Cuando tienes un tío que es un futuro Hall of Fame de la NFL, y un padre que además de entrenador de Football de instituto fue All-American en College, a poco que destaques en el mundo del deporte estás predestinado a jugar sobre hierba con casco y protecciones. Pero la naturaleza en ocasiones es caprichosa, y al otorgarte un físico privilegiado de más de 2 metros te dirige por otros caminos. Este es el caso de Darius Rice, un chico que desde muy joven ha destacado sobremanera en el deporte de la canasta. En su Mississippi natal y de la mano de Thomas Billups -el tío del base de los Pistons, que también entrenó a Monta Ellis– consiguió sus primeros triunfos importantes en el Lanier High School, con 2 campeonatos estatales y un sinfín de galardones individuales coronados por el título de jugador del año de Mississippi en la temporada 1999-2000, su año senior.
Esta senda de éxitos tuvo como colofón el McDonalds All-American, punto de reunión para los 24 mejores jugadores seniors que abandonan el instituto. Pero días antes de jugar este All-Star, las malas noticias llegaban a su hogar. El riñón que le habían trasplantado a su padre en 1990 comenzaba a fallar. Desde aquel momento, y en repetidas ocasiones, Darius ha estado dispuesto a ofrecerle uno de sus riñones. La respuesta de su padre siempre ha sido la misma: No puedes jugar en la NBA con un solo riñón
No le quedó otra opción al joven Darius para ayudar a su padre que cumplir su sueño mutuo de alcanzar la NBA. Siempre había sido su meta, pero ahora iba a luchar con más ahínco por conseguirla. La primera parada fue el ya mencionado McDonalds, donde pudo exhibir su fama de tirador consiguiendo 20 puntos al descanso. Ante la TV nacional era una gran ocasión de darse a conocer y comenzar a labrar su futuro, pero en el segundo tiempo sus compañeros apenas le pasaron el balón en un par de ocasiones y se quedó en sólo 24 puntos, lejos del record de 31 que estableció Jonathan Bender en la edición anterior. El MVP fue para Zack Randolph con 23 puntos y 15 rebotes. El nombre de Darius Rice quedó en un segundo plano, algo que se acabaría convirtiendo en una constante en su carrera.
Después del McDonalds, Darius Miles y DeShawn Stevenson anunciaban su inminente salto a la NBA al presentarse al draft. Rice elegía el camino tradicional al anunciar a última hora que su destino en NCAA sería la universidad de Miami en Florida, desechando la opción local de Mississippi y otras ofertas importantes como Arkansas, Memphis o Kentucky. Parecía decidido a preparar su salto al profesionalismo asumiendo el rol de estrella en un equipo menor.
Nos situamos a principios del siglo XXI, en pleno dominio de los Blue Devils del Coach K. La universidad de Miami aún estaba encuadrada en la potente Big East Conference, de donde habitualmente se clasificaban 5 ó 6 equipos para el March Madness. Los Hurricanes comenzaban una transición después de la exitosa etapa que había liderado Tim James con 3 presencias seguidas en el NCAA Tournament. Darius Rice era uno de los puntales de este proyecto, y pronto comenzó a ofrecer excelentes actuaciones. Los 26 puntos contra Florida Atlantic fueron el máximo de un debutante de Miami, y un par de semanas más tarde con 35 frente a Central Florida batía el record anotador freshman de la universidad. Formando una gran tripleta junto a John Salmons y James Jones, Miami completó una buena temporada con un balance de 16-13 que les sirvió para participar en el NIT Tournament, donde Auburn les derrotaría en primera ronda 60-58.
Rice acabó su primera temporada con unos promedios de 14 puntos y 5 rebotes, y se comenzaba a desatar la rumorología sobre su presencia en el draft de 2001. Finalmente desechó esta opción. Quería seguir progresando antes de dar el salto a la NBA, salto que sí dieron con desigual suerte varios de sus ex-compañeros en el All-Star McDonalds. Zack Randolph y Gerald Wallace estarían entre los que acertaron, mientras que jugadores como el malogrado Eddie Griffin, Omar Cook o Alton Ford no tuvieron tanta fortuna.
La campaña 2001-2002 fue excelente para los Hurricanes de Miami. Comenzaron con una racha de 14 victorias que les llevó hasta la 12ª plaza de los rankings, consiguiendo vencer en el torneo de Paradise Jam en las Islas Vírgenes y en el Orange Bowl Basketball Classic a Indiana, el equipo que se acabaría convirtiendo en el subcampeón nacional aquella temporada. Su participación en la temporada de la Big East fue notable y llegaron al March Madness como 5º cabezas de serie en su lado del cuadro y con un balance de 23-8, antes de que Missouri diera la sorpresa al derrotarles en primera ronda.
Este partido acabaría siendo un punto de inflexión en la carrera de Darius Rice. En su segundo año había subido sus promedios hasta 15 puntos y 6 rebotes, pero tampoco creyó conveniente probar suerte en el draft NBA. Estaba decidido a seguir en Miami. En aquel draft de 2002 dio la sorpresa su compañero John Salmons al ser elegido en el 26º puesto de la primera, mientras otros Sophomores como Jared Jeffries y Marcus Taylor también decidían dar el salto a la NBA.
Sus dos últimas temporadas en Miami fueron bastante decepcionantes en todos los sentidos. El equipo obtuvo sendos balances negativos (11-17 y 14-16) y se quedó en el fondo de la clasificación de la Big East. En el plano personal, el aumento de sus números no se vio reflejado en su juego, aunque aún conservaba la esperanza de poder seguir mejorando su carrera jugando la siguiente temporada en la NBA y al fin cumplir su sueño y el de su padre. En 2003, su año de junior, Luke Ridnour y Mario Austin seguían aumentando la lista de los McDonalds del 2000 que llegaban a la NBA. También su ex-compañero de Miami James Jones consiguió un huequecito en el roster de los Pacers.
Así que al llegar la noche del draft de 2004, Rice seguía con suma atención como se sucedían las distintas elecciones. Las previsiones del draft apuntaban que nuestro protagonista debería salir a lo largo de la 2ª ronda, pero esto nunca sucedió. Tras 4 años en la universidad seguía siendo el mismo jugador unidimensional que vivía de su acierto exterior. Darius Rice pasaba a engrosar la lista de grandes olvidados del draft y le tocaba emprender el largo camino de entrar en la NBA por la puerta de atrás.
Horas después del draft, los periodistas le preguntaron a su padre cómo se encontraba:
Mi salud esta OK, pero el desarrollo de este draft me ha tocado en lo más profundo de mi corazón
En el verano de 2004 comenzaba la larga travesía del profesionalismo para Darius Rice. Un recorrido plagado de equipos y lesiones, con la NBA, una vez más, como meta definitiva. Su primera parada fueron los Nets, con los que disputó la pretemporada antes de ser cortado a escasos 3 días del inicio de la competición. Inmediatamente fue asignado a los Florida Flame, el equipo vinculado de la Liga de Desarrollo (NBDL), y volvió a Florida con la esperanza de recibir durante la temporada una llamada de la NBA que nunca llegaría. Su rendimiento se redujo a 11 puntos en 30 minutos por partido con unos porcentajes de tiro bastante discretos.
Una constante en la carrera de Rice ha sido la de desechar ofertas deportiva y económicamente más importantes sobre todo europeas- en favor de contratos en ligas menores americanas y otras alternativas exóticas como la liga China. Precisamente en esta liga asiática vivió uno de los episodios más surrealistas de su vida. En junio de 2005 jugó dos partidos a prueba con el conjunto de la ciudad de Qingdao. Tras anotar más de 50 puntos en ambos encuentros, parecía que su continuidad en China era un hecho, pero antes de firmar el contrato recibió una oferta de los Dallas Mavericks para disputar una Liga de Verano. Inmediatamente Rice se olvidó del dinero oriental y preparó las maletas para regresar a América. En aquel momento ni se podía imaginar el calvario que le esperaba. Al equipo chino no le pareció nada bien la repentina marcha de su próximo jugador franquicia, y amparándose en el contrato de 2 meses que el jugador aún no había firmado, hicieron todo lo posible para que Rice se quedara. Tras burlar al personal de seguridad que estaba custodiando su habitación, tuvo que sobornar al recepcionista para que le entregase su pasaporte y el dinero que tenía en la caja fuerte. Ya de camino al aeropuerto, el taxista que le llevaba recibió una llamada para que lo llevase de vuelta al hotel. Rice nuevamente tuvo que tirar de billetera para solventar este contratiempo y poder llegar finalmente a coger su avión.
Finalmente, su prueba con Dallas en Summer League no fructificó, al igual que su presencia en la pretemporada de los Heat, donde fue el último jugador cortado el mismo día que comenzaba la temporada 2005-2006. Sus aspiraciones de NBA volvían a sufrir un duro revés.
Sus siguientes paradas, además de alguna visita al quirófano, incluyeron una breve estancia en Polonia, un mes con los Gary Steelheads de la CBA y una temporada completa en su querida liga China. Así hasta llegar a febrero de 2007, cuando a mitad de temporada volvía de la mano de los Dakota Wizards a la liga de desarrollo (ya conocida como NBADL). A diferencia de su primera etapa con los Florida Flame, esta vez Rice saldría desde el banquillo, pero su rendimiento fue mucho mejor, como demuestran sus 14 puntos de media en 26 minutos. El equipo estuvo a gran nivel, y tras conseguir la primera plaza de la Conferencia Este y llegar a la final, los Colorado 14ers eran su último obstáculo. Lo que nadie podía esperar es que la estrella de la noche llevaba a su espalda el número 21 y comenzaba el partido en el banquillo de los Wizards. Durante un par de horas Rice jugó como si estuviera tocado por los dioses, anotando 52 puntos en una serie de 18-29 tiros de campo y 11-19 en triples, incluyendo el triple a falta de 3 segundos que forzaba la prórroga. Al final los de Dakota se llevaron el triunfo en el tiempo extra 129 a 121. A partir de aquella noche, varios equipos de la NBA comenzaron a tantear al agente de Rice sobre su futuro.
Teniendo en cuenta que desde que se disputa la Liga de Desarrollo los equipos NBA han llamado a un total de 70 jugadores para que den el gran salto, y que con su exhibición en la finalísima, su nombre había vuelto a ser noticia a nivel nacional varios años más tarde, Darius Rice afrontaba con ilusiones renovadas la Summer League de 2007 en Las Vegas, esta vez en el roster de los Cleveland Cavaliers. En dos de los cinco partidos que disputó Cleveland, Rice consiguió ser el máximo anotador del encuentro, cosa que le otorgó casi automáticamente la invitación para el campus de pretemporada.
En el mes de octubre un equipo como los Cavs con problemas para renovar a varios jugadores, era un destino más que apetecible para los agentes libres que apuraban sus opciones. Rice era uno de ellos. Apenas jugó 21 minutos en 3 partidos, pero el mes de octubre avanzaba, y con él sus expectativas de llegar al roster oficial. Finalmente, el pasado 27 de octubre, Cleveland anunciaba los cortes de Hassan Adams y Darius Rice. Tres días después Sasha Pavlovic firmaba su extensión, e incluso un antiguo rival de posición en la Big East como el Orange Demetris Nichols lograba alzarse con uno de los últimos huecos de la plantillas de los de Ohio.
La temporada 2007-08 de la NBA ya está en marcha, y Tom Rice aún deberá esperar para cumplir el sueño de ver jugar a su primogénito en esta competición.
Uno de los equipos que mostró más interés el pasado verano fue Orlando, y teniendo en cuenta que el agente de Darius Rice es Tony Dutt el mismo que consiguió un contrato de 118 millones para Rashard Lewis– no sería extraño que convenciera otra vez al General Manager Otis Smith para que firme a otro de sus representados.