Ha vivido dos destierros en poco tiempo, con la puerta de atrás como única señal de despedida. Un abrazo solitario como símbolo del mazazo por ser señalado. Quizás, en el otro destino. Rudy Gay salió despendolado de Memphis para cruzar la frontera hacia Toronto. Un traspaso que dejaba a las claras su fracaso como líder. Año y medio después, la historia se repitió, para regresar al otro lado de la frontera rumbo a Sacramento. Allí estaba previsto que agonizara el contrato de la gran estrella que nunca había sido.

Fueron los Playoffs de 2011 los que marcaron la odisea de Rudy Gay, que pasó de principal referencia de una franquicia, al primer elemento del que desprenderse en un futuro que todos sabían tan próximo como inevitable. Memphis Grizzlies eliminó a San Antonio Spurs, primeros de la Conferencia Oeste, en primera ronda de Playoffs con un baloncesto soberbio. En segunda ronda forzaron a Oklahoma City Thunder hasta el séptimo y definitivo encuentro, donde se acabaron sus humildes pero ambiciosas aspiraciones. La lesión de Rudy Gay había permitido ver un potencial hasta entonces limitado en los Grizzlies. Al año siguiente alcanzaron los Playoffs, pero cedieron en primera ronda. Su paso por Toronto Raptors y su llegada a Sacramento Kings, anécdotas de uno más de los sobrepagados de la NBA. Hasta que Rudy Gay se ha convertido en su principal redentor.

El alero, formado en la universidad de Connecticut, ha encontrado esta temporada otra dimensión en su juego. Ha alcanzado un nuevo nivel, la madurez de la que carecía y que le había hecho transitar por los suburbios de las críticas. Su paso adelante ha pasado desapercibido en el anonimato que otorga el destierro, pero el 8 de los Kings ha salido de la habitación en la que él mismo se había encerrado. Subir a este escalón no es una cuestión numérica, simplemente. Los bienes inmateriales son los que le dan la esperanza de acabar con su sombra.

Un talento que ha pasado a mejor jugador

Si bien sólo se ha atravesado un mes de competición, Rudy Gay firma unos números hasta ahora inéditos en su carrera. No sólo en aspectos de sobra conocidos por él, como el de referencia anotadora (21’1 puntos por partido, máximo desde que llegara en 2006), sino en sus defectos más flacos. Una de las etiquetas a la que ha sido sometido durante toda su carrera ha sido la de un jugador incapaz de conectar con sus compañeros, de ser una pieza aparte y de ser un activo individualista. En la presente temporada Rudy Gay ha firmado sus mejores números en asistencias con un promedio de 4 por partido. Mantiene su segunda mejor media reboteadora (6’5) con unos porcentajes decentes que se corresponden a sus nueve años de experiencia en la liga (45’8% en TC y 32’6% en triples).

Le escoltan brillantes actuaciones como los 40 puntos que le endosó a Portland Trail Blazers, o los completos partidos ante Dallas Mavericks (26 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias) y San Antonio Spurs (23 puntos, 8 rebotes y 8 asistencias). Tres rivales aspirantes a alcanzar cotas altas en una Conferencia Oeste  con excedente de competitividad. Éste es otro de los aspectos mejorados por Rudy Gay, la de soportar la carga de su equipo en partidos de mayor exigencia. Llama la atención que en las victorias de Sacramento mantiene unos porcentajes superiores a su media (con un repunte del 40% en triples), aunque baje en otras estadísticas como en la de rebotes, asistencias o robos. En otras palabras, mientras más incisivo es Rudy Gay en ataque, mejor le va a Sacramento. Premisa que se le criticaba en sus anteriores años.

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Rudy Gay tiene un saldo positivo de 7’7 en los ratios ofensivos y defensivos (número de puntos de los equipos por cada 100 posesiones en los que el jugador está en la pista). Ha dejado de ser un lastre, e incluso casi una de cada cinco asistencias de los Kings llevan su nombre (19’6%). Su impacto en la cancha (el ratio de +/-) es de 6’4, duplicándose en las victorias con 12’4. Por lo tanto Rudy Gay se ha convertido en una referencia importantísima para las aspiraciones de Sacramento Kings. Una referencia que no es de postín.

La revelación de Sacramento

La atipicidad de la NBA 2014/15 se ha encontrado en Sacramento Kings. La franquicia, condenada a la indiferencia – peor que la mediocridad –, ha sorprendido a propios y extraños para colocarse en la clase media-alta de la Conferencia Oeste. Un plantel configurado de algunos buenos talentos, pero demasiado anárquicos y con carencias en su voluntad colectiva. La evolución de Rudy Gay ha sido clave en esta grata sorpresa para una ciudad que ha vivido los últimos años más pendiente de un posible adiós a lo que ocurría en la cancha. Sin la vitola de líder y jugador franquicia, Gay ha sabido reformarse para convertirse en el escudero de unos de los pívots más dominantes de la liga, DeMarcus Cousins. No es una deshonra que uno encuentre su sitio, pese a que no es el que un día uno quiso creer que le correspondía.

El reciclaje de Rudy Gay ha coincidido con una madurez repentina para un talento y un físico portentoso como el de Cousins, que se ha convertido en el líder de la franquicia que le eligió en 2010. No sólo domina la pintura, sino que además aglutina mucho impacto en el juego siendo decisivo directa e indirectamente. Ha asumido más responsabilidades que las que simplemente le caían por inercia. Su capacidad de liderazgo es el cambio que más echaba en falta un equipo depresivo como Sacramento.

No son los dos únicos elementos. La llegada de Darren Collison en lo que parecía un retiro de competir por grandes objetivo ha resultado en un base estable y fiable para la dirección del equipo. Jóvenes como Ben McLemore más jugadores consagrados de rotación como Carl Landry y Omri Casspi también apuntan como explicación al mayor rendimiento de los Kings, si bien tampoco es un factor excesivamente diferencial con respecto a otros rivales.

Sí lo es la presencia de Michael Malone, quien llegara el año pasado para debutar como entrenador jefe. Tras un año difícil – aunque no tan mal llevado con 28 victorias –, parece que el roster se ha acoplado a lo que pretende el técnico, que ha conseguido engranar bien a sus piezas en torno a un rol y que funcionen como un equipo. La actitud y disciplina que transmite Malone en los partidos ha encauzado a talentos por encima de la media que carecían de una mente estable. Por ver quedará hasta dónde llegan estos Sacramento Kings.

Comprometido con la causa

Rudy Gay parece tener claro que en Sacramento están creciendo y tienen por delante margen de mejora como para consolidarse. Tras el enorme contrato que firmó con Memphis Grizzlies y que le ha arrastrado a Toronto y a su actual equipo, el alero expiraba sus últimos 19 millones de dólares para convertirse en agente libre el próximo verano. He aquí otra de las muestras del cambio producido en Rudy Gay.

Tras un gran inicio de temporada, no le iban a faltar ofertas en verano que le hicieran percibir un salario bastante alto, en torno a los 15 millones de dólares. Un techo y un fondo para nada desdeñable tras la mala fama adquirida y con la firma del nuevo convenio tras el pasado lockout. Rudy Gay bien podría haber esperado a verano para ver qué se le ofrecía, pero sus ambiciones han pasado a ser otras. Sucede en tanto en cuanto él es otro.

El número 8 de los Kings quiere estabilidad y asentarse en un proyecto como parte importante. Ha sacrificado un pequeño pellizco por formar en estos ascendentes Sacramento Kings. Apenas empezada la liga firmó un contrato de 40 millones por tres temporadas, la última con opción de jugador. De esta forma, la próxima temporada 2015/16 Rudy Gay cobrará 12’4 millones de dólares, en la 2016/17 percibirá 13’3 y en la 2017/18, si el jugador ejecuta su opción, 14’2. Gay gana flexibilidad, pues en caso de que Sacramento vaya a más podrá cumplir su tercer año con un buen salario, pero si se siente estancado tiene la libertad de buscar otro destino. Bien es cierto que, en caso de caer en desdicha deportiva, tendrá un seguro de alta gama. Aún de hacer una mala temporada, el caché estadístico de Rudy Gay le habría proporcionado un contrato de cifras muy parecidas a tenor de lo visto en otros casos. La premura de querer cerrar  cuanto antes su futuro, más allá de intereses propios, es un claro ejemplo de su apuesta por los Kings.

Son muchos los tópicos que hacen referencia a las segundas oportunidades. Quizás Rudy Gay esté ante la suya. Una reconversión fundada en la madurez de aquél que ha sido repudiado un par de veces. La redención del que tuvo un estatus que se volvió en su contra. Relucir entre las mugres pasadas. El Sacramento de Rudy Gay.