Detroit Pistons 88 – 80 Los Ángeles Lakers
Tal día como ayer, hace quince años, los Pistons pusieron punto y final a la era del showtime de los Lakers: quiero decir la anterior a ésta, aunque a mi juicio aquélla es la única y verdadera. Ayer, los Pistons mandaron a grabar los anillos del título, a coser la bandera que colgará del Palace de Auburn Hills, y puede que el martes sea el último partido de Kobe, Shaq, Malone y Payton juntos. Detroit está a un solo partido de ser campeón NBA, aunque las estadísticas nos señalen que se vuelve a jugar en Los Ángeles: nadie ha ganado nunca 3 partidos consecutivos en casa desde que las finales adoptaron el formato 2-3-2. Claro que tampoco remontó nadie un 3-1.
Arbitraje casero, defensa pretoriana
Más que jugar, los Lakers se pasaron todo el partido protestando a los árbitros: 35 faltas contra 20 de Detroit, cuando los Pistons defienden de forma mucho más agresiva. Aquí encontramos una de las claves del encuentro: Detroit lanzó 41 libres (28 anotados), mientras los angelinos tiraron 22, anotando la mitad. Realmente, esto fue lo que mantuvo a los Pistons en el partido en la primera mitad: 17 de 23 libres, mientras los Lakers hicieron 4 de 8. No participó en los aspavientos Shaquille O’Neal (36pt y 20rb), concentrado y apabullando, y además pudo con cualquiera que se le pusiera delante en la pintura.
La decoración cambió en el último cuarto, donde se deshizo la aparente igualdad. Rasheed Wallace (10 de sus 26+13 en el último período) abusó de un lesionado y patético Karl Malone (2 tiros en 21′), y digo este adjetivo por la lástima que da ver a un pedazo de estrella como él, modelo durante años de este redactor, arrastrarse por las canchas de toda una final NBA que ya no va a ganar. Wallace superó no sólo a Malone sino a todos sus sustitutos, mucho más pequeños que el Cartero. Chauncey Billups (8 de sus 23pt en el último cuarto) lideró la habitual defensa asfixiante, y dio una cómoda ventaja de 8pt a los locales, definitiva a la postre. Tayshaun Prince fue la sombra de Kobe Bryant, quien sólo consiguió 20pt en 8/25 tiros (menos de un 33%), además de una técnica en el último período. Rip Hamilton (17pt 6as), con sólo 6pt en los primeros tres cuartos, anotó los 4 primeros del último cuarto, poniendo a los suyos por delante 60-56, y ya nunca estuvieron por detrás.
¿Último? partido: martes 15 de junio
Los Lakers salieron del cuarto encuentro asfixiados, cansados como nunca. La serie se les ha tornado de difícil a casi imposible, no por falta de calidad sino de fuerzas o convencimiento. Necesitan un psicólogo, y quizá, para el curso próximo, un entrenador que les haga jugar. Yendo sólo de estrella se ganan partidos, pero no un campeonato (que pregunten a cierto equipo futbolero y similarmente galáctico que conocemos en España). Puesto que además sólo juegan 4 incluyendo un lesionado (a un juego que habitualmente es de 5 + 5 en el banco), están rotos de cansancio. También es cierto que lo que más pesa en las piernas suelen ser las derrotas, y que sólo queda un partido en Detroit. Si los Lakers consiguen ganarlo, sólo tienen que proponérselo, habría mucho que discutir con un 2-3 y los dos últimos en el Staples Center del Midtown (es un decir). Pero Kobe tendría que rendir por encima del cien por cien, y recibir algo de ayuda de Payton y Fisher. Pero la clave es la defensa, de nuevo: cuando a Detroit se le ajustan los marcajes, se le funden los plomos. Esto es lo más difícil: que quieran defender. Que Payton deje de protestar y juegue a baloncesto, de una vez, si en verdad quiere ganar un anillo.