momento muy emotivo para él. Realmente le afectó. Creo que Bobby Knight es más compasivo de lo que la gente cree“.

Me deseó suerte. Pero mi suerte ya estaba echada. Estaba convencido que iba a salir elegido en el “draft” entre los 5 primeros. Puede que el sexto“.

NOTA: Charles Barkley fue elegido el número 5 del “draft” aquel verano, por Philadelphia 76ers.

Los dos últimos descartes de Bobby Knight, fueron el base de Duke Johhny Dawkins, y el alero de Auburn, compañero de Barkley y curiosamente con menos protagonismo que nuestro personaje, “The Rifleman”, Chuck Person. La lista de los doce finales fue la siguiente: Steve Alford (Indiana), Leon Wood (California State Fullerton), Pat Ewing (Georgetown), Vern Fleming (Georgia), Alvin Robertson (Arkansas), Michael Jordan (North Carolina), Joe Kleine (Arkansas), Jon Koncak (Southern Methodist), Wayman Tisdale (Oklahoma), Chris Mullin (St. John’s), Sam Perkins (North Carolina) y Jeff Turner (Vanderbilt).