Los New York Knicks, posiblemente la franquicia más famosa del mundo del baloncesto; con permiso de Lakers y Celtics. Cabe recalcar el adjetivo de famosa ya que, quizás, sea lo único que le haga mantener ese “aura” de equipo especial y hacerlo perdurar en el tiempo. De ser el equipo de Nueva York y de tener como hogar el Madison Square Garden no puede presumir ningún otro equipo, y eso, no se lo quitará nadie.
2 anillos de campeón, 8 títulos de conferencia, 5 títulos de división, 1 MVP y el paso por la franquicia de 26 Hall of fame son los logros individuales y colectivos de la historia Knickerbocker. Para algunos insuficiente, para otros aceptable, pero sea como sea, los New York Knicks siempre han sido y serán la franquicia con más presión mediática del mundo.
NACIMIENTO-1960
Los New York Knicks comenzaron a escribir su historia el mismo día en el que lo hizo la NBA, por aquel entonces BAA (Basketball Association of America). Fue allá por 1946, donde los de la gran manzana se enfrentaron a los Toronto Huskies en lo que supondría la primera victoria de la historia para la franquicia neoyorkina. Un año más tarde, en el 1947 se fundaría lo que hoy conocemos como NBA y los Knickerbockers continuarían su andadura en la liga con grandes jugadores y cosechando victorias hasta finales de la década siguiente. A pesar de ello, el título de campeones se le resistía, ya que perdieron 3 finales de manera consecutiva (1951,1952 y 1953).

1960-1970
La década de los 60 sería la peor de la historia de la franquicia en cuanto a victorias pero supondría el punto de partida para un equipo ganador. Una racha de 7 años consecutivos sin entrar a playoffs que se vería cortada en 1966. Un primer pick de segunda ronda y un puesto número cinco de primera ronda darían a los Knicks en los años venideros grandes alegrías. Willis Reed y Walt Frazier se convertirían en los pilares sobre los que se aposentarían los Knicks de los 70, los Knicks ganadores. Reed ganó el rookie del año en la temporada 1964/1965 para sorpresa de todos.

1970-1980
Con la nueva década llegaría la mejor temporada de la historia, donde se alcanzaron las 60 victorias en temporada regular y el tan ansiado anillo de campeón. La final ganada en 1970 frente a Los Ángeles Lakers de Elgin Baylor, Jerry West y Wilt Chamberlain sigue siendo hoy en día la mayor gesta de la franquicia. Tanto fue así que, en el techo del Madison, hondean los números de los jugadores titulares de aquel mítico séptimo partido: Walt Frazier (nº 10), Willis Reed (nº 19), Dave DeBusschere (nº 22), Bill Bradley (nº 24) y Dick Barnett (nº 12). Willis Reed se convertiría esa temporada en el primer jugador de la historia de la NBA en conseguir el MVP de la liga regular, MVP de las finales y MVP del All-Star.

2 años después se volvería a unas finales, pero en este caso sería para caer derrotados de nuevo. Todo parecía indicar que la tónica de los Knicks era sucumbir en las finales hasta que un año más tarde, en 1973, volverían a alcanzar la gloria, de nuevo, frente a los Lakers. Esta vez no sería en el séptimo partido ya que la serie se cerraría con un 4-1 a favor de los de la gran manzana. El equipo tocó techo y un año más tarde Willis Reed anunciaría su retirada tras 10 años en la liga, para convertirse en 1978 en el entrenador jefe del equipo. El pívot demostró que los banquillos no eran lo suyo y tras un año y medio en el equipo salió por la puerta de atrás. En 1977 se marcharía a los Cleveland Cavaliers y con él se apago la llama de un equipo que pasó a la historia.
1980-1990
La sombra de Reed y Frazier era muy alargada y pesada. Nadie parecía querer recoger el testigo de las dos estrellas hasta que llegó Bernard King y demostró estar preparado para volver a hacer ganadores a los de Nueva York. King fue uno de los anotadores más letales que ha visto la NBA nunca. En este caso, el equipo y su salud no acompañaron durante los 5 años que King estuvo en la gran manzana ya que apenas se disputaron dos playoffs. Su temporada pico fue la 1983/1984, donde se proclamo scoring champ promediando 32.9 puntos por partido. En 1985, el alero se lesionó de gravedad la rodilla y estuvo fuera casi dos temporadas completas, dejando el equipo en manos del número uno del draft Patrick Ewing.
El pívot logró el trofeo al rookie del año pero no lograría hacer competir a su equipo hasta la llegada de Mark Jackson como elección número 18 del draft de 1987. El propio Jackson, Johnny Newman, Gerald Wilkins, Charles Oakley y Pat Ewing lograron colocar de nuevo a los Knicks en el panorama competitivo pero se encontraron con la piedra más grande de historia. Tenía nombre y apellidos y eran Michael Jordan.

1990-2000
Hasta en 6 ocasiones se enfrentarían a los Chicago Bulls de Michael Jordan en playoffs, saldándose con un apabullante balance de 5-1 para los Bulls. La única victoria neoyorkina (con Michael Jordan probando suerte en el béisbol) supuso unas nuevas finales de la NBA 21 años después. Fue la oportunidad de oro para hacer aún más grande la historia de la franquicia, pero los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon se interpusieron en su camino. Los hombres de Pat Riley, por aquel entonces Derek Harper, John Starks, Charles Oakley, Charles Smith y Pat Ewing rozaron la gloria pero quedó demostrado que a ese equipo le faltaba algo para llegar al siguiente nivel.

Si Michael Jordan fue una gran piedra en el camino hacia la grandeza para los Knicks, Reggie Miller fue otra bastante grande. Hasta en 3 ocasiones en esta década fueron eliminados en playoffs por los Indiana Pacers de uno de los mejores tiradores de la historia. Pero esta década aún aguardaba una oportunidad para los Knicks, en este caso sin Starks y Oakley, traspasados a cambio de Latrell Sprewell y Marcus Camby respectivamente.
En una temporada atípica debido al lockout (huelga de jugadores) donde solo se disputaron 50 partidos, los Knicks consiguieron clasificarse para la postemporada como últimos en el este con un balance de 27-25 la temporada 1998/1999. A pesar de ello, llegaron a las grandes finales contra todo pronóstico donde se enfrentaron a los San Antonio Spurs de David Robinson, Tim Duncan y Steve Kerr. De nuevo otra derrota en el último escalón lo que supondría el fin a la era de Pat Ewing con la camiseta de los Knicks. Su número 33 cuelga en el Madison como agradecimiento a su constante lucha por hacer reinar a la franquicia neoyorkina. En 13 de sus 15 temporadas como knickerbocker no bajo de los 20 puntos y 8 rebotes por partido.
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2000-2010
Con la llegada del nuevo milenio llegarían las mayores desgracias y desastres para la franquicia neoyorkina. Nefastas gestiones de la dirección, malas elecciones en el draft, escaso talento de la plantilla y una idea de reconstrucción a base de jugadores “sobrepagados”. Únicamente 2 apariciones en postemporada (cayendo en primera ronda) durante toda la década y un sinfín de sonrojantes resultados que no hacían otra cosa que empañar el trabajo y derroche de los antecesores knickerbockers.
Allan Houston fue la gran figura del inicio de esta época (lo que se saldó con un max contract) llegando a firmar 22.5 puntos en la 2002/2003. Pero no fue algo más que un espejismo para la afición del Madison. Esta época está marcada por una gran lista de nombres que desfilaron por el Garden aprovechándose más de Nueva York, que Nueva York de ellos. Isiah Thomas y Larry Brown en los banquillos, así como Stephon Marbury, Dikembe Mutombo, Antonio McDyess, Steve Francis, Eddy Curry o Tracy McGrady entre otros.

2010-2020
La última de las etapas recientes siguió el patrón marcado por su antecesora. Un entrenador con buenas ideas como Mike D’Antoni quiso renovar y reconstruir al barco caído en el que se habían convertido los New York Knicks. Desde 2008, D’Antoni se dedicó a sacar del equipo a viejas glorias y comenzar a llenarlo de sabia nueva. David Lee, Wilson Chandler y Danilo Gallinari parecían ser la nueva cara de la franquicia hasta que en la agencia libre de 2010 los neoyorkinos se hicieron con la estrella Amare Stoudemire.
Esto desembocó en un deseo desesperado de unirle a estrellas como LeBron James o Dwayne Wade; pero que terminaría con la llegada de Carmelo Anthony a cambio de todo el valor joven de la plantilla en el trade deadline de 2011. Con la confección de los nuevos Knicks, llegaron de nuevo los playoffs a la gran manzana tras 6 años de sequía. En esta ocasión los Heat del recién llegado LeBron James, Wade y Cris Bosh además de los Boston Celtics y de los Indiana Pacers de un jovencísimo Paul George se toparon en el camino knickerbocker.
La temporada 2012/2013 fue la mejor temporada de la historia reciente de los Knicks, firmando 54 victorias en temporada regular y cayendo en semifinales de conferencia. El quinteto formado por Raymond Felton, JR Smith, Carmelo Anthony, Amare Stoudemire y Tyson Chandler se vio superado a la hora de la verdad y desde aquella eliminación, los Knicks no han disputado ningún partido de playoffs y tampoco han conseguido un balance positivo en temporada regular.
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Posterior a este equipo, vendrían los Knicks de Phil Jackson y el triángulo ofensivo que jamás supo transmitir a sus jugadores. Se volvieron a cometer errores del pasado firmando a jugadores como Derrick Rose y Joakim Noah, que tuvieron la oportunidad de jugar en el parqué del Garden pero no pudieron o no supieron aprovecharla. Como único punto positivo en esta década encontramos la elección del draft de 2015, donde los Knicks escogieron con el pick número 4 a uno de los jugadores más especiales de la actualidad NBA, el letón Kristaps Porzingis. Pero como todo en Nueva York va cuesta abajo, Carmelo Anthony dejó el equipo en 2017 cansado de que todos en la franquicia le señalaran la puerta de salida y Porzingis pidió ser traspasado en 2019 tras sufrir una grave lesión en la rodilla y observar en primera persona la dinámica perdedora del equipo. Carmelo Anthony dió todo de sí al más puro estilo Ewing, anotando en cada una de sus temporadas en la gran manzana más de 21 puntos por partido. Se le tildó de individualista y de asumir demasiados tiros, pero lo cierto es que era el indicado para hacer tocar el techo a este proyecto que quiso ser pero nunca pudo lograrlo.
actualidad
De esta tortuosa manera los Knicks se encuentran en la actualidad, basando su filosofía de reconstrucción en el desarrollo de jóvenes reclutados vía draft, con la esperanza de firmar un gran agente libre algún año. La realidad de la franquicia más valiosa de baloncesto del planeta (según la revista Forbes valorada en 4.6 billones de dólares) es que lo único que tiene de grande es el nombre y la historia más remota. Se antoja más que necesario el buen hacer de la dirección y la gerencia, tomando buenas decisiones y construyendo una identidad como equipo. Si Nueva York no tiene que tener algo es prisa, ya que no importan algunos años más de oscuridad si finalmente se logra llegar a la luz más intensa.